martes, 29 de agosto de 2017

La novia fantasmal



Se dice que en uno de los poblados del sureste del país ocurre de vez en cuando un fenómeno muy extraño. Sucede que ciertos hombres que están comprometidos con sus novias, mueren sin motivo alguno a pocos días de que se celebre la boda.


Fue entonces cuando decidimos acudir a la biblioteca local para saber si en alguno de los libros, podíamos encontrar respuesta a esta extraña leyenda de terror.

Al poco tiempo de estar buscando, notamos que frecuentemente los fallecimientos ocurrían durante la primera quincena del mes de mayo. Luego fuimos con el sacerdote del pueblo y él nos contó que hacía muchos años, una hermosa joven estaba a punto de contraer matrimonio, cuando de entre los arbustos que se encontraban alrededor de la iglesia, salió una bala y le quitó la vida.

Hasta este momento del relato, bien pudieras pensar que eso no tiene nada que ver con la leyenda de terror en cuestión. Sin embargo, volviendo a observar los registros forenses, notamos que las víctimas actuales tenían anotado como causa de la muerte “orificio en el corazón”.

No obstante, el cadáver en cuestión no presentaba ningún balazo aparente. Obteniendo esa conclusión, nos entrevistamos con un espiritista, quien pudo conectarse con la supuesta alma de la novia.

Lamentablemente ya no contamos con la entrevista grabada, pues el casete se desapareció.

A pesar de eso, te puedo asegurar que la “novia” nos dijo que ella sólo mataba a los prometidos que habían sido infieles con sus parejas.

– “Pienso que ellos deben morir de la misma forma en que yo lo hice. Aunque la diferencia conmigo fue que era absolutamente inocente”.

– ¿Sabes quién te mató? Le pregunté con voz temblorosa.

– Sí. Fue mi novio, se escondió tras unos árboles y me disparó.

Inmediatamente después de escuchar las palabras, todo cobró sentido. Por eso, los muertos tenían un orificio en el corazón, únicamente que éste había sido provocado por un fantasma con sed de venganza.

viernes, 25 de agosto de 2017

El penitente de Ovruch



Esta leyenda, muy poco conocida por ser propia de la pequeña ciudad ucraniana de Ovruch, es una de esas leyendas tan jóvenes (surgió a finales de los noventa) que recién acaban de superar el ámbito del rumor urbano.

Cuentan en Ovruch que existe un espectro, un fantasma que algunos han visto penando de madrugada, siempre alrededor de una iglesia, siempre en noches donde la soledad ha impregnado los alrededores del sitio en que se ha aparecido. Dicen que tiene dedos anormalmente largos, que viste de negro y que tiene un rostro que evidencia juventud pese a su monstruoso aspecto: cara aplanada, boca anormalmente alargada y amplia, un ojo más grande que el otro y el cráneo deforme, terminado en una puntuda protuberancia sobre la que cuelga su larga y despeinada cabellera rubia.

Todos los que lo han visto han relatado que caminaba y caminaba alrededor de la iglesia en que se aparecía, que a veces se detenía, se arrodillaba y lanzaba unos gritos escalofriantes pues tenía una voz carrasposa, grave; pero, sobre todo, empañada por una angustia que hacía pensar en los torturados del infierno y matizada por “un algo” indescriptible que denotaba un odio salvaje y abismal, difícil de encontrar incluso en la peor escoria criminal.

Pero lo más curioso de todo es que jamás ha sido visto antes de la una de la madrugada y que siempre, en todas sus apariciones, no ha habido nadie o prácticamente nadie cerca de la iglesia elegida. Es como si no quisiera ser visto, como si evitara dar a conocer su identidad. Además se cree que sólo se manifiesta cuando no hay luna.

