lunes, 26 de septiembre de 2016

Los ataúdes que se movían solos



Este extraño misterio sucedió hace muchos años en la isla de Barbados frente a las costas de Venezuela, quien pudiera pensar que el mover unos antiguos ataúdes de un lugar a otro generaran tanta expectativa entre los pobladores, sin embargo esto es debido a que al parecer los muertos en ese lugar definitivamente no descansan en paz, por los hechos que mencionaremos.

Todo empezó con la construcción de un mausoleo familia por parte de la familia Walron, unos adinerados que tenían plantaciones de caña de azúcar que decidieron realizar la construcción de esta cripta en el cementerio de Christ Church; cuando la construcción estuvo terminada todo fue sellado por una muy trabajada puerta maciza de mármol.


La cripta fue vendida un año después sin estrenar a la familia Elliot, sin embargo cuando el coronel Thomas Elliot murió la familia decidió que le darían sepultura en el mar, y así pasaron los años sin que aun ningún cuerpo fuera enterrado ahí.


Hasta el año de 1807 cuando la muerte de un pariente de los Elliot los sorprendió; la señora Thomasina Goddard fue la primera en ser traslada a lo que aparente seria su lugar de descanso eterno en un sencillo ataúd de madera. Fue acomodada en uno de los anaqueles superiores de la cripta y sellada en los funerales.


Pero meses más tarde la cripta fue vendida a la que serían los dueños finales, la familia Chase(los restos de Thomasina Goddard no se removieron) quienes gozaban fama de ser muchas cosas excepto tranquilos, pues al parecer estaban metidos en variadas actividades delictivas. Tal vez por ese estilo de vida de vivir siempre al filo es que no paso mucho tiempo (22 de febrero de 1808) en que un miembro de la familia falleció, la hija del coronel Thomas Chase, Mary Ann de solo dos años; según los rumores sin confirmar fue a manos de su mismo padre en un momento de cólera. Finalmente la pequeña fue inhumada en un pesado ataúd de plomo.


Unos años después en 1812, la cripta fue nuevamente abierta para guardar los restos de la hermana de Mary Ann, de quien decían que era excéntrica de nombre Dorcas Chase, se dijo que esta se encerró en su cuarto y ahí murió de hambre. Varios esclavos fueron los encargados de llevar los restos de la joven a su última morada en un pesado ataúd de plomo, sin embargo en el interior de la cripta se escuchó un grito de los mismos cargadores que al ingresar vieron algo impensable.


Mientras los restos de la señora Goddard seguía en su sitio, el ataúd de la pequeña Mary Ann se encontraba fuera de su anaquel donde debía haber estado estos cuatro años, al otro lado de la habitación, de pie pero cabeza abajo, en las investigaciones no se encontró que la cripta haya sido abierta ni forzada.


El coronel Chase no se amilano y ordeno que todos fueran colocados como debían, no fue fácil para muchos de los trabajadores volver a colocar los pesados ataúdes en su sitio. Tampoco paso mucho tiempo para que la cripta vuelva a estar abierto, pues un mes después, el coronel Chase se quitó la vida y fue inhumado en un ataúd más pesado aun, que incluso tuvo que ser transportado por ocho hombres. Al abrir la puerta de mármol todos estaban recelosos por lo que pudiera haber pasado en su interior, pero en esta ocasión no hubo nada que los alarmara y el cadáver del coronel fue acomodado en su lugar y sellado de nuevo la cripta.


Pasaron unos años más y en 1816 falleció otro de los hijos del Coronel Chase, fue Samuel Brewster Ames Chase quien fue llevado en también en un pesado ataúd. A estas alturas toda la historia de este panteón era conocida por los pobladores y estos se reunieron para ver si ocurría algún fenómeno sobrenatural y no fueron decepcionados.

Al abrir la cripta vieron que los ataúdes del coronel Chase y su hija habían sido retirados del anaquel y apoyados en la pared boca abajo.


El 17 de noviembre se creó una gran expectación en Oistin, cuando otro difunto fue trasladado desde el cementerio de St Philips al panteón familiar de los Chase. Una gran multitud se congregó en el lugar. Cuando la bóveda fue abierta, todos los féretros habían sido cambiados de lugar. El de la señora Goddard, se hallaba deteriorado y roto por el desgaste y desplazado a la pared opuesta, y todos los demás sarcófagos, desperdigados en desorden por el suelo.


Inútilmente se trató de descubrir algún indicio que explicara lo sucedido. Las paredes, el suelo y el techo, seguían estando en buen estado y no existía recodo alguno por el que pudieran pasar los posibles bromistas.


El 17 de julio de 1819, Thomasina Clarke, murió, y su cuerpo fue trasladado al panteón. Ese día, el gobernador de la isla de Barbados, Lord Combermere se encontraba entre los asistentes y decidió poner cartas en el asunto. Ordeno investigar a fondo si la cripta había sido violentada de alguna forma o en todo caso si había algún pasaje escondido donde se pudiera acceder a ella. Al quedar descartada estas dos teorías, después de acomodar los ataúdes en sus anaqueles ordeno poner arena fina en el piso de tal manera que se compruebe si fueran a haber futuros pasos que queden marcados, también dejo objetos de valor dentro inventariando todo cuanto dejaran, coloco una nueva cerradura y además sello la puerta con una nueva capa de yeso y piedras. Al terminar lacro la tumba con su sello personal.


Sin embargo un año después hubieron reportes de extraños sonidos que provenían del interior de la cripta, por este motivo Lord Combermere decidió investigar el miso junto con las autoridades competentes el panteón. Se comprobó que los sellos no habían sido forzados, al abrir la arena en el piso estaba intacta sin marca de pisadas y los objetos de valor seguían en su sitio pero a excepción del ataúd de la señora Goddard los demás féretros habían sido movidos y profanados, algunos como el de Mary Ann fueron arrojados al fondo con tanta fuerza que la pared sufrió daños.


El ataúd de Dorcas estaba roto con un hueso que asomaba fuera, los demás féretros estaban de pie apoyados en la pared y boca abajo. Sin ningun indicio de que fue lo que estaba sucediendo, incluso se consultó con investigadores esotéricos e investigadores especiales pero nadie pudo sacar ninguna conclusión, ni por inundamiento, ni por sismo y no había huellas de haber forzado la seguridad externa.


Así paso el tiempo y después de 150 años el lugar seguía siendo el centro de especulaciones y era un lugar de visita para los curiosos y turistas ávidos de historias o misterios, por este motivo se decidió vaciar la cripta y reubicar a los féretros a nuevos lugares de reposo y desde entonces el panteón Chase se encuentra vacío, con la maleza, humedad y mugre creciendo por todos lados dándole un aspecto más desconcertante que se funde en su misterio.


Aun ahora se siguen hablando en Barbados de los ataúdes deslizantes y aun hasta ahora no existe explicación contundente que eche por tierra la loca teoría de espíritus y fantasmas, pues juzga usted, ¿que pudo haber pasado?



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