domingo, 14 de febrero de 2016

El misterio de las luces errantes



Todos aquellos santuarios, enclaves geográficos y blasones cuyas tradiciones, raíces toponímicas o escudos heráldicos alberguen luces y estrellas solitarias -o en pequeñas formaciones- conmemoran, por lo general, antiguos episodios ufológicos". De este modo fue acuñado el término "luces populares" que tanta aceptación ha tenido y que servía para designar estas extrañas manifestaciones luminosas muy vinculadas con el acervo cultural, folklórico y religioso, siendo el pueblo el principal afectado por su presencia.


En realidad, se trata de una denominación que intenta englobar luces, luminarias o luceros volantes que parecen tener un comportamiento inteligente y en los que no se aprecian materia sólida. De hecho, descartando las luminosidades que tienen un origen natural y centrándonos en las inexplicables, se podrían hacer dos claras divisiones dentro de la categoría genérica de estas luces populares: las sagradas y las élficas. Las luces sagradas.


Descubrimos que muchas festividades de claro matiz religioso recordaban antiguas apariciones luminosas en el cielo, las cuales determinaron un profundo cambio en la mentalidad y en las creencias del pueblo. Existen diversas tradiciones que asocian la aparición de estas luces misteriosas con la presencia de una imagen sagrada o un cuerpo santo. Gracias a ellas fue posible descubrir la Moreneta en Montserrat en el año 880, la imagen de la Virgen del Puig en Valencia, en los tiempos que el rey Jaime I cercaba la ciudad o bien el sepulcro de algún santo de importancia capital para la sacralización del entorno, como es el caso de Santiago, en Compostela, o el lugar de enterramiento de Santa Mariña das Augas Santas, en Allariz (Orense). Una variante de estas luces sagradas es la reiteración en cuanto a su manifestación en lugares de culto, como remarcando la acción benéfica que tiene su presencia. Esto es algo que se sabe bien en la localidad de Caravaca de la Cruz (Murcia) donde en numerosas ocasiones aparecieron pequeñas y enigmáticas luces sobre el deambulatorio que está detrás del altar mayor de la iglesia (y que sirve para bendecir los campos). Pues bien, cada vez que surgía una de estas luces las cosechas de ese año eran mucho más fructíferas.


Tan asociadas están al fenómeno religioso, que muchas advocaciones marianas que se denominan "Virgen de la Luz" esconden en su origen una aparición de luces sagradas que la interpretación del pueblo se encargó de atribuirlas a una determinada Virgen. Luces élficas y almas erráticas Si bien es cierto que todos estos ejemplos parecen remitirnos a luces místicas por el contexto religioso en el que se ubican, también lo es que, según numerosas leyendas, estas luces radiantes de color verde, rojo o blanco se identifican con los espíritus elementales de la Naturaleza. Por eso, el otro grupo de luces populares lo constituirían las élficas, por cuanto las tradiciones de distintos países se empeñan en vincularlas con los elfos, personajes sobrenaturales de origen nórdico que engloban genéricamente a la gran familia de hadas, duendes y gnomos, muchos de ellos custodios de las riquezas del subsuelo.


En el folclore anglosajón se cree que estos fuegos esféricos no son en sí mismos seres encantados, sino que los transportan unos duendes, entendidos éstos como almas de los muertos. En mitos escoceses e ingleses abundan unas extrañas luces llamadas Spunkies que, asimismo, se asocian a las almas de los niños fallecidos antes del bautismo. Todas ellas, aunque con explicaciones distintas, se comportan de igual modo: son luces que aparecen en el atardecer o en la oscuridad, recorriendo el suelo como serpientes, saltando y describiendo círculos alrededor de minas y túneles. Las gentes de los lugares donde son vistas suelen referirse a ellas como la "luz del dinero" por la proximidad de yacimientos ricos en piedras preciosas u oro. Daneses y germanos las llaman “luces de tesoro”, creyendo que son indicadores que señalan el lugar exacto donde hay riquezas enterradas. En el norte de Europa, las luces élficas son conocidas como Will O'The Wisp y se asocian a simas, precipicios, cuevas o pantanos.


Las creencias populares las han tratado de explicar de mil maneras sin dar una respuesta satisfactoria, desde que son luces de los elfos marcando los límites de su etéreo territorio hasta que son almas de seres humanos fallecidos que, por alguna circunstancia, no terminan de abandonar del todo nuestro mundo. Entre los pueblos altaicos son ciertos espíritus de difuntos los que aparecen como fuegos fatuos denominados Ada (con un intenso olor a ajo), Albin y Zia. Ignes fatui El Escarfeur de las tradiciones belgas aparece de noche, por los caminos solitarios, en forma de una esfera de fuego del tamaño de una boca de horno. Se mueve rápidamente, con momentos de inmovilidad. Luego desaparece con un fuerte estruendo o bien en un perfecto silencio. Cada cultura ve estas luces bajo su particular prisma etnológico. En África Occidental tienen a sus Blissi ou, con el aspecto de esferas de fuego. Serían una clase de Guiness, es decir, de genios emparentados con los jinns de las leyendas árabes. Al igual que los Táloguinas, espíritus que tienen la capacidad de vomitar fuego y de transformarse en antorchas ardientes.


Más de uno supondrá que nos estamos refiriendo a simples fuegos fatuos mal interpretados. Estos ignes fatui, con o sin explicación científica, han sido siempre objeto de superstición y hasta de un miedo visceral, considerándose manifestaciones de algún ser dotado de voluntad propia. No siempre se atribuye a los duendes o origen de estos fuegos fatuos. En los mitos japoneses existen dos demonios, el Ki-rin y el Oni-bi (demonio-fuego) que pueden producir la misteriosa llama. Es decir, nos están hablando, con otras palabras y otros nombres, de entes sobrenaturales encargados de provocar estas luminarias para unos fines concretos -como ha ocurrido en otras partes del mundo- provocando, acelerando o canalizando determinados comportamientos espirituales o sociológicos dentro de una comunidad humana. Linternas del diablo Luces que antaño aterrorizaban a los caminantes nocturnos solitarios y que, según las zonas y comarcas, recibían el nombre de "linternas del diablo", "fuegos fatuos" o "candelas de los muertos", a menudo aparecen de modo regular a lo largo de ciertos trayectos siguiendo, según una leyenda galesa, la ruta que tomaban los féretros, puesto que se las ve moviéndose por los caminos que conducen a cementerios o viejas iglesias.


Paracelso, estudioso del mundo de los "elementales" en el siglo XVI, dice que las salamandras (los espíritus moradores del fuego) fueron vistas en forma de bolas ígneas, corriendo sobre los campos o asomándose a las casas. Uno de sus nombres era el de Actinios que aparecían como globos de fuego bien visibles y se solían ver flotando sobre el agua por las noches. El investigador David Tansley afirma que "parece ser que este elemental desempeña un papel clave en los fenómenos ovni, a juzgar por la forma de manifestarse que le atribuyen los visionarios del pasado". Están ahí. Son los "fuegos fatuos" de los pantanos, las "luces élficas" de las tradiciones británicas, las "luces del tesoro" de las sudamericanas, los foo-fighters o "cazas de fuego" de la Segunda Guerra Mundial, los "rayos en bola" de los científicos, los "destellos luminosos" de los místicos..

Otros blogs que te pueden interesar.


Image and video hosting by TinyPic

No hay comentarios:

Publicar un comentario