Quienes han tenido el valor de acercársele han contado que el espectro salía de su abstracción (todos dicen que siempre estaba como absorto en sus pensamientos), que se volteaba, rugía potentemente, se tiraba al suelo delante del testigo, miraba hacia arriba con gesto agonizante y, después de que sus ojos se volvían completamente negros, su cuerpo translúcido se llenaba de fuego y el espectro desaparecía entre alaridos de dolor…

Su oscuro origen

Nada cierto se sabe sobre cómo empezó todo; no obstante, no más de cinco años tuvieron que pasar desde el inicio de las apariciones para que una versión sobre su origen se hiciera conocida y terminase siendo aceptada como real.

Nota introductoria para entender el supuesto origen de la leyenda: En 1986 se dio la famosa tragedia de la central nuclear de Chernóbil. Fue el accidente nuclear más grave de la historia: Prípiat y Chernóbil se convirtieron en ciudades fantasmas, 172 pueblos fueron desalojados y unas 90.000 personas tuvieron que ser redistribuidas por toda Ucrania. Se declaró entonces una zona de exclusión, unas zonas con control permanente y otras con control periódico, todo dentro del área afectada por la radiación, área en la cual ciertas localidades, tales como Ovruch, no fueron lo suficientemente afectadas como para ser desalojadas o sometidas a controles.

Origen de la leyenda: Inmediatamente después de la tragedia de Chernóbil, unas cuantas familias emigraron a Ovruch en busca de una nueva vida. No obstante, cuentan que a inicios de los noventa una viuda madre de cinco hijos llegó tras ser haber sido expulsada de Prípiat, una ciudad fantasma que fue declarada parte de la zona de exclusión que el gobierno soviético (en ese entonces Ucrania era parte de la U.R.S.S.) decretó tras el desastre nuclear. En otras palabras, la mujer y sus hijos habían estado viviendo en Prípiat sin que los controles los detectaran, lo cual no es muy difícil de creer teniendo en cuenta que, incluso en la actualidad, existe la leyenda urbana de que en Prípiat vive gente…

Según dicen, al llegar a Ovruch la mujer y sus hijos fueron conducidos a la casa de un tío, donde llevaron una vida relativamente normal hasta lo ocurrido a comienzos de 1996. Sólo dos detalles hacían que su vida no fuera completamente normal: el primero, que nunca se vio salir a la calle al menor de los cinco hijos, únicamente se vio a los otros cuatro; el segundo, que de vez en cuando se escuchaban gritos de dolor provenientes de la casa.

Sin embargo, en cierta fría madrugada todos los vecinos del barrio se despertaron tras oír gritos en una casa. “¡Los odio, los odio!”, era lo único que todos recuerdan escuchar aparte de unos cuantos chillidos de angustia, las detonaciones de una escopeta y los “¡Estoy ardiendo!”, previos a la escena del joven envuelto en llamas que salió a revolcarse en la acera mientras su vida se apagaba.

Tras venir a la escena, la Policía encontró muerta a la madre, al tío y a los cuatro hermanos del joven que al parecer se había auto-incinerado. La Prensa no dio mucha importancia al asunto. Nadie supo con certeza el porqué, simplemente se especuló que había existido presión policial para que el suceso cayera en el olvido…

Algunos vecinos le habían dicho a la Policía que a veces habían oído gritos de dolor provenientes de la casa. Alguien incluso afirmó escuchar una vez lo siguiente: “¡Mi cuerpo se quema, todo es tu culpa, todo es tu culpa por quedarnos en Prípiat, vieja estúpida!”. No obstante, la Policía le restó importancia creyendo que era un simple individuo en busca de protagonismo. Con todo, lo último que se supo fue que, según los análisis forenses, no existía gasolina u otro compuesto que permitiese pensar que el joven se había suicidado auto-incinerándose: al parecer, era un extraño caso de “combustión espontánea” ligado a lo que los forenses catalogaron como “alteraciones genéticas”

Síntesis y explicación sobre la difusión del supuesto origen de la leyenda

En suma, la versión sobre el origen del espectro dice que él era el mismo joven que sufrió combustión espontánea ese día, que lo monstruoso de su cara se explicaba por alteraciones genéticas que sólo él (y no sus hermanos) desarrolló mientras vivió en Prípiat a espaldas del gobierno soviético, que había matado a su madre porque la culpaba de sus mutaciones y del ardor que sentía en su cuerpo, que mató al resto de la familia porque se sentía rechazado y había acumulado odio y, finalmente, que penaba cerca de iglesias porque estaba lleno de remordimiento y deseaba el perdón divino. 

