miércoles, 17 de junio de 2015

La Búsqueda del Santo Grial



En un inicio (la historia data, como mínimo, del siglo XII), se pensaba que era la copa que Jesucristo usó en la “última cena”, en la que convirtió el vino en sangre y la compartió con sus discípulos y que después, José de Arimatea usó para recoger la sangre del Cordero en el momento de su crucifixión.

Estudiando las palabras por separado, Grial, etimológicamente hablando, en sus voces latinas, francesas o griegas, aduce a un vaso, vasija y/o escudilla, es decir, un recipiente, pero con el devenir del tiempo, se agregó una segunda palabra, “Santo” (en español) que le da más o menos el mismo significado, sólo que al juntar y jugar con sus significados (de ambas palabras), se aduce más al contenido (“Sangre Real”) que al recipiente.


Esta nueva versión ha traído consigo nuevas leyendas, entre ellas la que dio pie a la famosa obra de Dan Brown “El Código Da Vinci”. En esta obra se habla de que “el cáliz” o “recipiente” que contiene la sangre de Cristo, no es una copa, sino una mujer, María Magdalena, que podría ser considerada, a la vieja usanza de las tradiciones judías, la esposa de Jesucristo, quien llevó en su vientre al hijo de éste.

La leyenda más difundida, sin embargo, es que se trata de una copa (de madera, según las versiones más modernas), pero esto bien podría ser debido al supuesto de que los documentos que podrían certificar la relación de Jesucristo con María Magdalena, han sido y seguirán siendo escondidos por la Iglesia. Es precisamente esta copa la que han buscado muchos grupos, religiosos y filosóficos (Los Caballeros Templarios, Priorato de Sion, los Illuminati, hasta el Tercer Reich alemán, etc.), los cuales se han adjudicado no sólo el conocimiento y la búsqueda en sí, sino la posesión del “Santo Grial” en algún momento de la historia. Finalmente, la búsqueda se reduce a la sangre, bien sea la del propio Jesucristo contenida en el cáliz o la que podría haber sobrevivido a través de su descendencia hasta nuestros días.

No obstante, cualquiera de las dos teorías, pero en especial, ésta última, ha supuesto una de las empresas más grandes del hombre a través de los siglos. Algunos han luchado y siguen luchando por mantener el secreto, sea cual éste sea, otros por lo contrario, han buscado sacarlo a la luz, pero todos ellos, han documentado sus actividades:


Desde el siglo XII diversos escritos comenzaron ya a hablar de la leyenda, relacionándola con el Rey Arturo y sus caballeros. Eran los años en que los Templarios dejaron atrás Jerusalén. Un siglo después, un poeta alemán, Wolfram von Eschenbach, dejó escrito que los templarios custodiaban y ocultaban aquel objeto sagrado.

Investigaciones realizadas en pleno siglo XX sacaron a la luz teorías (no pruebas) de que durante siglos hubo una conspiración eclesiástica apoyada por los reyes de Francia de aquella época para mantener oculto un terrible secreto. Aquellas teorías se plasmaron en un polémico libro, El Enigma Sagrado (1982), que concluía afirmando que la búsqueda del Santo Grial era la búsqueda de todo el linaje de David con el que se entroncaba el de Jesucristo.

Estas teorías, fueron las que sirvieron de base para el libro de Dan Brown, El Código da Vinci, que ha sido el escrito que más fama le ha dado a la leyenda en todos los siglos que tiene…

Estas investigaciones hacen referencia a lugares como Rennes-le-Chateau, en Francia, un pueblito en el que se había construido una triada de enclaves templarios, formando así una red de protección alrededor del pueblo. Eran los castillos de Champagne-sur-Aude, el de Blanche-fort y el de Saint Just et le Bézu, pero ni siquiera estas edificaciones pueden darnos la certeza de esta historia. Así pues, roca y papel han sustentado esta leyenda por siglos. Probablemente, algún día la historia sea consideraba solamente como una buena novela, un best seller del siglo XXI… la verdad… seguirá siendo un misterio.


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