lunes, 29 de enero de 2018

El macabro ritual de Urushdaur



Se sabe gracias a unas esferas de arcilla halladas en Mesopotamia,concretamente en la ciudad de Eridú, que los sacerdotes de la antigua Sumeria conocían un extraño ritual secreto llamado Urushdaur que consistía en extraer el alma de un cuerpo y ponérselo a otro. Como veremos a continuación llevar a cabo este objetivo era sumamente difícil y con escasas probabilidades de éxito.

Hay que destacar primero de todo, que este ritual no era usado por motivos estéticos o en busca de obtener siempre un cuerpo joven con el fin de obtener una inmortalidad artificial, cuando se accedía a este ritual solía ser para casos muy específicos como la salud. Las tablillas nos relatan, que una princesa sumeria llamada Nafater que nació con un cuerpo bastante deforme y contrahecho se sometió al ritual y cambió su cuerpo con el de una muchacha sana que fue raptada y obtuvo buenos resultados.

Sin embargo, como hemos dicho antes, el ritual era sumamente difícil de realizar.Para empezar, la edad mínima debía ser de unos 8 años y no podía sobrepasar los 21, la razón era que cuanto más edad tenía el sujeto más arraigado estaba el alma, pero si eran muy pequeños no podrían soportar las pruebas.

Los que iban a someterse pasaban al “cuidado” del templo durante meses o años, una vez allí,ejercían la prostitución sagrada, sacrificios humanos y eran sometidos a todo tipo de torturas y maltratos cada vez más duros, eso era debido a que para transmigrar el alma se debía lleva a esa persona a un sufrimiento extremo casi cercano a la muerte para abrir ese “canal” y eso requería una gran preparación.

En esas tablillas encontradas hay un recuento de los aparentes éxitos y fracasos de los que pasaron por esta prueba, por supuesto, el índice de éxito era mucho menor en los más mayores.También podría haberse usado para usurpar un trono o para casos espionaje.

Esto puede dar mucho que pensar, sabemos que las élites que dominan la humanidad desde la sombra poseen un conocimiento muy elevado y que a toda costa quieren ocultarlo y bajo mi punto de vista,están muy al tanto de esta práctica y no me extrañaría nada que a lo largo de la historia hayan usado este ritual con personajes clave con tal de conseguir sus fines, puede que incluso a día de hoy se siga practicando con cierto gobernantes.


jueves, 25 de enero de 2018

La predicción de un vagabundo



Tres de la madrugada, Pedro caminaba por las solitarias y frías calles hasta su casa. Las nubes cubrían la Luna, así que la oscuridad se presentaba cada vez más espesa. Apresuraba el paso, corriendo solamente de sus miedos, pues a su alrededor no se percibía ninguna presencia.

Al llegar a la calle que ya tanto conoce, divisa su casa, así que pudo tomar un descanso y recobrar el aliento, con una inmensa sonrisa, subió los dos primeros escalones, hasta que su cuerpo se queda inmóvil y su cara pierde todo el color, al ser tomado del brazo por un bulto que emite sonidos lastimeros.

Su cuerpo se desvanece y en ese momento el bulto le habla –El fin está cerca, los he visto caminar entre nosotros… ¿te sobran monedas?, me las debes porque predije el futuro-. El color invadió de nuevo su rostro. Se trataba del vago que dormía bajo la escalinata al cual le daba siempre algo de dinero. El hecho lo hizo quedarse dormido con una sonrisa, no entendía porque estaba tan nervioso, si salía a la misma hora todos los días y realizaba el mismo recorrido.

La mañana siguiente se despertó antes de lo acostumbrado. El bullicio de una masa de gente, entró por su ventana. Todos ellos se dirigían al parque del barrio. Sus rostros desencajados, hacían juego con sus cuerpos temblando y pieles sudorosas.

Se unió a la multitud, preguntó a los vecinos lo que ocurría, pero nadie supo responder. Solamente se encogían de hombros y agachaban la cabeza. Al llegaron a su destino, observaron hacia el horizonte. Pedro lo hizo también buscando respuestas; una gran explosión se activó a lo lejos, y el trueno se convirtió en un intenso zumbido en sus oídos. La multitud entró en pánico, corrían a todas partes, pero sin ningún rumbo.

Pedro se negaba a huir, si no sabía aun la razón, de entre la muchedumbre salió un viejo amigo, que le gritaba agitado una serie de cosas que no se podían oír entre tanto barullo. Pero no hubo que dar más explicaciones, una horda de criaturas emergió por la colina, devorando cuanta gente podía, el suelo se cubrió de cadáveres antes de que Pedro diera el primer paso para escapar.

