miércoles, 2 de diciembre de 2015

Selkies, las Sirenas Escocesas



Las selkies, también llamadas por otros nombres (silkies, selchies o roane), son criaturas de la mitología de Escocia, Irlanda e Islandia. Pertenecen al grupo de los cambiantes, seres que mudan su piel para adoptar otra forma. En el caso de las selkies, que viven en el mar, pueden desprenderse de su piel de foca, su forma habitual, para tornarse en hermosas doncellas humanas.


Si un humano consigue robar la piel de foca de una selkie en un descuido de ésta, ella se verá irremediablemente obligada a acompañarle y casarse con él. 


Las doncellas selkies son famosas por convertirse en excelentes esposas, aunque siempre melancólicas. Estos mitos suelen acabar con la selkie descubriendo el lugar donde el esposo guarda su piel de foca, momento en el cual huyen de vuelta al mar, dejando atrás marido e hijos.


Existe una variante, la de los hombres selkie. Se dice que si una mujer ha sido infeliz en su vida amorosa, puede requerir las atenciones de un selkie derramando siete lágrimas en el mar.


Leyenda

Cuenta una leyenda escocesa que un joven se encontró una vez una pequeña foca cerca de la orilla. Era habitual verlas por aquella zona, y las focas estaban acostumbradas a los hombres, por eso no debe extrañarnos que la foca siguiera durmiendo al sol cuando lo vio acercarse.


El joven era un buen muchacho del pueblo que nunca había hecho daño a nadie, pero contó avergonzado que se sintió cautivado por aquella piel blanca y suave que tenía la foquita. Hechizado como por embrujo, el joven se acercó a ella y la despellejó. Media hora tardó el joven de salir de su letargo.


Se asustó al ver las manos llenas de sangre y sintió asco de si mismo cuando descubrió aquella piel blanca guardada en su mochila. "" ¿La habré matado yo?"", se preguntaba, ""¿he sido yo su asesino?"", pero por más que lo intentaba, no lograba recordar nada.


No sabía el muchacho que no había despellejado a una foca cualquiera, sino que se trataba de una Selkie, una raza de seres-foca que pueden adoptar forma humana para caminar por la orilla.


Quitarle la piel a un Selkie puede ser muy peligroso, pero también es difícil que un Selkie muera solo por eso, pues ellas se la quitan a su antojo. 


Llevado por los remordimientos, el hombre siguió el reguero de sangre hasta encontrar a su víctima. La encontró entre unas rocas, escondida, llorando desconsolada. Arrepentido, el joven le devolvió la piel y escapó rápidamente.


Poco tiempo despues la Selkie salió de su escondrijo, se puso la piel y desapareció bajo el agua.


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