martes, 23 de octubre de 2018

Hospital Virgen del toro



Así empieza el episodio paranormal del que fueron testigos 6 guardías civiles y 2 policías nacionales en el viejo Hospital Virgen del Toro de Mahón en Menorca.

1 de noviembre de 2007 festividad de Todos los Santos, a las dos y media de la madrugada, el guardia de seguridad del antiguo hospital Virgen del Toro de Mahón en Menorca, de la empresa Trablisa, llama a la Guardia Civil para advertirle de la existencia de ruidos y movimientos extraños en el edificio, cerrado desde siete meses antes.

Todo lo sucedido aquella noche, queda registrado en el informe que se redacta sobre los sucesos acontecidos:

Dirección General de la Policía y Guardia Civil. Puesto de Mahón. Fecha 1 de noviembre de 2007. Diligencia de exposición de hechos:

En Mahón, Menorca, siendo las 6 y cuarto de la mañana, se hace constar mediante la presente diligencia los hechos siguientes;

Que a las dos y media de la madrugada se recibe un aviso del vigilante de la empresa de seguridad Trablisa, el cual presta servicio en el antiguo hospital Virgen del Toro, informando sobre ruidos y extraños movimientos en el interior del edificio. Personada en el lugar la patrulla en servicio y con apoyo de otra patrulla de la unidad fiscal, se procede a una exhaustiva inspección del lugar no encontrando a nadie en el interior del edificio pero escuchando por los componentes ruidos, susurros y risas provenientes de la última planta del hospital. 

Desde la calle se puede observar como las luces de dicha planta se encienden y apagan de forma intermitente y se observan sombras que aparecen y desaparecen como si de personas se tratase. Solicitamos apoyo de una patrulla del cuerpo nacional de policía y se realiza una nueva inspección planta por planta, siendo de nuevo el resultado negativo, pero al llegar a la última planta la cual ya había sido inspeccionada se observa que los objetos y enseres que había han sufrido modificaciones de lugar, por lo descrito se decide solicitar el apoyo del servicio cinológico para el rastreo de personas, el perro realiza inspección y rastreo de las cuatro primeras plantas pero al llegar a la quinta se niega a salir del ascensor y se pone nervioso con fuertes movimientos de una forma que su guía desconoce. 

En ese instante al fondo del pasillo junto al ascensor se encienden unas luces y se observa una sombra de persona de forma extraña que se asoma por la esquina derecha. Se le avisa de la presencia de las fuerzas y cuerpos de seguridad y de que se procedería a disparar intimidatóriamente de no obtener respuesta, desapareciendo la sombra en ese instante. Al ir a comprobar dónde se podía haber ocultado y llegar a la altura donde estaba situada se observa que no hay nadie y que el pasillo no tiene salida. Después de varias horas de inspección del lugar y después de los hechos constatados, sólo cabe resaltar que ha sido un episodio paranormal del cual no se puede sacar una explicación razonable de lo sucedido, presenciado por ocho testigos. Por lo expuesto y dando un curso reservado y clasificado a este escrito, se firma a los efectos oportunos en el lugar y fecha señalados.

Daniel es el guardia civil que valientemente y habiendo sido uno de los ocho agentes que se personaron en el hospital Virgen del Toro, ha contado todo los hechos que aquella noche de noviembre del 2007 sucedieron. La descripción de la figura que vio la hizo así:”Una figura de mujer de cabello largo, bastante alta y delgada, vestida con un camisón blanco. La sombra de mujer a la que sólo la veía medio cuerpo no estaba sorprendida, nos estaba observando mirando haber qué hacíamos nosotros”.

A raíz de su testimonio, otras personas que han trabajado en el citado hospital han roto su mutismo y han contado su experiencia dentro del mismo.

Una de las vigilantes del hospital, ante los ruidos y sombras que observaba y oía durante su guardia, acabó terminando ésta dentro de su propio coche ante el miedo que sintió.

Otro de los vigilantes de Trablisa comenta que durante 8 meses vivió los fenómenos y quedó tan marcado por la experiencia que a partir de entonces no ha vuelto a trabajar en ningún edificio abandonado. Según su testimonio: “Apagaba la luz de una planta a las 2 de la madrugada y 1 hora después se volvía a encender(…)El ascensor bajaba solo desde la 5ª planta sin que yo pudiera adivinar el motivo, las puertas de los quirófanos que carecen de ventanas se abrían de par en par y hasta sonaban los timbres de las habitaciones en algunas camas”.

Juan Tur, otro de los testigos que trabajó como encargado de celadores durante muchos años, dice que en los años 70 cuando se abre el hospital y son muy pocos los empleados que están trabajando allí, ya se habla de este tipo de fenómenos y eso que todavía no había fallecido nadie allí. Cuando el hospital ya está en pleno apogeo de personal y pacientes, los ruidos, susurros, ascensores que suben y bajan solos, forman parte ya de la vida cotidiana de todo el personal, a los que se habitúan sin darles mayor importancia.

Según Juan Tur: “Cuando tenías un deceso y tenías que bajar un cadáver a la parte del mortuorio donde los poníamos hasta que pasaban a la cámara sobre las 4 de la madrugada, oías rumores, voces lánguidas, etc., pero que no hacías caso por lo acostumbrado que estabas a ellos(…)Una noche un compañero me dijo Juan no juegues porque me has pegado un susto de miedo cuando he bajado el fallecido, y yo le dije pero qué susto si yo estaba en partos en la sala del 5º piso”.

Según el testimonio de Juan Tur: “En el mortuorio se oían golpes y he ido cuatro y cinco veces para ver si encontraba a alguien y allí no había nadie(..)A un compañero le ha pasado tumbarse por la noche en una camilla de las que había abajo que estaba sin usar para descansar el personal y tumbarse alguien al lado suyo, y él le decía bueno venga te hago sitio y ya está”. “Era frecuente estar esperando el ascensor para bajar cualquier cosa y de repente irse sin que nadie le haya llamado”.

Una vez cerrado el hospital el pasillo de la primera planta se llegó a tapiar para evitar actos vandálicos y ocupas pues aún así se seguían oyendo los pasos, ruidos y risas en esa parte concreta del pasillo.

Con el tiempo y debido a estos sucesos, se decidió prescindir de los vigilantes e instalar un sistema de cámaras de seguridad. Pedro S. es vigilante de una empresa de cámaras de seguridad que durante años estuvo trabajando para el hospital Virgen del Toro. Pedro tuvo una experiencia que recuerda aún hoy y que cuenta así: “La central de alarmas me llama y me dice que en el antiguo hospital han visto por la cámara una figura negra, salgo por la puerta de urgencias y me voy a mitad del pasillo pero allí no había nadie, por radio me comunican que la figura está ahí delante mía que la están viendo por la cámara, pero yo seguía sin ver a nadie. Minutos después me quedo helado allí mismo al ver una sombra por delante de mi que pasa muy rápido”.

Los propios vecinos que viven frente al hospital empiezan a decir que ellos son también testigos de esas luces que se encienden y apagan solas e incluso de las sombras que pasan por las ventanas.

Cinco años después, nadie sabe aún explicar qué extraño suceso se produjo esa noche en un hospital que hacia apenas unos meses había cerrado sus puertas y que, a diferencia de lo que sucede hoy, no mostraba por aquel entonces síntomas evidentes de abandono.

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