miércoles, 23 de septiembre de 2015

Apariciones de la Virgen en la Cueva de Terque



Las apariciones marianas han sido calificadas por muchos como señales de la Santa Madre para avisarnos de acontecimientos o hechos que están por suceder y que podrían desencadenar terribles daños en la humanidad.

Fiel a su sentido maternal, la Virgen se presenta para cuidar de todos sus hijos y para ennoblecer sus espíritus, a fin de que no se continúe con el daño que el mismo ser humano emprende contra sí.

Muchas apariciones han sido definidas como ciertas por la Iglesia Católica, las que muchos investigadores han tratado de desvirtuar aduciendo algún tipo de manifestación colectiva o alteraciones climáticas en otros casos.


Una de las más reconocidas hasta nuestros tiempos es la que ocurrió en la localidad de Terque, a unos 27 kilómetros de Almería, en España, en donde la Virgen se presentó ante un grupo de niños en un Domingo de Resurrección, allá por el año 1955.

Según las narraciones de la época y las presentadas en los diarios de la región, la aparición mariana se llevó a cabo dentro de una cueva, lo que a partir de la fecha concitó el fervor religioso de muchos pobladores de la zona y de otras regiones aledañas, las mismas que organizaban grandes caravanas para acudir al santo lugar.

A partir de ese entonces, el santo lugar ha sido considerado como la Cueva de la Virgen, sitio en donde se congregan muchos fieles para proclamar el santo poder de la Madre María a quien solicitan sus más profundos deseos.


En la web del Museo de Terque se tienen datos y fotografías de la manera cómo se vivió en aquellos días la santa aparición, así como los testimonios de aquellos que aseguran haber recibido los dones milagrosos de la Virgen.

Este tipo de situaciones nunca ha podido ser considerado como un milagro o como un envío divino, pues se carece de mayores asideros para ello, sin embargo, para la fe de todos los creyentes, la presencia de la Virgen María en Terque es un hecho que ha marcado sus vidas para siempre y los ha llenado de una dicha indescriptible.


Muchas apariciones de la Virgen habían quedado en un silencio discreto, al alcance sólo de personas de los lugares visitados. Hay que tener en cuenta que después de una primera etapa en la que acuden cientos o miles de personas, se producen persecuciones si no físicas sí psicológicas y muchos de los beneficiados optan por el silencio. Uno de estos lugares es Terque donde la Virgen se apareció en 1955 a un grupo de niñas, desde una cueva en un lugar árido. Hoy el lugar recibe un culto privado aunque está abierto a quien quiera visitarla y todos los que lo visitan hablan de la paz que sienten, así como ha habido muchas curaciones.

Pocos lugares de apariciones se han visto beneficiados por la ayuda eclesiástica; a diferencia de otras apariciones cercanas en el tiempo como La Codosera, en Badajoz, en Terque no hubo tal beneficio; el párroco del lugar veía que la gente iba a rezar a la cueva y no a la iglesia y les reprochaba que Dios estaba en la iglesia y no en la cueva.


Aprovechando un caso escandaloso en el que una de las niñas ya adolescente quedó embarazada por un adulto y se produjo un aborto, la autoridad eclesiástica y civil se coordinaron para derribar la zona de la cueva con una excavadora, que se averió al iniciar esa tarea y el fenómeno se repitió por otras dos veces hasta que desistieron, optando por levantar una barrera para los fieles. El episodio resulta vergonzoso, no tanto para la autoridad civil sino sobre todo para la eclesiástica, que repitió aquí un esquema demasiado habitual e impropio de una tierra que es la tierra de María, e impropio además por cuanto la Virgen manifiesta siempre su respeto y deseo de que se acuda a los sacerdotes. Se confunden, creen que se compite con ellos, cuando la Virgen, al igual que en el pasado, no hace sino extender el culto a lo largo de nuestra geografía ¿cómo si no hubierámos llegado a ser tierra de María? Se refiere que le fue dado un mensaje al obispo de la diócesis, recibido en latín por uno de los videntes, idioma que éste naturalmente desconocía por ser persona sencilla, y nada menos que ese mensaje debía ser difundido por el obispo en pleno Vaticano II, a cuyas sesiones éste debía acudir. Naturalmente hacía falta mucha humildad y discernimiento para hacer caso de esta petición, que hubiera producido una "mancha" irreparable en la reputación del obispo, nada menos que ante sus pares de la iglesia universal, todo un "inri". El mensaje no se difundió, igual que ocurrió con el mucho más discutido tercer secreto de Fátima. Pero el caso es que estando ya en el concilio, el obispo de Almería enfermó y quiso volver a su diócesis, a la que nunca llegó porque murió de camino, y su secretario murió asimismo poco después.


Quedó copia del mensaje que no se ha dado a conocer aún. Prácticamente con toda seguridad se puede afirmar que ha habido serios intentos por parte de Santa María de avisar en torno a aquel concilio, incluso con apariciones cuyo duración fue casi coincidente con la del concilio, como fue Garabandal,en la diocesis de Santander, donde sucesivos obipos murieron prematuramente; y que sus palabras cayeron en saco roto. El tercer mensaje de Fátima se tenía que haber hecho público en 1960, muy poco antes del inicio del Concilio y quedó en silencio, con el argumento de que la nueva primavera de la iglesia positiva no tenía que ser estropeada por malos y oscuros augurios y una vez que se ha difundido se dice que aquellos anuncios pertenecen a hechos del pasado.


Obispos y sacerdotes se enfrentan por tanto a una grave responsabilidad que han de pagar si no la cumplen. Hoy sin embargo, y a pesar de tantas experiencias, la actitud sigue siendo muy cerrada, aunque quizá más circunspecta; no se han reparado las persecuciones del pasado y la iglesia y sus entornos comunicativos siguen mirando hacia otro lado en relación con los hechos aparicionistas, queriendo que queden en la conciencia privada, con el mismísimo argumento que le lanzan a la propia iglesia los laicistas: nada de publicidad, religión sólo para el interior. Por tanto persecuciones de exclusión como las que se sufren probablemente no sean sino un reflejo de la propia exclusión producida al interior del recinto eclesial, si bien no pueden ponerle más límites y durante el tiempo que la providencia disponga, la cual es capaz de sacar bien impensado hasta de los hechos de exclusión de las epifanías y mariofanías en el tiempo histórico postrevelación.


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