Nadie ha explicado de forma suficientemente satisfactoria por qué el espíritu viste de negro. Unos dicen que está pagando el Purgatorio en la Tierra y que el atuendo negro le fue otorgado para representar la oscuridad de su alma; otros, menos fantasiosos, plantean que simplemente vestía de negro antes de quemarse. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, la historia sobre el origen del fantasma se ha ido llenando de detalles e incluso ha llegado a figurar en ciertos foros virtuales de la web en ucraniano.

lunes, 21 de agosto de 2017

Los Gemelos Traviesos



Pedrito y Juanito eran inseparables, no en vano eran hermanos gemelos y estaban entre los pocos niños de su edad que quedaban en el pueblo. Hacia años que la gente había empezado a migrar a la ciudad y los pocos jóvenes que permanecían en el pueblo lo hacían más por apego a sus mayores que por un deseo real de quedarse. Los padres de Pedro y Juan no eran la excepción, más de una vez se habían planteado hacer las maletas y arriesgarse a empezar una nueva vida en la ciudad, alejados de la monotonía del campo y el pesado trabajo de arar y sembrar los cultivos. Pero la idea de que sus hijos se criaran entre coches, humo y los peligros propios de las grandes urbes les frenaban. Aunque claro, eso también tenía su contra, los niños prácticamente estaban solos y no tenían muchos amigos con los que jugar.

Los gemelos eran conocidos en todo el pueblo por sus travesuras, es normal a esa edad que los niños sean inquietos y más cuando se aburren por no tener amigos con los que correr y jugar, pero los pequeños no paraban con sus pillerías y muchos ancianos del pueblo ya estaban hartos de ellos. Incluso, más de uno le había dado una bofetada a alguno de los gemelos o había ido con el cuento a sus padres o al cura, quienes a su vez ya les habían pegado más de un tirón de orejas. Su curiosidad no tenía límites y aprovechaban cualquier despiste para colarse en la casa de un vecino o espiar por una ventana.

Como en todos los pueblos, en el que residían los niños había un viejo huraño, uno de esos abuelos cascarrabias y con mal carácter al que pocos echan de menos cuando muere. Ese era el caso de don Vicente, que cuando falleció a los 75 años de edad no dejó mas que una sensación de alivio entre sus vecinos. Ya había protagonizado alguna pelea por sus terrenos con familiares y propietarios de las zonas colindantes, así que la noticia de su muerte no tuvo demasiado impacto en el pueblo. Aunque por supuesto llegó a oídos de los gemelos, que no dudaron ni un segundo que tenían que ir a investigar.

Nunca habían visto un muerto y su curiosidad fue tan grande que decidieron colarse en la casa de don Vicente cuando todo el mundo había salido del velatorio. Lo de “todo el mundo” es más un decir que lo que pasó realmente, porque salvo un par de plañideras aficionadas a llorar sin motivo aparente en cada funeral que se celebraba en el pueblo (incluso cuando casi no conocían al fallecido), prácticamente no fue nadie a presentarle sus respetos a don Vicente. Tal era el abandono del cadáver del anciano que incluso faltando pocas horas para su funeral ni siquiera le habían metido dentro de su ataúd y aún descansaba sobre una mesa en mitad del salón de su casa.

Pedrito y Juanito encontraron la casa vacía y las condiciones idóneas para saciar su curiosidad y ver al muerto sin que nadie les moleste. Con una total falta de respeto lo manosearon, le intentaron abrir los ojos y la boca, le movieron los brazos como si fuera una marioneta y le imitaron mientras se reían de él, pero un ruido en la finca les alertó.

Corrieron hacia la salida, pero ya era demasiado tarde y, sin saber dónde ocultarse, se metieron en un pequeño armario que estaba tirado en mitad del suelo del recibidor.

La voz de dos hombres que reconocieron como el cura y un viejo herrero, con el que habían tenido problemas en el pasado, sonó acercándose al armario.

-¿Quién ha dejado esto aquí tirado? No se puede ni pasar al salón, ya me contarás cómo va a pasar la gente a presentar sus respetos a don Vicente- Dijo el cura

-Tampoco creo que fuera a venir nadie, don Vicente se ha labrado a pulso una reputación de maleducado durante años y no creo que le llore nadie en este pueblo.

-No hables así, el hombre ya está esperando el juicio de Dios que es el único que tiene el poder de juzgar sus actos- aseveró el cura.

Ambos trataron de levantar el atáud (los niños, mientras los hombres hablaban, se habían escondido dentro por miedo) y se dieron cuenta de que ya estaba lleno.

-¡Ves! aún quedan buenos samaritanos en el pueblo, alguien nos ha facilitado el trabajo y ha metido a don Vicente en su caja. Llevésmoslo a su descanso eterno.-dijo el cura.

Los niños escuchaban toda la conversación desde el interior del féretro, pero era tanto el miedo que tenían al cura y al herrero que no quisieron revelar que en realidad eran ellos los que estaban dentro y quisieron esperar el momento adecuado para escapar.

Nadie acudió al funeral de don Vicente, por lo que el cura, cansado de cargar con la caja y el supuesto muerto, decidió realizar una versión rápida de la misa y en cinco minutos ya había despachado la situación. Los niños, víctimas del calor y el aburrimiento, empezaban a sentirse muy cansados y casi sin darse cuenta se quedaron dormidos. No pasaron más de cuarenta minutos cuando un ruido en la tapa del ataúd les despertó. Paletadas de tierra caían sobre la caja que ya había sido sellada y ni las patadas ni los gritos de los gemelos parecieron alertar al anciano enterrador que era conocido en el pueblo por su sordera. Los niños quedaron enterrados vivos y nadie parecía haberse dado cuenta…

Los padres de Pedrito y Juanito se sorprendieron cuando estos no llegaron a la hora de la merienda, pero imaginaron que estarían demasido entretenidos jugando o que algún vecino del pueblo les había invitado a comer algo. Lo que ya les alarmó fue que anocheció y llegó la hora de la cena y no aparecían por ninguna parte. Entonces comenzaron a buscarles y preguntaron a todo el que se encontraban por las calles, pero nadie parecía haberles visto en todo el día. Asustados llamaron a la Guardia Civil y una pareja de agentes se acercó a coordinar las labores de búsqueda. La madre recordó la muerte de don Vicente y tuvo la intuición de que los niños probablemente fueran a curiosear, pero allí no encontraron más que el cadáver del anciano sobre la mesa del salón, los vecinos se alarmaron cuando encontraron al muerto aún sin enterrar y rápidamente llamaron al cura.

-¿Cómo que no está enterrado? Yo mismo le llevé al cementerio y tuve que darle una misa a la que ninguno de vosotros fue. -Eso es imposible, padre, don Vicente aún descansa sobre la mesa de su casa. -Pero el ataúd estaba lleno cuando lo enterramos, si no fue a él ¿A quién hemos sepultado?

La cara de miedo de la madre se reflejó al instante y, conociendo como conocía a sus hijos, intuyó que ellos eran capaces de haberse metido dentro del ataúd en una de sus travesuras.

Por más prisa que se daban en desenterrar el ataúd, el tiempo parecía eterno para los habitantes del pueblo. Era tradición allí enterrar lo más profundo que era posible los féretros, de esta forma se podían sepultar en una tumba a varios familiares y se evitaban olores que se podían convertir en insoportables al visitar el cementerio en los meses más calurosos. Por este motivo llevó varios minutos remover suficiente tierra como para poder abrir el ataúd.

Lo que encontraron allí dentro fue un espectáculo escalofriante. Los niños habían muerto asfixiados, pero no sin antes luchar por sus vidas intentando escapar. Se habían destrozado las uñas de las manos arañando la madera y sus pequeños cuerpecitos estaba cubiertos de sangre. En plena desesperación habían tratado de romper la caja a golpes y se habían lastimado entre ellos y, probablemente fruto de la misma desesperación, habían acabado peleándose como animales acorralados, de modo que podían verse marcas de mordiscos y arañazos en los cadáveres de los gemelos.

viernes, 18 de agosto de 2017

Leyenda de la casa de las rosas



La mayoría de las personas en la colonia “las Fuentes” y sus alrededores, estaban conscientes de que no debían poner un pie en aquella propiedad, pues aparte de tener cientos de letreros de advertencia por considerarse monumento histórico, la construcción era ruinosa y deplorable, muy lejano al majestuoso edificio que fue en sus épocas de gloria, cuando le habitaba una prestigiosa actriz.

La fachada colonia y ostentosa aún se notaba, sobre todo porque no hacia juego con el entorno, que había ido progresando con el paso de los años. Solo los más ancianos recordaban la trágica historia de la joven que vivió ahí, la cual contrajo matrimonio cuando se encontraba en la cumbre de su fama, pero ni tiempo tuvo de disfrutar pues su marido se suicidó durante la luna de miel y ella volvió triste a casa, para iniciar un encierro total hasta el día de su muerte.

Pero como es bien sabido, hay personas a quienes las advertencias les parecen retos, sobre todo a los jóvenes aburridos que rondaban por las cercanías, quienes se esforzaban por hacer apuestas, desafiándose unos a otros para entrar y robarse alguno de los carísimos objetos que según contaban aún quedaban dentro de la mansión.

Carlos era el nuevo chico en la calle, así que le obligaron a entrar en la antigua casa, a manera de iniciación, él no la había pisado jamás, así que le fue fácil perderse, pues en verdad aquello era un laberinto a punto de venirse abajo en cualquier momento. Buscaba impaciente la salida, cuando se topó con ella, una hermosa mujer de piel blanca, con una abundante melena negra brillante que resaltaba sobre un rojo vestido de gala. Su sonrisa era tan intensa que volvía a la vida aquellos muros a cada paso que daba, los escombros formaban maravillas, los pisos relucían, las paredes se llenaban de color, mientras una dulce tonada de piano sonaba en el fondo.

Tan absorto estaba el chico en la belleza de aquella joven que se olvidó de la realidad, solamente caminaba detrás de ella, perdido en sus encantos, ignorando el grito de sus compañeros, que a través de las ventanas le pedían regresar. Ellos no podían ver a la hermosa mujer, solo a su nuevo vecino caminando hechizado entre los escombros, desconectado del mundo…sabían que algo iba mal, se desagarraban la garganta llamándole, hasta quedar sin aire en los pulmones, pero era inútil, estaba atrapado en los recuerdos de aquella torturada alma que no podía descansar en paz, añorando a su amado, al cual por desgracia, Carlos se parecía demasiado.

Ese era el destino del chico, como si el espectro de la actriz lo hubiese llamado desde lejos, para venir a sustituir un amor perdido, y darle vida a muerto, pues desde aquel día, los jardines de la mansión florecieron, se llenaron de rosas, coloridas y hermosas. Las risas de una pareja feliz inundaron el lugar, aquellos que se atrevieron a mirar, dijeron haber visto al pobre Carlos consumiéndose en los brazos de aquel espectro, que le robaba la vida de a poco; pero él siempre sonrió. Incluso en el momento que la actriz le succionó el espíritu de aquella defraudada cascara humana, el parecía muy feliz de haberse liberado de aquella carga, para poder disfrutar a rienda suelta un romance con la mujer de rojo, ahora que pertenecía a su mundo.

Ahora las cosas han cambiado, nadie se acerca a la casa de las rosas porque se habla de una pareja de espectros, que bailan y ríen a rienda suelta todas las noches.

lunes, 14 de agosto de 2017

La Campana Susana



En el año 1810, Gerona, a pesar de su heroica resistencia, había caído en manos de los franceses. La mayor parte de la guarnición que quedó vigilando a la población civil, se sentía muy insegura. Los gerundenses no permitían que les fuera fácil la vida y hacían todo lo posible por zafarse del invasor, acosándoles de mil maneras.

Una noche, los ánimos estaban particularmente encendidos en el cuartel de los franceses, a causa de una escaramuza de los catalanes que les había causado grandes pérdidas. Unos cuantos de entre ellos, decidieron que estaría bien dar un escarmiento a la población, saliendo esa misma noche, con todo sigilo y penetrando en las casas, matar a cuantas personas pudieran sin reparar en su condición. Seguramente, esa acción enseñaría a los gerundenses quién estaba al mando en su ciudad y les quitaría las ganas de seguir combatiendo.

Y tal como lo habían pensado, cogieron sus armas y salieron a la calle con la furia en el alma.

Las calles de la ciudad estaban sumidas en el silencio y la oscuridad. Nadie les había visto. Nadie más que ellos sabía lo que se proponían hacer. Nadie podría salvar a las personas que se habían propuesto matar.

Estaban ya preparados en las puertas de las primeras casas en que pensaban entrar cuando, de pronto, una de las campanas de la catedral empezó a tocar a rebato. Su sonido era más fuerte que nunca y parecía rebotar en todas las paredes de las casas y ampliarse infinitamente hasta llegar al último rincón de la ciudad.

Todas las ventanas se llenaron de luces, todo el mundo se preguntaba que pasaba. Los gerundenses salieron a las calles, miraban al campanario y, asombrados, gritaban: "¡ Es la Susana, es la Susana...!"-, que tal era el nombre que recibía aquella campana.

Cuando el párroco subió al campanario, vio que la campana se balanceaba sola, impelida por una fuerza infinitamente más poderosa que la de cualquier ser humano.

Nadie dudó de que aquel hecho extraordinario, había salvado a la ciudad de un terrible peligro, pero sólo se supo cual había sido, cuando uno de los soldados, conmovido por los sucesos de aquella noche, contó lo que se había tramado contra la población en el acuartelamiento de los franceses.



miércoles, 9 de agosto de 2017

La bruja baba yaga



Baba Yaga habita los fríos bosques de Rusia y sobrevive devorando niños. Sin embargo la existencia de la bruja no es sólo para aterrorizar a los humanos, tiene la obligación de proteger la frontera entre el mundo mortal y el espiritual.

La ogra del bosque

La bruja Baba Yaga, una popular leyenda del antiguo folclore eslavo, propio de la narrativa skazki. La leyenda habla de una extraña mujer que habita los fríos bosques de Rusia y sobrevive devorando niños. 

Sin embargo la existencia de la bruja no es sólo para aterrorizar a los humanos, tiene la obligación de proteger la frontera entre el mundo mortal y el espiritual. Además de su crueldad también se conoce un lado positivo que depende de cómo su adversario o héroe negocie con ella.

Naturaleza de la leyenda

En un principio Baba Yaga estaba relacionada con la canción del coco: “Duerme tesoro, que viene el coco y se come a los niños que duermen poco”. Su presencia en canciones y cuentos de monstruos que se llevan a niños maleducados servía para que, por medio del miedo, los pequeños obedezcan a sus padres. La naturaleza siniestra de Baba Yaga pertenece a la brujería, y su labor también consiste en transmitir sus conocimientos de brujería a las mujeres. Estos “poderes”, eran transmitidos de madre a hija, de ellos se conocen las propiedades de las plantas para hacer pociones, y que en la antigüedad servían para curar, matar, enamorar, y como anticonceptivo.

La apariencia de Baba Yaga varía dependiendo de cada relato, pero en la mayoría de ellos no es muy agraciada y la describen como una anciana alta, huesuda, arrugada y fea, que tiene la nariz aguileña de color azul. Sus pechos son de piedra al igual que su afilada dentadura. Sus dientes son capaces de roer la madera. A menudo es denominada “la de las patas huesudas” o “Baba Yaga pierna huesuda”. Su enmarañado cabello gris parece flotar, dándole siempre un macabro aspecto a su alargado rostro. Se rumoreo que la relación entre la bruja y la serpiente se debe a que Baba Yaga tiene solo una pierna.

Cuando Baba Yaga aparece, su presencia es anticipada por los chasquidos de madera seca que los árboles hacen, seguido de un viento tempestuoso que la impulsa a salir del bosque como un torbellino malvado. La naturaleza ayuda a la bruja a emboscar a su presa, ya sea el héroe del cuento o los entrometidos niños que se perdieron en su territorio. Una vez que Baba Yaga aparece, ella procede a atacar a sus víctimas golpeándolas con sus pechos de piedra y mordiéndolas como un animal salvaje. Resulta imposible escapar de la bruja debido a su excelente olfato, el mismo que le permite rastrear a sus víctimas, dicen las leyendas que huele el miedo de sus presas.

Baba Yaga en la historia

De acuerdo a los textos antiguos de las leyendas rusas, Baba Yaga era una ancestral diosa de la tierra eslava, antes de que las deidades rusas ascendieran al poder. Sin embargo en otras mitologías es buscada por su sabiduría, por ser protectora de las “Aguas de la vida y de la muerte”, líquido con el que se pueden curar heridas y devolver la vida. Baba Yaga es también responsable de los ciclos de la naturaleza, los cuales son guiados por tres jinetes en armadura que controlan el tiempo. Los colores que usan son: blanco, rojo y negro, los que representan el amanecer; el día y la noche. La bruja está pendiente de ellos y en ocasiones los sigue montada en una especie de cubo, y rema el aire usando una escoba.

El nombre de la bruja connota su naturaleza y labor en el mundo, el que está compuesto por dos elementos. El primero “Baba” se traduce como abuela o anciana en muchas de las variaciones eslovacas. Mientras “Yaga”, es un diminutivo femenino para el nombre Jadwiga. “Yaga” también se deriva del antiguo verbo ruso: “Yagat”, que significa abusar o encontrar faltas.

Baba Yaga es una anciana soltera, pero en otros relatos rusos, ella está acompañada de su hija Marinka. También existen rumores de que es la abuela del Diablo, ésto sugiere que tuvo varios hijos, hasta 41 de acuerdo a muchas leyendas.

El misterio de su hogar

La casa de Baba Yaga está escondida en lo profundo del bosque del Este de Rusia, vivienda de madera conocida como izbushka. Ubicada en el límite del mundo de los mortales y de los espíritus, por ende la bruja es la protectora de la frontera entre los dos mundos. Su hogar no es como cualquiera, debido a que es sostenido por dos grandes patas de gallina, construcción que se mueve por voluntad propia. En algunas descripciones no tiene ventanas y en otras fábulas sí, también está adornada con los cráneos de infantes en los cuales pone velas dentro para iluminarla. La puerta de entrada normalmente está escondida y no se abrirá a menos que la frase mágica sea dicha: “Izbushka, izbushka, da la espalda al bosque y el frente hacia mí”. En castellano la oración se puede repetir como: “Casita, casita, da la espalda al bosque y gira hacia mí”.

