jueves, 27 de agosto de 2015

La Reencarnación: Quién fuiste en tu vida pasada



Si bien la creencia de la reencarnación se origina hace muchos siglos en la India (siglo VII a.C.), fue recién con el Budismo (siglo V a.C.) que ésta empezó a tomar más fuerza y adeptos. Según los creyentes, la reencarnación permite que una vez que una persona ha muerto, su alma pueda migrar a un nuevo cuerpo para empezar una nueva vida, es decir, pasando por ciclos constantes que le permitirían morir y renacer y convertirse en nuevos seres.


Tanto griegos como romanos la adoptaron posteriormente como una creencia que les permitía inmortalizar su grandeza; además de brindarles una solución perfecta a todo aquello que no podían entender ni explicar.


Muchos de los grandes filósofos que tuvo Grecia en aquel entonces se convirtieron en grandes adeptos de esta creencia, las mismas que sirvieron para reforzar sus pensamientos más atrevidos.


Se piensa que cuando los antiguos veían transcurrir los ciclos del sol y de la luna, así como los planetas, las estaciones del año y, en general, cuando veían a toda la naturaleza renovarse, pensaron que eso mismo debía darse en el ser humano luego de expirar.


Pero se sabe que esta reencarnación tiene que ver mucho con la forma en que nos comportamos en la vida que dejamos, ya que de ello dependerá lo que nos toque vivir en la siguiente.


Se dice que aquel que ha acumulado un buen karma durante su existencia reencarnará en un ser superior, mientras que aquel que no lo tiene se convertirá en un ente inferior como un animal o un insecto.


Si esto es así, siempre tendremos dos interrogantes: ¿Quién fuimos en la vida pasada y quién podremos ser en la siguiente?


Investigación sobre la reencarnación

El psiquiatra Ian Stevenson, de la Universidad de Virginia, ha investigado numerosos informes de niños que afirmaban recordar una vida pasada. Llevó a cabo más de 2.500 estudios de caso, en un período de 40 años, y publicó doce libros, incluyendo Twenty Cases Suggestive of Reincarnation (traducido al español como Veinte casos que hacen pensar en la reencarnación) y Where Reincarnation and Biology Intersect. Stevenson documentaba metódicamente las declaraciones de cada niño, y posteriormente encontraba la identidad de la persona fallecida con la que el niño se había identificado, y verificaba los hechos de la vida de la persona fallecida que coincidían con los recuerdos del niño. También encontró coincidencias de marcas y defectos de nacimiento con las heridas y cicatrices del fallecido, certificadas por historias clínicas, así como por fotografías de autopsias, en su libro Reincarnation and Biology.


Stevenson buscó evidencias refutatorias y explicaciones alternativas a los informes, y pensaba que sus estrictos métodos descartaban todas las posibles explicaciones "normales" para los recuerdos de los niños. Sin embargo, una gran mayoría de casos de reencarnación notificados por Stevenson se originaron en sociedades orientales, donde las religiones dominantes a menudo permiten el concepto de reencarnación. A raíz de este tipo de crítica, Stevenson publicó un libro sobre casos europeos del tipo reencarnación (European Cases of the Reincarnation Type). Otras personas que han llevado a cabo investigaciones sobre la reencarnación incluyen a Jim B. Tucker, Brian Weiss, y Raymond Moody.


Algunos escépticos, como Paul Edwards, han analizado muchos de estos relatos, llamándolos anecdóticos. Los escépticos sugieren que las afirmaciones de evidencia de la reencarnación se originan en el pensamiento selectivo y en los falsos recuerdos, que a menudo resultan de un sistema de creencias propio y de miedos básicos, y por lo tanto no se pueden tener en cuenta como evidencia empírica. Carl Sagan se refiere a los casos, aparentemente de las investigaciones de Stevenson, en su libro El mundo y sus demonios (The Demon-Haunted World), como un ejemplo de datos empíricos cuidadosamente recolectados, aunque rechazó, como mezquina, la reencarnación como una explicación de los relatos.


Una objeción a las afirmaciones sobre la reencarnación incluye el hecho de que la gran mayoría de la gente no recuerda vidas anteriores, y que no hay ningún mecanismo conocido por la ciencia moderna que permita a la personalidad sobrevivir a la muerte y viajar a otro cuerpo. Investigadores como Stevenson han reconocido esas limitaciones. Otra de las objeciones a la reencarnación, (que ya fue propuesta por Tertuliano), es que sería inconsistente con el crecimiento de la población. Dicha objeción ha sido refutada en la actualidad, siendo compatible el crecimiento de la población humana con la hipótesis de la reencarnación.



Otros blogs que te pueden interesar.


Image and video hosting by TinyPic

No hay comentarios:

Publicar un comentario