domingo, 21 de febrero de 2016

El Misterio de hanging rock


Las mujeres habían alquilado un coche y se dirigían a aquel paraje de origen volcánico al que era habitual que fuera la gente de la época de excursión. El paraje está emplazado en un llano y además existe una formación rocosa de unos 150 metros que es la que da el nombre al lugar y que está en equilibrio (Hanging Rock = Roca que se balancea). Cerca de esta roca se disponía de un buen sitio para comer y estar relajadas, con mesas de piedra y unos discretos servicios de WC.



El grupo que iba de excursión estaba compuesto de 19 muchachas adolescentes, y dos maestras: la mayor era Greta McCraw, profesora de matemáticas, y la más joven Diane de Poitiers, maestra de danza y francés. El señor que conducía el coche alquilado era Ben Hussey.

Aquel sábado 14 de febrero amaneció soleado, y el grupo excursionista salió temprano para llegar al mediodía hasta la zona elegida, a unos siete kilómetros. Comieron y luego las muchachas se dedicaron a comer y charlar apaciblemente a la sombra de los árboles. Un poco más allá había otro grupito de personas que habían decidido aprovechar el cálido sábado para ir a aquella zona y pasar un día agradable. A este grupo pertenecían el coronel Fitzhubert, mistresss Fitzuber, el sobrino de ambos, Michael Fitzubert, que estaba de visita, y el criado Albert Crundall.


Sobre las tres, Irma Leopold, Marion Quade y otra chica de la que no se recuerda su apellido, aunque sí su nombre, Miranda, responsables chicas del colegio, pidieron permiso para explorar la roca. Los mayores las dejaron marchar, y al mirar la hora se dieron cuenta de que algunos relojes se habían parado al mediodía. También se unió a la petición de explorar la jovencita Edith Norton, de 14 años, tres menos que las otras tres chicas. Naturalmente, no faltaron los avisos de los mayores para que tuvieran mucho cuidado a la hora de subirse a la roca, para que evitaran los precipicios y para que tuvieran cuidado con posibles reptiles o bichos que les pudieran hacer daño.

Las chicas se alejaron y cruzaron el riachuelo, levantando algún piropo de Michael Fitzubert y Albert Crundall. Michael incluso se levantó para seguirlas, pero ellas desaparecieron tras unos árboles y cambió de opinión.


Aproximadamente a las cuatro y media, todos estaban dormidos. Hussey se despertó y ya quería reunir a todos para la vuelta. Tanto él como la profesora Diane de Poitiers echaron también en falta a la maestra más mayor, Miss Craw. Aunque nadie había visto cómo se iba, todos pensaron que había seguido el camino de las chicas que habían ido a explorar la roca. El otro grupo de excursionistas ya se había ido.

Cada vez más nerviosos, todos empezaron a buscar a las mujeres, dando voces y llamándolas por sus nombres. Encontraron unos helechos partidos y unos arbustos con la huella de que alguien había pasado por allí, pero los rastros desaparecían repentinamente.


Sobre las cinco y media, repentinamente Edith Norton, la chica de 14 años, salió tambaleándose de los matorrales que estaban en el lado suroeste de la roca. No podía articular palabra y sólo se limitaba a gritar de una manera histérica. Sin embargo no se sabía nada de las otras mujeres desaparecidas. Como ya empezaba a caer la noche, los mayores decidieron juntar al grupo de chicas y volver todos al colegio, no sin antes pasarse por la comisaría de Woodend, donde se dio cuenta de la sorprendente desaparición al agente Bumpher.


Al día siguiente, pensando que las mujeres se habían desorientado y perdido en el bosque, una partida de voluntarios fue alistada por la policía. Entre ellos se encontraban Albert Crundall y Mike Fitzhubert. La tarea se presentaba bastante complicada, porque la zona está repleta de cuevas y simas profundas cubiertas de hierbajos. Terminó el día sin haber encontrado a nadie.


El doctor McKenzie, que era el médico de Woodend, examinó a Edith Horton. Estaba algo conmocionada y presentaba magulladuras y arañazos producidos por las ramas de los matorrales, pero su estado era leve. Presentaba también amnesia con respecto a los hechos que acontecieron en la roca, ya que no recordaba nada. Pero pasados unos días la interrogó el agente Bumpher. La muchacha confesó que cuando ella volvía, se cruzó con la maestra Miss McCraw, aunque no pasó cerca de ella, sino a distancia. A pesar de los gritos de la chica, la profesora no le prestó ninguna atención. Y además hubo algo que le llamó poderosamente la atención y la sonrojó: la siempre pudorosa mujer en esta ocasión no llevaba falda, vistiendo sólo sus bragas.


Mientras la policía interrogaba a todos los testigos, la búsqueda continuaba infructuosamente. Aunque las sospechas recaían en Michael Fitzhubert -que admitió haber seguido a las muchachas-, no hubo ningún otro indicio que demostrara que él fuera el causante de tan extraña desaparición. La policia por tanto desechó esta hipótesis y sus investigaciones no continuaron por ese camino.


Transcurridos unos días desde la excursión, la policía recurrió a un perro experto en búsquedas y a un rastreador de la zona. El animal olió la ropa de la señorita McCraw y pareció seguir una pista. A medio camino del pico de la montaña, había una especie de claro donde el perro se detuvo gruñendo durante unos diez minutos y con los pelos de punta, pero al no encontrar ni rastro de la mujer, la policía decidió abandonar la investigación, pues dedujo que nadie podría vivir tanto tiempo en esas condiciones y seguir ileso.


Albert y Mike decidieron seguir las investigaciones por su cuenta, y en una de las ocasiones, Mike se internó en las rocas. Albert lo encontró en un lastimoso estado, con un tobillo bastante lastimado y sufriendo una fuerte insolación. Mientras era examinado por el médico, ya en casa, Albert halló en un bolsillo de las ropas de Mike una nota con un texto incoherente y escrito con una letra casi ilegible, pero que mostraba que Mike había encontrado algo en las rocas. El domingo por la mañana se decidió llevar a cabo más investigaciones y, con una enorme sorpresa, se halló a Irma Leopold. Ésta se encontraba inconsciente, pero lo extraordinario del caso es que, aun presentando algunos golpes y cortes, sus pies, que no tenían calzado alguno, no presentaban ni golpes, ni cortes, ni marcas. Le faltaba parte de la ropa interior, en concreto el corsé, pero una vez examinada por los médicos, se dictaminó que no había sufrido abusos sexuales. Irma no recordaba absolutamente nada de lo que podía haber pasado.


Como resumen de esta extraña historia, Miss McCraw, Miranda y Marion no volvieron a ser vistas, y Miss Appleyard se tiró desde lo alto de Hanging Rock. Las alumnas del colegio fueron cambiadas de centro. Un suceso sobrecogedor que cambió la vida de muchas personas en un lugar donde habitualmente nunca pasaba nada que se saliera de la rutina.


Llegado el momento de intentar explicar qué pasó en Hanging Rock, se pueden ofrecer dos explicaciones que no tengan que ver con sucesos paranormales. Por ejemplo, se especula con que las chicas se extraviaron en su excursión y se perdieron entre las rocas, quedando sus cuerpos ocultos por el follaje y la maleza o dentro de alguna caverna, siendo devorados sus cuerpos por los animales e insectos. La amnesia de las chicas se podría explicar por los nervios e histeria y por una caída en el caso de Edith, y por la angustia de haber sobrevivido sola en los riscos en el de Irma. ¿Por qué dos de las mujeres no llevaban la falda o el corsé puesto, lo cual en un principio dio pie a que se pensara que habían sufrido abusos sexuales? Probablemente para tener mayor libertad de movimiento. No olvidemos que estamos hablando de principios de siglo, cuando la ropa femenina era bastante incómoda, con corsés que apretaban y faldas largas que podían enredarse entre las piernas.


La otra explicación que se ha buscado es que las chicas fueron víctimas de Mike Fitzhubert y Albert Crundall. Se ha especulado con que ambos asesinaron a Miss McCraw y raptaron a las chicas, manteniéndolas ocultas para mantener con ellas encuentros sexuales. En este caso, se piensa que Miranda y Marion fueron asesinadas por estos dos hombres, o bien fallecieron a consecuencia de las lesiones sufridas. Algunos investigadores van más allá y piensan que Fizhubert era una especie de pervertido sexual que fue enviado a las colonias por su familia para no tener contacto con él, pero otros analistas piensan que no fue así ya que Irma fue reconocida por el médico cuando fue hallada, y continuaba siendo virgen.


Teorías que ya abordan el tema de lo paranormal nos hablan de que las muchachas pudieron ser abducidas por los tripulantes de algún tipo de nave espacial -y esto explicaría tanto la extraña nube de color rosa que vio Edith, como el hecho de que los relojes se pararan de repente-, o por ejemplo que las chicas podrían haber realizado un viaje en el tiempo, yéndose a una época futura o quizá al pasado. La nube rosa sería en este caso el cuerpo de Miss McCraw viajando a través del tiempo a una enorme velocidad. Otros analistas y expertos en temas paranormales sugieren que las propiedades de la gran roca absorbieron a las mujeres, o que éstas se introdujeron en un universo paralelo, una teoría que aparece en la película Picnic at Hanging Rock.


En efecto, como esta historia fue tan extraordinaria y se ha convertido en un hecho muy conocido, fue el centro de muchos artículos, dos o tres libros y una película del año 1975, Picnic at Hanging Rock, dirigida por el cineasta australiano Peter Weir, y protagonizada por Rachel Roberts, Vivean Gray, Helen Morse y Kirsty Child entre otros actores.


Curiosamente, los periódicos locales o de Melbourne no hablaron de estas desapariciones ni cuando supuestamente se produjeron, ni tiempo después. Además, el día de San Valentín de 1900 cayó en miéroles y no en Sábado, tal y como apunta el saber popular y todos aquellos que han creído fehacientemente en el origen paranormal de esta historia. Todo esto no hace más que acrecentar la fama de misteriosa de esta historia sucedida a primeros del siglo XX en Australia.


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