viernes, 12 de agosto de 2016

Leyenda de la mula sin cabeza



La leyenda de la mula sin cabeza proviene originalmente del Brasil, y se duda si ha sido traída por los conquistadores portugueses o es creación autóctona. Indudablemente, tiene relación con las leyendas de la mula ánima y de la segua, dado que el origen de esta terrorífica metamorfosis es un pecado grave, como el asesinato, el incesto o el adulterio. 


La víctima es siempre una mujer, la cual ha perdido el don de distinguir el bien del mal y se ha embarcado en un camino de malvada pesadumbre. Al morir, su cuerpo, luego de llevar unos días en la tumba, se convierte de a poco en el de una mula a la que le falta la cabeza. No obstante eso, pueden oírse a lo lejos sus altos rebuznos y el sonido de sus cascos corriendo en enloquecida carrera. Hay dos orígenes posibles para esta leyenda.


El primero de ellos es, como ya escribiéramos, la comisión de un pecado mortal. El alma de la mujer así manchada por las malas acciones (que incluyen el realizar actos ligados a la magia negra) no puede descansar en paz, es rechazado su ascenso a las regiones celestiales y debe purgar su maldad con una apariencia espantosa, que hace huir a todo el mundo, lo que la sume en la más cruenta soledad, desprecio y horror de todos los que la ven, además del hecho de que su reputación, una vez descubierta la metamorfosis del cadáver, se ve destruida para siempre.


En el Brasil, muchas mujeres, se dice, son enterradas como señoras decentes, para que días o semanas después su tumba se halle vacía y el resonar de los cascos advierta a los pobladores de la región que la dama en cuestión tenía graves actos que ocultar. Usualmente, la tumba es quemada y no se desea que queden rastros de su antigua ocupante. 


El propósito del castigo es la destrucción de la hipocresía: una mula sin cabeza, que rebuzna desesperadamente y corre por los campos durante las noches (según la leyenda, debe transitar siete pueblos cada noche de viernes a sábado, típica noche de aquelarre, para acabar en el que fuera su lugar de origen) no puede dejar de ser advertida por nadie. Fin de la buena imagen que alguna sutil mujer se esforzara por aparentar.


El otro origen posible de la leyenda de la mula sin cabeza es su amalgama con la leyenda de la mula herrada, una mujer que ha sido castigada por motivos parecidos, pero en especial por carecer de amor conyugal, maternal o filial, y que tras su muerte se metamorfosea en un ser horroroso, mitad mula, mitad mujer, con los cascos herrados con un metal refulgente y sonoro, para propagar su vergüenza. Esta leyenda está especialmente difundida en Colombia y México. 


Un historia colombiana cuenta que un famoso caso de la mula herrada cuenta que una joven mujer, hija de una familia muy humilde, gracias a su belleza, logró seducir al hijo de una dinastía aristocrática, pero que una vez desposada, perdió a propósito todo contacto con sus familiares para no arrostrar la ignominia de tener que confesar su poco rancia cuna. La madre de la mujer insistentemente le pedía ayuda económica, a lo que la joven se negaba terminantemente. Finalmente, la anciana madre se acercó al palacete donde su hija vivía, pero fue expulsada y murió de frío tras no hallar cobija durante la noche luego de un largo viaje. Como es de suponer, a la muerte de la joven, que no tardó en suceder, roída por una extraña enfermedad, las noches del pueblo se vistieron con el horrísono canto de la mula sin cabeza.



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