sábado, 1 de abril de 2017

Cruce de caminos



Algunos estadounidenses aseguran que, en los cruces de caminos, se aparece el Demonio, donde instala su mercadillo de destrezas musicales, y a cambio de un alma (tu alma) te enseña a hacer llorar a tu guitarra hasta que sangre fuego.

Fama. Gloria. Virtuosismo. Son las tres cosas que irremediablemente se ligan con la vida de las personas que han decidido vender su alma al diablo. Hoy descubriremos la vida de un hombre, que de la noche a la mañana se convirtió, hasta nuestros días, en “El Abuelo del Rock N’ Roll”.


Robert Johnson nació en 1911, en Hazlehurst, al sur del Mississippi. Entre sus aficiones se encontraba tocar la guitarra, pero era bastante mediocre. De la noche a la mañana, se convirtió en el mejor guitarrista del delta blues, con unas habilidades con sus dedos increíblemente evolucionadas para aquella época, y para aquel hombre.


De la vida de Johnson no sabemos apenas nada, ya que la información que se encuentra es gracias al boca a boca de los que tuvieron contacto con él. Al nacer huérfano de padre, su madre no le habló hasta los 7 años, ya que varios padrastros se encargaron de curtirle. Con 9 años comenzó a tocar la guitarra, mostrando aptitudes. Se casó sobre los años 30, pero se quedó viudo (su mujer falleció al dar a luz, pereciendo también el primogénito) y comenzó a vagar por el Mississippi.


Una madrugada, Robert desapareció de Robinsonville, donde residía. La leyenda cuenta que en un cruce de caminos, concretamente el cruce de la autopista 61 con la 49 de Clarksdale, robert se encontró con el Demonio. A cambio de su alma, el guitarrista obtendría unas nuevas e insuperables habilidades con el instrumento de seis cuerdas.


Este suceso nunca fue desmentido por el propio Johnson, ya que lo que (en realidad) sucedió es que estaba en un pueblo de al lado, aprendiendo a mejorar su técnica con un profesor local, el bluesman Tommy Johnson. Además, canciones como me and the devil blues o hellhound on my trail, suelen ser interpretadas por los fans como la historia de su pacto con el maligno, aunque si las estudiamos a fondo, solo son palabras de un hombre angustiado, que solo tiene como amigo a la mala suerte y la adversidad.


Robert falleció a los 27 años, algunos dicen que de neumonía, otros de sífilis… Aunque la teoría que mas se escucha es la del envenenamiento: un marido celoso puso veneno en el whisky del cantautor, por despecho. Motivos a parte, lo que si que se conserva es que no se hizo autopsia de su cadáver.


Si nos interesa visitar la tumba de este misterioso bluesman, no lo tendremos fácil. Existen tres tumbas con su nombre, pero ninguna corresponde. Sus amigos mas íntimos no dudan en alegar que fue enterrado bajo un árbol, sin ninguna señal de ello, al lado de un cruce de caminos. Como dijo en su canción me and the devil blues:


“Enterrad mi cuerpo junto a la carretera, para que mi viejo y malvado espíritu pueda subirse a un autobús de la Greyhound y viajar”.



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