miércoles, 2 de mayo de 2018

El Caso Pucheta



Un cabo de la policía de Argentina informó que fue capturado por humanoides "con ojos rojos", que le transmitían órdenes en forma telepática mientras desaparecido por 18 horas y siendo buscado por sus compañeros agentes en un campo cerca de la ciudad de General Pico en la provincia La Pampa, Argentina.

Según un informe publicado en el periódico argentino, "La Arena", el extraño episodio comenzó el 2 de marzo de 2006, aproximadamente a las 9:30 pm (21:30 horas.), cuando el cabo de la policía, Sergio Pucheta, llamó por radio a su cuartel general pidiendo respaldo y asistencia, indicando que "había algo raro" y se disponía a investigar en una zona conocida como "cruce de las cañas", a unos 20 kilómetros al sureste de la ciudad de General Pico.

Al llegar a la escena, las unidades policiacas que respondieron encontraron que Pucheta ya no estaba y dejó en el lugar su motocicleta, su casco, la radio utilizada en la comunicación, su arma de servicio y parte de su uniforme. Desde entonces una intensa búsqueda se inició por la policía que terminó cerca de 18 horas más tarde, cuando un agricultor encontró al policía acurrucado por la orilla de la carretera y en un estado significativo de shock. Este lugar estaba a unos 20 kilómetros de donde él había dejado su motocicleta y otros artículos. El agricultor estaba consciente de que buscaban a un oficial uniformado, y notificó inmediatamente a las autoridades.

El comisario inspector, Roberto Ayala, respondió a la zona y fue el primero que le hizo preguntas sin obtener una respuesta. Se acercó a Pucheta desde su derecha, se arrodilló para estar a su altura y se dio cuenta que él no cambió su posición, quedándose en una posición notable fetal y rígida. Probablemente el resultado de un golpe emocional considerable.

Le habló tratando de hacerle reaccionar, pero siguió cubriéndose su cara. Mencionó que a su lado estaba el jefe de la Regional II y quien le hablaba para ayudarlo. Más tarde lo invitó a relajarse con un simple ejercicio de respiración, inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Pucheta poco a poco empezó a distenderse y cuando él pudo revisar sus manos, no encontró anomalías. También trató de revisarle la cabeza, pero no podía ver su rostro porque lo mantuvo cubierto con su antebrazo. Según Pucheta, sus ojos le ardían.

Tenían los ojos rojos:

Cuando estiró sus extremidades inferiores empezó a contar que "me siguieron toda la noche". Cuando se le preguntó, "¿quiénes?" Afirmó que "eran dos… tenían los ojos rojos". Según él, los dos pequeños seres parecían transparente, cuando se le acercaron sus ojos rojos le hacían doler la cabeza y le decían lo que tenía que hacer telepáticamente. Le ordenaron hacer una llamada telefónica y le informaron que esta noche vendrían de nuevo a buscarlo. Dijo que trató de huir de los extraños, pero no pudo explicar cómo llegó a donde fue encontrado.

Interrogado sobre el arma, dijo, "no sé". Cuando se le preguntó de nuevo sobre la radio y el teléfono móvil (celular), insistió, "me siguieron toda la noche".

Sergio Pucheta fue llevado al hospital Centeno, donde se comprobó que además del fuerte golpe emocional, no manifestaba ningún signo de violencia física.

Es obvio que él fue sorprendido por algo extraordinario en la oscuridad de la noche que lo obligó a dejar su arma, la radio y dejar caer el teléfono móvil (celular), etc. Es también obvio que fue abducido por los extraterrestres porque después de intentar de huir de ellos, él no se recuerda cómo llegó al lugar donde fue hallado. Este evento se anima a asegurar que no importa quiénes somos, seguimos siendo seres humanos y los extraterrestres no les importan qué posición tengamos. Bajo la presión de lo desconocido el oficial, según él, intentó de abandonar el sitio porque "lo seguían toda la noche".

El oficial Sergio Pucheta era un hombre de 31 años de edad, en buenas condiciones físicas. Él es casado y su esposa estaba embarazada en ese momento. Según testimonios recogidos en el lugar y de sus compañeros, se trataba de una persona sana normal. Aparentemente no tenía problemas familiares visibles, y sin presiones financieras notables. Él gozaba de una reputación aceptable con todos sus superiores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario