sábado, 28 de julio de 2018

Edificio Joelma



El 01 de febrero 1975 la ciudad de São Paulo, Brasil, se despertó con una gran tragedia. Uno de sus edificios más emblemáticos se convirtió en “el coloso en llamas”. De los 756 residentes del edificio, más de la mitad sufrieron graves heridas, y 188 almas fallecieron en el terrible incendio. Pero este terrible suceso solo fue el final a un terreno con 400 años de historia, que según dice la leyenda comenzó con las almas malditas de trece colonos jesuitas y terminó con la llegada de trece santos.

Aunque la realidad es que posteriormente al gran incendio, un gran número de testigos afirman haber sido testigos de extraños fenómenos que se escapan a cualquier explicación racional, convirtiendo el edificio Joelma en un lugar excepcionalmente embrujado. ¿Existe algún tipo de maldición en el lugar? ¿Qué es el misterio de las 13 almas? ¿Continúan los informes de apariciones fantasmales u otros extraños sucesos en la actualidad? Bienvenido al edificio Joelma…

Un incendio devastador

El viernes 1 de febrero de 1974 los 25 pisos del conocido edificio Joelma estaban completamente en llamas. A las 8:50 de la mañana un vecino de un edificio adyacente se dio cuenta de las llamas y rápidamente informó a los bomberos. En menos de media hora todo el edificio estaba envuelto en llamas, dejando a cientos de personas atrapadas en su interior.

Para muchos no era de extrañar lo que estaba ocurriendo, ya que desde su construcción el edificio carecía de los sistemas mínimos para evitar este tipo de circunstancias. No disponía de alarmas contra incendio, rociadores, luces de emergencia o de salidas de emergencia, y los sistemas de aire acondicionado habían mostrado gran cantidad de averías desde su instalación. Y fue esto último lo que originó el infierno en el propio edificio. Un aparato de aire acondicionado en el piso doce se recalentó y posteriormente comenzó a arder.

El infierno en la tierra

Eso solo fue el inicio de una verdadera pesadilla para todos aquellos que estaban en el edificio. Aunque más de 500 personas lograron escapar, muchas salidas de emergencias fueron bloqueadas por el fuego, el calor y el humo que ascendía rápidamente por la única escalera del edificio. Cerca de 170 personas llegaron a la azotea, pero el humo y el calor del fuego impedían que los helicópteros de rescate pudieran llegar a los sobrevivientes. Lo que pasó a continuación con todos aquellos que se mantenían con vida fue una escena procedente del mismísimo infierno.

Algunas personas se suicidaron, otros intentaron descender por las ventanas de un piso a otro con el objetivo de alcanzar las escaleras de incendios, llagando únicamente a la planta número 15 (casualmente el fuego del hueco de la escalera sólo llegó hasta esta planta). Muchas personas murieron en esos intentos, al igual que todos los que intentaba sobrevivir saltando desde las ventana. Todo el que intentaba una caída libre desde la azotea acababa muriendo.

Hacia el mediodía el incendio finalmente se dio por extinguido y el personal de rescate, la policía y los bomberos fueron capaces de acceder al edificio en busca de sobrevivientes, y para contabilizar todos los muertos. Según informaron las autoridades, había cuerpos esparcidos por todas partes y, finalmente, la cifra oficial de fallecidos era de 188.

Las “13 alamas no identificadas” y la “Casa del Mal”

A medida que los equipos de bomberos y de rescate pasaban de un piso a otro y de una habitación a otra para evaluar los daños, se encontraron con un ascensor completamente sellado. Los bomberos tuvieron que hacer un gran esfuerzo para abrir las puertas, pero lo que encontraron fue una escena dantesca; una masa de cuerpos carbonizados apilados en el suelo y en las paredes.

El calor en la caja metálica del ascensor había hecho que muchos de los cuerpos se fusionaran, lo que hizo que tardaran un buen rato en contabilizar a las 13 víctimas. Los cuerpos eran irreconocibles y nunca se pudo identificar los 13 cuerpos. Pero lo más sorprendente fue que nadie reclamó su desaparición. Fueron enterrados en el cementerio junto a San Pedro, y la tumba fue conocida como las “13 Almas”.

Aunque una de las peores historias ocurridas en el terreno tuvo lugar mucho antes de la construcción del propio edificio. En 1948, un químico de 26 años llamado Paul Campbell vivía en una casa en esos mismos terrenos con su madre y sus dos hermanas. Una noche, sin ninguna razón aparente, Paul asesinó a su familia, arrastrando los cuerpos al exterior de la casa antes de suicidarse.

Muchas personas desconocían este hecho o no le daban tampoco mucha importancia, pero después del incendio uno de los bomberos se infectó de alguna manera por un cadáver, muriendo al día siguiente. Fue en este punto cuando los locales estaban más que seguros que la tierra donde se erigía el edificio estaba maldito. El barrio donde estuvo la casa de Campbell, y más tarde el edificio Joelma, fue conocido como “La Casa del Mal”.

Un edificio embrujado

Después del incendio, el edificio Joelma estuvo cerrado durante varios años debido a las labores de remodelación, rebautizándolo como “Praça da Bandeira”. Había esperanzas entre los locales de que el nuevo edificio haría olvidar la terrible tragedia. Pero muy a lo contrario de lo esperado, el nuevo edificio presentó gran cantidad de actividad paranormal. Sobre todo las plantas superiores de la decimoquinta, que parecen ser las anfitrionas de una serie de apariciones fantasmales en las escaleras que hacen disparar las alarmas de incendios constantemente y que provocan un mal funcionamiento en los ascensores.

Los psíquicos que entran en el edificio para contactar con las almas de los fallecidos en el gran incendio dicen que hay muchas energías que vagan por la parte superior de la planta decimoquinta, aunque muchas de ellas son presencias amigables. Sin embargo, también han afirmado que existen presencias oscuras realmente enojadas.

Y no podemos obviar que algunos lugareños dicen que las tumbas de las 13 almas perdidas del edificio Joelma tienen cualidades milagrosas. Según se dice, cuando alguna persona gravemente enferma pasa delante de sus tumbas a los pocos días es curada milagrosamente, sobre todo personas con quemaduras. Eso dio paso a un peregrinaje de muchas personas, quienes viajaban de todo Brasil para obtener el cumplimiento de sus milagros. Aunque la iglesia nunca ha reconocido oficialmente los milagros de las trece almas, los residentes de São Paulo y de muchas partes del país reconocen las tumbas de los 13 como un lugar sagrado en el que los enfermos se curan y los deseos se hacen realidad.

Un misterio que continúa en nuestros días

En el momento del incendio, Joelma tuvo el mayor número de muertes atribuidas a una tragedia en un edifico. Este macabro registro sólo fue superado cuando las torres del World Trade Center se derrumbaron en la ciudad de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. En la actualidad el antiguo edificio Joelma tiene docenas de habitaciones vacías, y continúa el intento de librar al lugar de los espíritus. Las historias que rodena el viejo edifico siguen siendo uno de los grandes misterios de la época moderna, y aunque algunos son escépticos en cuanto a la presencia de actividad paranormal en el edificio, otros están completamente convencidos de que todos los fenómenos son una realidad.



miércoles, 25 de julio de 2018

Mossie, el monstruo



Japón es una tierra agreste, montañosa y con una belleza natural incomparable. Tal vez el ejemplo más conocido de esta belleza natural es el majestuoso y emblemático monte Fuji, uno de los monumentos más famosos y reconocibles del país. Este monstruo de la naturaleza se alza en la prefectura de Yamanashi, y es la montaña más alta de Japón, con un majestuoso pico ampliamente visible a kilómetros de distancia, incluido desde la bulliciosa metrópolis de Tokio. La montaña, que es en realidad un volcán, ha sido venerada por los japoneses durante siglos. Pero además de su belleza agreste, el monte Fuji también es conocido por sus misterios.

Y en la mitad norte del Monte Fuji encontramos los cinco lagos, una zona conocida como Fujigoko. En tiempos remotos, la lava de las erupciones volcánicas se extendían por toda la zona, que con el tiempo han dado como resultado la formación de los lagos. Estos cinco lagos son el lago Kawaguchi, lago Motosu, lago Saiko, lago Shōji (el más pequeño de los cinco), y el lago Yamanaka, que es el más grande de los cinco y también el tercer lago más alto de Japón. El Fujigoko es un destino turístico popular para la gente de todo Japón, además de ser el hogar de una misteriosa bestia.

El comienzo de una leyenda

Durante años, estos pintorescos lagos han sido el escenario de una serie de extraños avistamientos de una criatura no identificada, que ha sido apodada por los lugareños como como Mossie, en un intento de emular a la criatura más famosa de Escocia, Nessie. En el caso de Mossie, según los informes de los avistamientos la criatura, tiene unos 30 metros de longitud y con un cuerpo parecido a un caimán o a un cocodrilo.

Algunos informes han mencionado también que posee una aleta dorsal larga como la de un tiburón, pero por desgracia la mayoría de los avistamientos han sido simplemente de formas grandes y oscuras que nadaban bajo la superficie del agua, sin detalles visibles. Una gran cantidad de avistamientos se han producido en o cerca del atardecer, cuando la criatura parece estar más activa.

En busca de Mossie

La criatura del lago del monte Fuji llegó a ser ampliamente conocida en la década de 1970, cuando se produjo una ola de avistamientos de “algo grande e inexplicable” que acechaba en las profundidades de los lagos. La idea de un extraño monstruo acuático vagando por las aguas a los pies del famoso monte Fuji llamó la atención de los principales medios de comunicación. La gente llegaba en masa con el fin de disfrutar no sólo de la belleza de la montaña y de sus alrededores, sino también con la esperanza de poder ver al monstruo.

Con el fervor del monstruo del lago, gran cantidad de barcos descendían por los lagos tratando de encontrarlo, incluso un grupo de pescadores decidieron probar suerte con sus redes para capturarlo. Los pescadores pasaron días con la esperanza de atrapar a la criatura, pero en un principio no encontraron evidencias de su existencia. Pero no mucho tiempo después, los pescadores comprobaron sorprendidos que sus redes estaban completamente destrozadas. Nadie podía explicar lo ocurrido, pero la evidencia mostraba que algo muy grande y fuerte había inutilizado todas las redes.

Debido a este extraño acontecimiento, otros barcos decidieron realizar lecturas de sonar por el lago. Lo que observaron en el sonar sorprendió incluso a los más escépticos, extrañas y grandes figuras en movimiento en las profundidades. Un capitán del barco dijo haber recogido en varias ocasiones una forma oscura inexplicable que él describió como de unos 25 metros de longitud. Otros barcos informaron haber detectado formas imposibles de identificar, lo que ellos describieron como un grupo de enormes criaturas enormes, y que no se correspondía a bancos de peces o características geográficas.

Testigos de la existencia de la criatura

Ken Yanoguchi afirmó haber tenido un encuentro muy cercano con la bestia en la década de 1970. Según explico, él se encontraba en el lago Saiko con su pequeño barco de pesca, cuando de repente chocó contra algo que apareció de la nada en el agua. Pensando que era un tronco lo intentó empujar con el remo, pero casi inmediatamente Ken se dio cuenta de que el extraño objeto era el lomo de una gran criatura sobresaliendo en el agua. Según la descripción de Ken, la criatura tenía la apariencia de un pez o de una ballena enorme, incluso en un principio Ken pensó que se trataba de una ballena, aunque era completamente imposible qué una ballena pudiese estar en uno de los cinco lagos. La criatura despareció tranquilamente bajo el agua y nunca más se la volvió a ver.

En la década de 1980, continuaron los avistamientos y la criatura fue incluso grabada en octubre de 1987. Un hombre llamado Yoneyama estaba con otras tres personas tomando unas fotografías del lago y de sus alrededores cuando observaron una extraña ola en el lago, pero lo mas extraño fue que las aguas estaban tranquilas. Entre las olas observaron atónitos un misterioso “cuerpo” de unos 3 a 5 metros de algo que no pudieron identificar, que describieron como áspero como la piel de un cocodrilo. Ellos fueron capaces de grabar en vídeo a la criatura, pero por desgracia las imágenes solo mostraban una forma oscura y por lo tanto las evidencias eran poco concluyentes. Los avistamientos de la evasiva criatura se han reducido en los últimos años, pero un grupo de expertos del pueblo de Kamikuishiki ha continuado la investigación de Mossie desde 2005.

¿Existe realmente Mossie?

Mossie ha sido visto en los cinco lagos del monte Fuji, lo que podría explicarse debido a que el lago Motosu está conectado al lago Saiko y el lago Shōji por un sistema de ríos subterráneos que misteriosas criaturas submarinas podrían usar para viajar entre los lagos. Sin embargo, lo que no se puede explicar fácilmente es como un enorme monstruo está viviendo en los lagos. Se cree que la actividad volcánica que formó los lagos es relativamente reciente en términos geográficos, con lagos formados en algún momento durante los siglos noveno y décimo. Esto hace que sea imposible que un animal prehistórico se haya quedado atrapado en los lagos hace millones de años.

La presencia de un gran monstruo no identificado se complica aún más por el hecho de que no hay ríos o drenaje natural conectados y tampoco hay posibilidad de que algo haya accedido desde el mar a través de esta ruta. Además, muchos de los peces en los lagos fueron introducidos artíficamente, y no hay especies de peces conocidas que tengan un tamaño lo suficientemente grande como para causar todo estos avistamientos. Estos hechos hacen que sea difícil determinar lo que podría ser Mossie.

Se han sugerido muchas teorías, desde peces introducidas de gran tamaño, como enormes bagres o esturiones que de alguna manera han sido liberados en el lago. En el caso del esturión se sabe que han sido introducidos en algunas zonas de Japón, pero no existe constancia de su presencia en los cinco lagos de Fuji. Por lo tanto, no existe en los lagos ninguna especie de pez conocida que se ajuste al tamaño de Mossie.

Independientemente de la naturaleza misteriosa del monstruo de Fujigoko, los avistamientos de Mossie continúan a día de hoy. ¿Pude ser que una gran criatura no identificada este al acecho en algún lugar desconocido de estos lagos?

domingo, 22 de julio de 2018

Jubokko, el árbol vampiro de Japón



La criptozoología se encarga de estudiar tanto animales como plantas cuya existencia no es aceptada por la ciencia. Entre los expertos en el tema abundan las historias de grandes plantas carnívoras que llegan a consumir animales e incluso seres humanos. ¿Te puedes imaginar a un árbol sediento de sangre humana? Un árbol cuyos orígenes no se encuentran en la naturaleza, sino en fuerzas sobrenaturales. En el folclore japonés, las leyendas advierten sobre una planta vampiro llamada Jubokko.

Toda clase de fuerza malévola como los monstruos, espíritus y demonios son denominados yokai dentro del folclore japonés. Algunas de estas entidades sobrenaturales se originaron a partir de un animal, ser humano o incluso un hogar que pasó por un evento traumático o violento.

No son raras las leyendas de plantas que se alimentan de seres humanos como el Jubokko. En la historia, este ser alguna vez fue un gran árbol en un campo de batalla cuyas extensas raíces terminaron absorbiendo grandes cantidades de sangre de los soldados muertos que empaparon el suelo y originaron al monstruo.

Un monstruo nacido en la guerra.

Jubokko tiene la apariencia de cualquier otro árbol mientras acecha a sus víctimas en el bosque. Solo los muy observadores advierten las inusuales ramas dentadas o los múltiples huesos que descansan en las raíces. Muchos pasan por alto esto y cuando se dan cuenta ya es muy tarde.

Las ramas atrapan a sus presas y las levantan hasta el tronco principal. Venas y arterias de la víctima son apuñaladas por las ramas a medida que Jubokko drena toda su sangre. El cuerpo sin vida queda colgado o cae al suelo donde alimenta a los animales carroñeros hasta que los huesos se integran a los de otras víctimas en las raíces.

Frecuentemente Jubokko está sediento de sangre humana, pero es capaz de alimentarse de una gran cantidad de animales siempre que no haya víctimas humanas cerca.

Muchas de las leyendas japonesas que hablan de los yokai incluyen formas de derrotarlos. Quizá el Jubokko sea un monstruo, pero tiene las mismas debilidades que una planta. Algunas historias hablan de cortar el árbol mientras se pelea con sus ramas o prenderle fuego hasta que quede reducido a cenizas. Dicen también que las ramas del Jubokko son capaces de curar heridas y aliviar ciertas enfermedades.

jueves, 19 de julio de 2018

La Piedra de Aserrí y la Bruja Zárate



Había una vez una pintoresca ciudad llamada Aserrí ubicada a 11 km al sur de San José y gobernada por un español ilustre y bien parecido, de quien la Bruja Zárate se enamoró perdidamente. El la despreció y entonces ella juró vengar aquel desaire que le hizo el español. Días después amanecía la aldea convertida en una enorme piedra, los habitantes en animales de la montaña y el orgulloso español Pérez Colma pasaba a la categorfa de pavo real.

La Zárate era una mujer blanca, gorda, pequeña, de ojos grandes y negros, mirada maliciosa, usaba peinado con dos trenzas, dueña de sí misma, solía curar a sus enfermos y cuando le consultaban casos tristes, les obsequiaba frutas que al llegar a sus casas estas se convertían en piedras preciosas y monedas de oro.

Cierto día, un señor llamado Diógenes Olmedo fue a visitar a la famosa Zárate, para ver si le daba suerte y fortuna. Después de caminar cerca de seis horas, llegó al anochecer a la piedra y cansado de dar vueltas alrededor de ella sin encontrar un medio para poder hablar con la Bruja Zárate, resolvió recostarse en la piedra y esperar. Esperó tanto que el cansancio lo dominó y se quedó dormido. Horas después deliraba, mirando a su lado un árbol en cuyas ramas se posaron unas blancas palomas diciéndole con voz humana: “Si quieres hablar con la encantadora Zárate, da tres golpes a la piedra y dí las siguientes palabras: -Busco en vano mi ideal… años caminando y siempre en pie, linda Zárate escucha y ábreme por el amor al pavo real”. Seguidamente las palomas retomaron el vuelo dejando caer pétalos blancos.

Diógenes despertó… Ya era medianoche, levantándose dió tres golpes a la piedra y al mismo tiempo repitió las palabras que le habían dicho las palomas. En ese instante la piedra se iluminó, apareció la Zárate con un chal tinto cruzado por los hombros, en sus dedos un cigarrillo encendido y en la otra sujetaba con una cadena un lindo pavo real. Se dirigió con amabilidad al pobre hombre que temblaba de pavor diciéndole: ¿Qué de mi, buen hombre. En que puedo complacerte? Diógenes, tomando valor se acercó, la saludó inclinándose y luego le contó su doliente historia, su viudez, sus hijos enfermos y hambrientos. La Bruja Zárate. como si recordara algo y pensativa le preguntó: ¿Cuánto tiempo hace que murió tu esposa y cómo se llamaba? El pobre hombre le respondió: -Ella no murió… hace dos años salieron ella y unas amigas a bañarse a un río en la montaña… nunca más se supo de ella ni de sus amigas, desaparecieron misteriosamente… su nombre era Lupita Olmedo. La Zárate movió sus cejas, aspiró el humo de su cigarrillo y con una carcajada estripitosa enfrió la sangre del pobre hombre y le dijo: “Conmovida por tu amargo sufrir y porque me has pedido por el amor de mi ave favorita, el pavo real, te voy a dar lo que necesitas”. Caminaron una hora montaña arriba y por fin llegaron a una planicie en donde una hermosa laguna rodeada de bambues, toronjas y limones emergían de ese bello lugar, la bruja tomó varias toronjas y le dijo: Toma, aquí tienes el alimento de tus hijos”. Diógenes llenó su alforja con los frutos, en ese instante doce palomas blancas se posaron sobre los bambues y la bruja Zárate le dijo: “Puedes marcharte ya, esas palomas te serán de guía”.

Regresaba el pobre hombre pensativo y desilusionado, llevando en los hombros aquel cargamento de toronjas y en el alma la promesa de una mujer coqueta y repugnante. ¿Para qué tanta fruta y tantas palabras vanas?… Llegando a la mitad del camino y sintiendo aquella pesada carga decidió aliviarla, y arrojó seis toronjas por un precipicio hasta llegar a un río y desaparecer. Más aliviado prosiguió su camino, sus hijos lo divisaron y echaron a correr hacia el preguntándole que les había mandado la señora Zárate. Diógenes fingiendo alegría, les contó que ella les mandaba unas hermosas toronjas y que al día siguiente llegarían doce palomas blancas a darles una sorpresa. Los niños se durmieron esa noche, esperando el día siguiente para atrapar las palomitas y divertirse con las toronjas. Al día siguiente las toronjas amanecieron convertidas en oro puro, y más tarde Diógenes y los niños percibieron el ladrido de los perros y pisadas de caballos, cuál sería la sorpresa al ver que regresaban las doce paseantes que una mañana, felices fueron a la montaña y no regresaron. Lupita Olmedo venía adelante galopando para estrechar a sus hijos y su inconsolable esposo. Y contaban que la bruja Zárate, al verlas bañandose en el río tuvo la ocurrencia de convertirlas en palomas blancas y que formarían así su corte de honor. En cuanto al pavo real, le prometió que tan pronto consienta en ser su esposo, le devuelve su forma primitiva, pero el honorable español conservará su abolengo, es preciso resignarse a ser pavo real prisionero, antes que esposo de la hechicera en libertad.

La Piedra de Aserrí

Era otra época, eran otros tiempos; y el pintoresco poblado de Aserrí, estaba gobernado por un español ilustre y bien parecido; Pérez Colma era su nombre y muchas las miradas femeninas que seguían sus pasos y muchos los corazones que suspiraban por el apuesto hombre.

Entre ellas sobresalían los ojos negros ojos de mujer misteriosa: Zárate.

Baja y gorda, era esta señora, cuyos grandes ojos tenían una mirada fiera y maliciosa, al hablar movía mucho las cejas y salpicaba su conversación de estridentes carcajadas.

Acostumbraba peinar su oscurísimo cabello en dos trenzas y su andar era cadencioso. Zárate era muy dueña de sí misma, acostumbraba imponer a todo el mundo sus caprichos y también solía curar sus enfermedades, y es que ella era una bruja. Un bruja cuando acudían a ella genes con casos tristes, les obsequiaba frutas, luego la gente al llegar a sus cosas descubrían que estas se habín convertido en piedras preciosas y monedas de oro.

Así era la mujer que se había enamorado de Pérez Colma, pero el orgulloso español la despreció, y ella juró vengar aquel desaire.

Días después la aldea amaneció convertida en una enorme piedra, los habitantes en animales de la montaña y el apuesto gobernador en pavo real.

Pero como el tiempo no pasa en balde, con el correr de los años, nuevos pobladores llegaron a esos lares y levantaron sus casas, sin sospechar que dentro de aquella piedra vivía la Zárate, con la esplendidez de una sultana de cuento oriental.

Por las noches, ella abría la piedra y daba albergue a todos los animales, inclusive al hermoso pavo real, a quien llevaba sujeto de una de sus patas, por una cadena de oro.

Pero aunque el tiempo había pasado, todavía había gente que sabía del poder de la bruja; y acudía a ella en busca de remedios a sus males.

Cierto día, un hombre llamado Diógenes Olmedio, fue a visitar a la famosa hechicera, su corazón estaba atribulado, hacia dos años su esposa y unas amigas habían desaparecido, aquello destrozaba su corazón y el de sus hijos.

El pobre hombre caminó seis horas hasta que por la noche llegó al poblado, al divisar la piedra, se acercó a ella y luego de rodearla varias veces en busca de la misteriosa mujer, ya cansado, resolvió recostarse un rato con la mole mientras esperaba. Pero eran tanto su cansancio, que pronto se quedó profundamente dormido.

Horas después, entre sueño, él sientió que era despertado por un suave batir de alas; al mirar hacia un árbol cercano, pudo ver como unas palomas blancas se posaban en sus ramas y al mirarlo con voz humana le dijeron:

– Si querés hablar con la encantadora Zárate, da tres golpes a la piedra y di los siguientes versos:
“Busco en vano mi ideal
años caminando y siempre en pie,
linda Zárate escucha y ábreme
por el amor del pavo real”
Y después de referirle esta confidencia, levantaron vuelo.

Era casi la media noche, cuando el hombre despertó, y se decidió a seguir las indicaciones recibidas en el sueño: dió tres toques a la mole y recitó los versos… entonces, en ese mismo instante, la piedra se iluminó y parecia abrirse, más parecía un poblado, con sus casas y calles; entonces oyó abrir y cerrar puertas, escuchó ladridos, voces y risas; y la luz que emanaba el lugar, parecía haber convertido la noche en día.

Diógenes se restregó los ojos, ¿estaría soñando? Pero sus dudas se desvanecieron ante la presencia de una mujer bajita, vestida de negro con un chal oscuro sobre los hombros, quien avanzaba hacia él con un pavo real sujeto por una cadena de oro.

La Zárate se dirigió a él con mucha amabilidad:

-¿Qué deseas de mí buen hombre?

Diógenes se armó de valor para contar a la misteriosa señora todas sus atribulaciones, cómo había desaparecido su mujer, su soledad, sus hijos enfermos, la falta de trabajo y comida.

– Fue hace dos años señora, que ella y sus amigas salieron de paseo… eran doce con mi mujer; ellas fueron a bañarse al río, y de pronto el misterio, desaparecieron para nunca más volver, ni sus cuerpos encontramos. Se llamaba Lupita de Olmedo – le contó en medio de sollozos.

Entonces ella, se quedó pensativa, como recordando algo y como hablando para sí misma dijo:

– Hace dos años que la perdiste, si dos años… pero ella y sus amigas no murieron… ¡Ya se cuál es…!

Zárate hizo una seña al hombre de que la siguiera, mientras le comentaba:

– Estoy conmovida por tu sufrimiento y como me pediste ayuda en nombre de mi ave favorita, te voy a dar lo que necesitas.

Caminaron por la montaña, la cual lucía preciosa: corría una suave briza y estaba llena de luz (¡cómo si fuera de día! ).

La Zárate soltó la cadena del pavo real, quien sacudió sus alas y mostró orgulloso toda su belleza, entonces lanzó un alegre grito, el cual fue respondido a manera de saludo, por los animales de la montaña.

Luego de caminar como una hora, llegaron a un hermoso paraje, donde crecía un árbol de toronjo.

La mujer arrancó doce de sus frutos y se los entregó a Diógenes, al tiempo que le decía:

– Tomá, aquí tenés alimento para tus hijos.

El hombre, sin comprender, abrió la alforja que llevaba al hombro y las echó dentro.

Entonces se oyó un suave aleteo y doce palomas blancas llegaron a posarse en el toronjo.

– Ahora podés marchar buen hombre, y mañana, esas palomas blancas te van a dar una sorpresa muy mía, esperalas.

Diógenes regresó sobre sus pasos, iban tan pensativo y desilusionado, que no notó que al alejarse de aquél lugar, volvía a ser de noche, o más bien de madrugada, ya que el sol apenas empezaba a rayar.

Pero el cargamento de toronjas pesaba en la alforja, entonces al llegar a un despeñadero, él decidió dejar allí la mitad de las frutas, para aligerar su largo viaje a casa.

Ya había avanzado el día cuando sus hijos lo divisaron acercándose a la casa, corrieron a su encuentro preguntándole qué les había mandado la señora Zárate.

Diógenes, fingiendo alegría les dió las frutas diciendo que ellas se las enviaba para que jugaran y que al día siguiente recibirían la visita de doce palomas blancas, muy lindas que vendrían a jugar con ellos.

Los chicos casi no pudieron dormir esperando que amaneciera, para ver las palomas que según Zárate les traerían una sorpresa.

Y muy temprano en la mañana, con asombro todos descubrieron que las toronjas traídas por su padre, ya no eran simples frutas, sino unas bolas de oro macizo.

No habían salido de su asombro, cuando escucharon el ladrido de perros, el galope de caballos y voces de mujeres, todos corrieron a la puerte y ¡qué sorpresa!

Regresaban las doce paseantes que una mañana fueron a la montaña y no regresaron. Lupita venía de primera, deseperada por abrazar a sus hijos y su marido. Fue un encuentro lleno de felicidad.

Más tarde las mujeres les contaron que la Zárate, al verlas bañándose en el río, tuvo la ocurrencia de convertirlas en palomas blancas, para su corte de honor.

¿Y el pavo real?

Bueno, al orgulloso de Pérez Colma, le tiene prometido que en cuanto acepte a convertirse en su esposo, le devolverá su forma humana. Pero el español dice que prefiere ser pavo real prisionero que casarse con semejante mujer.

lunes, 16 de julio de 2018

Padre Carlo Crespi



Los descubrimientos del Padre Carlo Crespi y la colección de artefactos antiguos de tiempos antidiluvianos.

La historia del Padre Crespi es uno de los más enigmáticos alguna vez contada: una civilización desconocida, increíbles artefactos, una enorme cantidad de símbolos escritos en planchas de oro pertenecientes a una lengua desconocida y representaciones extrañas que conectan a la América precolombina con los antiguos Sumerios. La crónica de los acontecimientos, y la forma en que fueron tratados, de acuerdo con muchos, revela una conspiración para ocultar la verdad sobre la historia de la humanidad.

Él fue un sacerdote salesiano misionero que vivió en la pequeña ciudad de Cuenca, Ecuador, durante más de 50 años, dedicando su vida al culto y a las obras de caridad.

El sacerdote era una persona de muchos talentos: era un educador, un botánico, un antropólogo, músico, incluso también un gran humanista.

En 1927, su vocación misionera le llevó a vivir al lado de los indígenas ecuatorianos, haciéndose cargo de los indígenas, y consiguiendo el respeto de la tribu Jíbaro, que comenzó a considerarlo como un verdadero amigo.

Como muestra de gratitud, durante las décadas que el Padre Crespi estuvo con ellos, los indígenas le donaron cientos de piezas arqueológicas que datan de un tiempo desconocido explicando que eran objetos que encontraron en un túnel subterráneo que hallaron en la selva de Ecuador. Muchos de ellos eran de oro, talladas con jeroglíficos de un idioma desconocido y todavía nadie ha podido descifrarlo.

Los objetos habían sido recuperados por los indios en una cueva muy profunda, conocido como la Cueva de los Tayos, ubicado en la región amazónica conocida como Morona Santiago. La cueva, que se encuentra a unos 800 metros sobre el nivel del mar, fue llamado debido a las características aves Tayos que son casi ciegos y que viven en sus profundidades.

Siendo un hombre de cultura, el Padre Crespi pronto se dio cuenta de que los extraordinarios artefactos mostraban similitudes preocupantes con la iconografía de las antiguas civilizaciones mesopotámicas, lo que sugería algún tipo de conexión entre culturas que se desarrollaron en lados opuestos del planeta.

El Padre Crespi estaba convencido de que las laminas y las planchas de oro donados a él, y que él estudió, indican claramente que el antiguo mundo de Oriente Medio antes de la gran inundación estaba en contacto con civilizaciones que se habían desarrollado en el Nuevo Mundo, ya presente en América desde hace sesenta mil años.

Según el Padre Crespi, los jeroglíficos arcaicos que habían sido grabados, o tal vez prensados con moldes, no eran otros que la lengua materna de la humanidad, la lengua que se hablaba antes del Diluvio. En su ingenuidad de un hombre de fe y cultura, el religioso no se dio cuenta de que sus ideas ponían seriamente en cuestión las teorías establecidas por la arqueología convencional (la oficial).

Ya que los artefactos donados habían formado una colección muy grande de objetos, en 1960 Crespi solicitó y obtuvo el permiso del Vaticano para crear un museo en la misión salesiana de Cuenca.

Para Cuenca fue el museo más grande que jamás se haya creado en el Ecuador, por lo menos hasta 1962, cuando un misterioso incendio destruyó por completo la estructura, y la mayoría de los hallazgos se perdieron para siempre. Sin embargo, Crespi parece haber sido capaz de salvar algunas piezas que se escondieron en un lugar que sólo él conocía.

En 1969, Juan Moricz, investigador húngaro naturalizado argentino, exploró a fondo la cueva, encontrando muchas láminas de oro que reporto tenían incisiones arcaicas como jeroglíficos, estatuas antiguas de estilo del Oriente Medio, y muchos otros objetos de oro, plata y bronce: cetros, cascos, discos, placas. Crespi indico a Moricz cómo entrar en la cueva y cómo hallar el camino correcto en el insondable laberinto situado en sus profundidades.

En 1972, fue Erik Von Daniken escritor sueco el que difundió la noticia del descubrimiento del investigador húngaro. Cuando la noticia del extraño descubrimiento de Moricz se extendió por todo el mundo, muchos eruditos decidieron explorar la cueva con expediciones privadas.

Uno de las primeras y más audaces expediciones que se llevó a cabo en 1976 fue realizada por el investigador escocés Stanley Hall en la que participaron el astronauta estadounidense Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna, el 21 de julio de 1969. Se dice que el astronauta informó que en los tres días que permaneció en el interior de la cueva eran incluso más significativo que su legendario viaje a la Luna.

A finales de los años 70, Gabriele D'Annunzio Baraldi visitó por un largo tiempo Cuenca, donde se reunió tanto con Carlo Crespi y Juan Moricz. En esa ocasión, Carlo Crespi confió al italo-brasileño que la Cueva de los Tayos era insondable y que los miles de ramificaciones subterráneas no eran naturales, sino más bien hecho por el hombre en el pasado.

Según Crespi la mayoría de los hallazgos que los nativos le entregaron provenia de una gran pirámide subterránea, ubicada en un lugar secreto. El religioso italiano confeso entonces a Baraldi que, por temor a futuros saqueos, ordenó a los nativos que cubrieran de tierra la totalidad de la pirámide, de modo que nadie pudiera encontrarlo.

Baraldi se dio cuenta de que en muchas placas y láminas de oro fueron recurrentes diversos signos: el sol, la pirámide, la serpiente, el elefante. En particular, la placa donde una pirámide fue grabada con un sol en su cumbre fue interpretado por Baraldi como una masiva erupción volcánica que ocurrió en el pasado distante.

Cuando Carlo Crespi murió en abril de 1982, su fantasmagórica colección de arte antediluviano fue sellada para siempre, y nadie podía admirarlo. Hay muchos rumores sobre el destino de los preciosos artefactos recogidos pacientemente por el religioso de Milán. Algunos fueron simplemente enviados en secreto a Roma, y ocultados en alguna bóveda del Vaticano.

Muchos arqueólogos convencionales han acusado al Padre Crespi de ser un impostor o simplemente un visionario, que hizo pasar planchas de oro como genuinos y los cuales eran simplemente falsificaciones o copias de los artefactos de Oriente Medio. Pero a pesar de las acusaciones de la arqueológica convencional permanece las fotografías y numerosos testimonios de muchos estudiosos que demuestran su veracidad.

La impresión que se tiene al leer esta historia es que alguien quería ocultar las fantásticas piezas arqueológicas recogidos y estudiados por el religioso de Milán. ¿Pero por qué? Porque querer ocultar los paralelismos entre las culturas precolombinas de Mesopotamia y aquellos, que son claramente evidentes.

¿Por qué los arqueólogos victorianos creían en la pacífica existencia de una cultura madre antes de que ella hubiera generado culturas hijas con el mismo sistema iconográfico, simbólico y religioso? ¿Y porque hoy los arqueólogos convencionales se oponen ferozmente a esta hipótesis negando esta posibilidad a toda costa? ¿Qué valor tendría el saber que la humanidad desciende de una sola civilización global avanzada antediluviano?