Y deseó por un momento no haber recuperado la audición, pues los quejidos de la gente y el rugir de las bestias, helaban su corazón. Jamás en su vida había escuchado tantos alaridos, ni había sentido el dolor entrar por sus oídos.

Lo que estaba viendo lo tenía al borde de la locura, su amigo lo jalaba para que se moviera, pues esas abominaciones estaban ya muy cerca, infligiendo la muerte en el peor de los tormentos.

Pedro reaccionó y corrió hasta su apartamento, se atrincheraron en él, y cubrieron sus oídos, para evitar el sonido de la carne humana al ser mordida por aquellas extrañas criaturas.

Afuera, detrás de la puerta, la gente agonizaba, sus huesos tronaban como ramas viejas, y los engendros parecían reír gustosos.

Las ventanas se cimbraron tras una nueva explosión, y el viejo vagabundo apareció tras el cristal diciendo: -Despierta, hora de terminar la pesadilla-… el chico sonrío, pero por más que abría y cerraba sus ojos, el escenario era el mismo. No había más realidad que la que estaba viviendo. Las primeras palabras del viejo eran las que valían…El fin había llegado…

martes, 23 de enero de 2018

La Mansión maldita de Herrman en Seaford



La familia de James Herrmann vivió en Seaford, Nueva York, un suburbio de Long Island, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Nueva York. Su blanca casa estilo rancho había sido construida en 1953 y contenía tres dormitorios, un baño, una cocina, un pequeño comedor, una sala de estar y un sótano que se dividía entre un lavadero y una sala de juegos. En otras palabras, se trataba de una típica casa de los años cincuenta en un barrio tranquilo y conservador con parques públicos y calles arboladas. Era el último lugar del que se podía esperar que ocurriese cualquier cosa fuera de lo normal.

Ese 03 de febrero fue un día como cualquier en el que la Sra. Lucille Herrmann, una enfermera registrada, estaba allí para dar la bienvenida de la escuela a sus hijos Lucille de trece años y James de doce. Poco después de que los dos niños Herrmann entraran en la cocina, el caos se desató en la casa. En un momento, varias botellas de líquido en diferentes habitaciones de la casa, de pronto comenzaron a abrirse saliendo los tapones que las mantenían selladas. Nadie vio a las botellas moverse o expulsar los tapones de las mismas, pero todos ellos escucharon las tapas al salir despedidas, y vieron el contenido de las botellas esparcido por el suelo.

Más tarde descubrirían una botella abierta de cloro en la sala de máquinas del sótano, una botella de almidón líquido en la cocina, botellas de champú y medicinas en el cuarto de baño y una botella de agua bendita que se había abierto en el dormitorio principal. Desconcertada, la Sra. Herrmann llamó a su marido, que trabajaba para Air France en la ciudad de Nueva York, e informó del extraño suceso de las botellas abiertas. Herrmann estaba tan confundido por el incidente como su esposa, pero como nadie había resultado herido por las “explosiones”, decidió que no iba a salir antes del trabajo para regresar a casa.

Durante su viaje, reflexionó la llamada de su esposa y estaba seguro de que tenía una solución para el misterio. Él creía que algún tipo de reacción química en los productos había causado que las tapas de la botella saltaran y el hecho de que lo hicieran al mismo tiempo, no era más que una coincidencia.

El jueves, y una vez más o menos al mismo tiempo que los niños Herrmann volvían a casa desde la escuela, otra media docena de botellas aparecieron sin sus tapas. Una botella de esmalte de uñas se abrió de golpe, al igual que una botella de alcohol, una botella de lejía, detergente, almidón e incluso el agua bendita. Fue una repetición casi exacta del tres de febrero.

El viernes por la noche, pasó otra vez, sólo que esta vez, cuando las botellas comenzaron a estallar, James Herrmann comenzó a sospechar que su hijo amante de la ciencia había preparado de alguna manera las botellas para asustar a su familia. Pensó que tal vez algunas cápsulas carbonatadas podrían haber sido puestas por su inteligente hijo para que pudiera llegar a casa desde la escuela a tiempo para ver la expresión de sorpresa en el rostro de su madre.

Mientras se desarrolla esta teoría, Herrmann pasó todo el fin de semana observando en secreto a su hijo. Así que no es de extrañar que estuviera tan sorprendido la mañana del domingo, nueve de febrero, cuando varias tapas, salieron de botellas de almidón, trementina y agua bendita meciéndose hacia adelante y hacia atrás en las estanterías.

Aún escéptico, Herrmann inmediatamente examinó el cuarto de baño, en busca de cables o cuerdas ocultas. No encontró nada y finalmente se dio cuenta de que había cosas que sucedían en la casa que no podía explicar. Sin saber qué más hacer, llamó a la policía y pasó los siguientes minutos en el teléfono tratando de conseguir que el oficial que respondió a la llamada lo tomara en serio.

El policía que respondió a la llamada, James Hughes, fue a la casa muy escéptico pero a los pocos minutos, sin embargo, había cambiado de opinión acerca de la naturaleza del caso cuando varias botellas en el cuarto de baño hicieron saltar sus tapas y salieron disparadas en su dirección.

Detective Joseph Tozzi fue asignado para investigar el caso y el once de febrero, comenzó su vigilancia en la casa de Herrmann. Esa misma noche, un atomizador de perfume se volcó y derramó el perfume en la habitación de la hija. No había nadie en la sala en ese momento, según los informes. En los próximos días, los disturbios parecían centrarse alrededor de la botella de agua bendita en el dormitorio. En varias ocasiones, la tapa de la botella se desprendió y una vez, después de escuchar el sonido distintivo, el Sr. Herrmann corrió al dormitorio y encontró la botella en el suelo. La recogió y lo encontró extrañamente caliente al tacto.

Más tarde, ese mismo día, el quince de febrero, la actividad poltergeist tomó otro giro. Mientras los niños Herrmann estaban viendo la televisión en la sala de estar con Marie Murtha, una prima de mediana edad de James Herrmann, una figura de porcelana se elevó de la mesa de café y flotaba en el aire. Se movió varios centímetros para luego caer en la alfombra.

Contactaron con el Padre William McLeod de la Iglesia de San Guillermo para pedirle ayuda. Como católicos devotos, Herrmann creía que la iglesia, posiblemente, les podría ayudar donde los métodos ordinarios habían fracasado. El Padre McLeod vino a la casa y roció agua bendita en cada una de las habitaciones, bendiciendo el edificio. Lamentablemente, sin embargo, los fenómenos no cesaron.

El veinte de febrero, los acontecimientos se hicieron aún más violentos. Otra figura se estrelló contra la mesa, una botella de tinta apareció sin su tapón de rosca, luego navegó en el aire y salpicó su contenido en la pared, y un tazón de azúcar voló fuera de la mesa bajo la mirada del detective Tozzi. Habían pasado cerca de James Jr., pero no a su alcance. Necesitando un descanso, la familia Herrmann pasó la noche con un familiar. Tozzi se quedó en la casa, pero el resto de la noche transcurrió sin incidentes. Cuando la familia volvió a la noche siguiente, sin embargo, la azucarera de nuevo voló de la mesa y esta vez se rompió en pedazos.

El personal de los científicos del Laboratorio de Parapsicología de la Universidad de Duke, Carolina del Norte, comenzaron a interesarse por los hechos denunciados en la casa de Herrmann. Este grupo de hombres, bajo el liderazgo del Dr. JB Rhine ya había recopilado una gran cantidad de evidencia que apoya la idea de que ciertas personas, en las circunstancias adecuadas, podría influir en el comportamiento de los objetos sin tocarlos. Lo llamaron psicokinesis o PK. Pratt creía que alguien en la casa, sin saberlo, era la causa de los extraños incidentes que ocurrían. Se había señalado por los investigadores del Rin (y recuerdese que esto era nuevo y el material innovador en ese entonces) de que un hijo adolescente, por lo general una chica, era casi siempre quien desataba este tipo de fenómenos poltergeist. En el caso de la casa Herrmann, James Jr. (de acuerdo con las notas del detective Tozzi) estuvo sobre o cerca de la escena de la perturbación poltergeist más del 75 por ciento del tiempo.

Los fenómenos siguieron ocurriendo asiduamente hasta que finalmente tal como llegaron se fueron, tras un récord de sesenta y siete fenómenos registrados entre el tres de febrero y el diez de marzo.

sábado, 20 de enero de 2018

Tomimo's Hell (el poema de la muerte)



Que pasaría si les dijera que existe un poema tal que al recitarla nos causaría una serie de hechos desafortunados en lo cual existiría la posibilidad de estar en riesgo nuestra propia vida.

Este "poema" es llamado Tomino´s Hell. La leyenda cuenta que quién lo recita en voz alta muere y el que lo recita en la mente resulta herido o lesionado de gravedad.

Escrito por Yomota Inuhiko y publicado en un libro de poemas llamado "The heart is like a Rolling Stone".

La historia se hizo popular en la web japonesa 2channel, donde varios usuarios publicaron vídeos de ellos leyendo el poema por el cual tiempo después no volvieron a escribir en el foro.

Desde ahí este poema gano su popularidad de "poema maldito". En algunos casos, quien lo recita, solamente se lesiona,enferma o incluso afecta en lo social (desprecio de la gente) , en el peor de los casos la persona que lo recito muere trágicamente por un accidentes o enfermedad.


Ane wa chi wo haku, imoto wa hihaku,
kawaii tomino wa tama wo haku
hitori jihoku ni ochiyuku tomino,
jigoku kurayami hana mo naki.
muchi de tataku wa tomino no aneka,
muchi no shubusa ga ki ni kakaru.
tatake yatataki yare tataka zutotemo,
mugen jigoku wa hitotsu michi.
kurai jigoku e anai wo tanomu,
kane no hitsu ni, uguisu ni.
kawa no fukuro ni yaikura hodoireyo,
mugen jigoku no tabishitaku.
haru ga kitesoru hayashi ni tani ni,
kurai jigoku tanina namagari.
kagoni yauguisu, kuruma ni yahitsuji,
kawaii tomino no me niya namida.
nakeyo, uguisu, hayashi no ame ni
imouto koishi to koe ga giri.
nakeba kodama ga jigoku ni hibiki,
kitsunebotan no hana ga saku.
jigoku nanayama nanatani meguru,
kawaii tomino no hitoritabi.
jigoku gozarabamo de kitetamore,
hari no oyama no tomebari wo.
akai tomehari date niwa sasanu,
kawaii tomino no mejirushini.

miércoles, 17 de enero de 2018

El sanatorio Durán



Su nombre se debe al médico cirujano que le dio vida, Dr. Carlos Durán Cartín, quien entre su historia, fue por un breve período Presidente de la República (1889-1890), además de fundar este Sanatorio, fundó el Asilo Chapuí, para personas con problemas mentales.

El Sanatorio Durán se construyó en 1915. Por su lejanía y aislamiento, fue un lugar perfecto para albergar a personas que sufrían tuberculosis que contaba con todos los servicios de un hospital y 300 camas disponibles. El sanatorio es un complejo arquitectónico que integra varios edificios. El primero de ellos fue construido entre 1916 y 1918 y, posteriormente, se levantaron otros en diferentes épocas. En ese lugar, funcionó entre 1918 y 1973 el primer hospital para el tratamiento de la tuberculosis no solo de Costa Rica sino de Centroamérica.

Este centro médico cumplió con los más altos estándares de calidad para la época, según un artículo de la investigadora Carmela Velázquez, de la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica. El lugar fue tan bueno que competia con los mejores sanatorios de América y Europa. Se cree que aproximadamente en el año 1963, dejó de funcionar ya que la epidemía había cesado y los enfermos podrían ser tratados en otros hospitales.

Años más tarde el Poder Judicial utilizó el recinto como cárcel. Luego, debido a erupciones del Volcán Irazú, la infraestructura sufrió daños –principalmente en los techos-. Su clausura fue en 1973.

Pero en todo este tiempo este complejo ha ido guardando muchos misterios que lo han convertido en un lugar tenebroso, aterrador y que atrae a muchas personas.

Santiago Leitón, quien vive y administra el lugar –propiedad de Upanacional- explicó que en las noches se escuchan gritos, golpes en las paredes y pasos en sus pasillos.

Precisamente, su atractivo está en ese ambiente que traslada al visitante a principios de siglo, a un lugar extraño, solitario, donde cualquier cosa puede ocurrir.

Wendoley Leitón, hija de don Santiago llegó a vivir al Sanatorio cuando tenía 12 años, ahí creció y recuerda que se llevaron más de un sustillo, pero nada tan grave como para salir corriendo, con el tiempo se acostumbraron y más bien valoran lo importante de este lugar: “Recién llegados sí oíamos pasos, como si alguien caminara con esas botas de cuero que tienen cadenas, y también se oía como movían los bancos de madera que hicieron con los mismos árboles que se caían. Una noche si me acuerdo que se oyó como a las tres de la mañana que estaban dando hachazos en la madera, mi papá salió a ver que era y no se veía nadie, pero sí quedó la madera marcada”, comentó Wendoley.

Actualmente, Wendoley vive en una de las casas que fueron construidas para los doctores que atendían el sanatorio, un poco retirada del edificio principal y allí asegura que se siente la presencia de algo, a veces se oyen pasos, y cuando no hay nadie en la casa se escuchan voces charlando, pero cuando ellos entran en la casa se apagan las voces.

“No son seres que molesten, no puedo decir, que nunca le hayan hecho algo a mis hijos, ellos, si están ahí, no hacen daño, y lo que sí se oye es un quejido muy triste y profundo pero no es solo aquí, sino en otras partes de Cartago, que se oye siempre antes que pase una desgracia, es como un grito de dolor que lleva el viento, y al día siguiente muere alguien cerca”, comentó.

También están las monjas que cuidan después de muertas. Por el sanatorio se empezó a correr el rumor que por las noches frías y oscuras, en medio de los quejidos de los enfermos, aparecían por los pasillos las dos religiosas, quienes llegaban a cuidar y dar alivio a los hospitalizados. Mas de un interno llego a decir que en las noches se presentaba una monja fantasma a curar al enfermo de la cama continua. Una cocinera afirmo que vio a las dos monjas bajar por las gradas de la capilla. Hoy en día la gente cuenta que ha escuchado a las monjas en el último piso del sanatorio, dicen haber visto dos figuras, como sombras de pie al lado de las gradas, o en uno de los cuartitos que están ahí.

Hace algunos años, un joven estudiante de periodismo que realizaba un trabajo en el lugar, encontró a una monja caminando en el edificio principal y le hizo una entrevista, solo que olvidó el nombre, por lo que al salir le preguntó a la hija del administrador, como se llamaba la monja. Ella sorprendida le dijo que ahí no había ninguna monja, pero el muchacho tenía hasta fotografías, y se las mostró para sacarla del error, con la sorpresa que al ver las imágenes en la cámara digital, solo se veía la forma de una mujer, vestida con un vestido azul, de monja, pero no se identificaba su rostro. 

El susto fue enorme para el muchacho, quien nunca volvió por el lugar. Y la historia quedó en el recuerdo que se va contando de boca en boca, al igual que quienes aseguran haber visto una monja bajar en las noches por el edificio con un vaso de agua. Según la historia –como en tiempos del sanatorio- había una monja que no permitía llevarle agua a los enfermos en las noches, cuando murió su espíritu quedó vagando y por eso lleva el vaso con agua por las habitaciones.

También cuentan las leyendas que algunos de los pacientes que murieron por la tuberculosis, abandonados por sus familias no descansaron y por eso se mantienen ahí reviviendo cada noche el sufrimiento, por lo cual se escuchan gemidos de dolor.


domingo, 14 de enero de 2018

La muñeca Okiku



Desde el comienzo de la historia de la humanidad, las muñecas siempre han sido consideradas como el juguete favorito de los niños y de algunos adultos. Pero a pesar del placer y de la diversión que proporcionan, algunas muñecas también tienen uno oscuro pasado. Y la verdad es que en algunos casos en concreto, los ojos de las muñecas parecen tener una mirada diabólica, como si estuvieran esperando el momento oportuno para volver a la vida.

Cuando estas muñecas combinan las maldiciones con los espíritus, asumen un nivel totalmente distinto de lo sobrenatural. Hay muchas muñecas supuestamente malditas o embrujadas en todo el mundo, lo pudimos comprobar con el “Muñeco Robert”, “Annabelle” o en la “Isla de las Muñecas”, pero quizás uno de los casos más extraños es la de una muñeca de Japón, poseída por un espíritu y con un pelo que no para de crecer. La muñeca poseída Okiku

La historia de la conocida muñeca Okiku comenzó en 1918, cuando un joven de 17 años llamado Eikichi Suzuki compró una muñeca a su hermana Kikuko, de 2 años, como recuerdo durante su visita a la exposición marina de Saporro, en la isla japonesa de Hokkaidō. La muñeca media unos 40 cm de alto y vestía con un kimono tradicional japonés. Sus ojos parecían perlas negras dentro de una cara blanca de porcelana hiperrealista, y con un pelo negro hasta el hombro de corte tradicional. Eikichi inmediatamente supo que esa muñeca era para su hermana y cuando la vio la compró de inmediato.

Y así fue, la niña disfrutaba con su nueva muñeca, y jugaba con ella todos los días, incluso le puso un nombre, Okiku. Los dos eran inseparables, iban juntas a todas partes hasta que la tragedia llegó a la familia. La pequeña de la casa se puso muy enferma y murió al poco tiempo debido a complicaciones con la gripe y la fiebre. En memoria de su pequeña hija, la familia colocó su amada muñeca Okiku en un altar.

Fenómenos sobrenaturales

Pero no pasó mucho tiempo hasta que la desconsolada familia comenzara a notar algo extraño en la casa. El pelo negro azabache de la muñeca, que había sido recortado hasta los hombros con un estilo tradicional, comenzó a crecer y a despeinarse misteriosamente. En poco tiempo, el pelo había crecido hasta las rodillas de la muñeca, lo que causó que la familia creyera que el espíritu de Kikuko estaba de alguna manera en la muñeca. Incluso cuando volvieron a cortar el pelo de la muñeca, este volvía a crecer inexplicablemente y siempre parándose en las rodillas.

Debido al comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939, la familia Suzuki decidió trasladarse a la Isla de Sajalín. Y aunque que creían que el espíritu de su hija se encontraba en el interior de la muñeca, no estaban dispuestos a llevársela con ellos, por lo que decidieron llevarla al templo Mannenji, en la ciudad de Iwamizawa, Japón. La familia explicó al sacerdote del templo las cualidades sobrenaturales de la muñeca, sin embargo, él aceptó cuidar de la muñeca. Todos los monjes del templo comprobaron con sus propios ojos como el pelo de la muñeca seguía creciendo. Cortar el pelo a la muñeca se convirtió como una tarea habitual en el templo, y los monjes colgaban como adorno las fotografías de la muñeca con el pelo de diferentes medidas.

A día de hoy, la muñeca continúa estando en el templo Mannenji, custodiada dentro de una modesta caja de madera, y su pelo sigue creciendo. La muñeca embrujada Okiku es conocida en todo Japón, una historia que con el paso del tiempo se convirtió en novelas, películas u obras de teatro.

Un fenómeno sin explicación

A día de hoy no está claro el porqué del inusual crecimiento del cabello en la muñeca Okiku. Nadie ha sido realmente capaz de explicar cómo puede ser que su cabello siga creciendo de manera continuada durante casi un siglo. Muchos son los científicos que han analizado las muestras de pelo de la muñeca embrujada Okiku, determinando que el pelo es de origen humano, pero nadie tiene una explicación científica para este fenómeno. ¿Es este un verdadero fenómeno sobrenatural o algún tipo de engaño? ¿Qué está pasando con esta muñeca? ¿Es esto una especie de truco o existen fuerzas paranormales que no entendemos que hacen crecer su pelo perpetuamente?

Por el momento, cualquier persona que desee ver a la muñeca poseída Okiku lo puede hacer en el templo Mannenji. Continúa estando en su caja, vestido con su kimono, con su pelo creciendo continuamente, y con la mirada fija en todos los visitantes, tal vez para buscar una forma de regresar a la vida.

jueves, 11 de enero de 2018

Leyenda de Iztaru



Hace muchos años, antes de que los españoles llegaran a Costa Rica y Juan Vásquez de Coronado fundara Cartago, los grandes palenques se levantaban en las partes Norte y Sur de la región del Valle del Guarco.

La parte Norte, era gobernada por un cacique llamado Coo, de gran poder y de aplicación a la agricultura. La parte Sur la gobernaba Guarco, cacique déspota invasor.

Guarco y Coo sostenían una lucha por el dominio de todo el territorio (Valle Central del Guarco). La lucha fue grande; poco a poco, Guarco iba derrotando la resistencia de Coo, hasta que este murió y dejó en mando a Aquitaba, el cual era enérgico y fuerte guerrero. Cuando vio que iba a ser derrotado por Guarco, tomó a su hija “Iztarú”, la llevó al monte más alto de la parte norte de la región y la sacrificó a los dioses, implorando la ayuda para la guerra.

Estando en una dura batalla con Guarco, Aquitaba imploró la ayuda de “Iztarú” sacrificada; del monte más alto salió fuego, ceniza, piedra y cayeron sobre los guerreros de Guarco que huyeron. Del costado del monte salió un riachuelo que se convirtió en agua caliente destruyendo los palenques de Guarco.

Una maldición cundió y se decía que los habitantes de Guarco trabajarían la tierra, haciendo con ella su propio techo (teja); el pueblo se llamó luego Tejar de Cartago, la región Norte Cot, y el monte alto volcán Irazú.