La vivienda está protegida por un sortilegio cuyo efecto hace variar su tamaño. En algunas ocasiones es más pequeña que un ataúd, es por eso que a veces se ve a Baba Yaga totalmente constreñida por las paredes de madera, con la cara aplastada en la ventana y las piernas encogidas. Pero en otros relatos la vivienda es mucho más grande, y rodeada de una cerca hecha de huesos, decorada con calaveras, cuya puerta está enmarcada con huesos de piernas y su cerradura es una boca con dientes afilados. El interior de la choza está atiborrado de carnes y vino, también está protegido por sirvientes invisibles que con manos espectrales atienden a la bruja. Esto sugiere que la casa tiene la capacidad de preservar la comida. En los cuentos de la bruja, ella usa la chimenea de su izbushka para salir por los aires y proteger su guarida.

De acuerdo a las leyendas la izbushka de Baba Yaga protege la entrada de un mundo subterráneo, y es en este lugar donde el poder de la bruja es invencible, y hasta los animales le obedecen. Aquí es donde Baba Yaga crea pociones mágicas y objetos místicos, como por ejemplo el garrote que convierte todo lo que golpea en piedra, o el guslis, un instrumento de cuerdas que se toca solo en la vivienda. Finalmente están sus medios de transporte mágicos, como lo son alfombras voladoras y el mortero que monta, para merodear por el bosque en busca de nuevas víctimas.

Fabulas y magia

En muchos cuentos de la bruja Baba Yaga, se revelan sus habilidades. Ella es una anciana horrorosa y malévola, que vive en lo profundo del bosque sin las comodidades del mundo moderno. Sin embargo la bruja ha podido resolver el dilema de la juventud que las mujeres envidian, el secreto para convertirse de vieja a joven en segundos, sortilegio que usa para engañar al héroe de los cuentos y así poder matarlo.

Entre sus hechizos, la bruja también tiene respuestas para cualquier duda, algunos relatos sugieren que puede responder la razón de la existencia del ser humano. Sin embargo cada pregunta que ella acepta la envejece un año, por ello la bruja no está dispuesta a responder siempre y para pedir su consejo hay que ir preparado con el espíritu limpio, aunque hay rumores que hablan de un té de rosas azules que niega los efectos de envejecimiento de cada pregunta.

Las fabulas se han encargado de describir la naturaleza de Baba Yaga, quien gusta de comer niños pequeños, pero no por ello está en contra de alimentarse de adultos que husmeen en su territorio. En algunos cuentos, cuando la bruja ya ha capturado al héroe, éste engaña a las hijas de Baba Yaga para que entren primero al horno y por ende la anciana ermitaña termina comiéndose a sus hijas y no al héroe. También hay cuentos que hablan de los sirvientes de Baba Yaga, quienes se encargan de someter a las víctimas para después prepararlas en el horno. Es en este relato que la víctima se disfraza con la ropa de las hijas de la bruja y por ende los sirvientes cocinan a las hijas. Estas narraciones sugieren que Baba Yaga no está tan pendiente de sus víctimas, por lo que ha sido engañada en muchas ocasiones y el héroe ha vivido para contar su aventura.





domingo, 6 de agosto de 2017

La Leyenda de Garxot i Miquelot



Hacia el año 1100 de la era cristiana, había en el pueblo de Orreaga, en el reino de Navarra, un famoso koblari (trobador), cuya voz e imaginación eran admiradas en varios valles.

A Gartxot, pues ese era su nombre, le encantaba contar la batalla que había tenido lugar tres siglos antes sobre los puertos que dominaban su pueblo. Lo hacía con inspiración y orgullo, pues su pueblo, el pueblo vasco, había aplastado al gran ejército del emperador Carlomagno, tras un combate desesperado, heróico.

Gartxot tenía un hijo al que había llamado Mikelot, y que prometía convertirse en un cantante tan bueno como su padre. Cuando aún era un niño, Mikelot ya cantaba con brío lo que le había enseñado Gartxot.

Pero en aquella época, la región de Gartxot y Mikelot estaba gobernada por unos monjes franceses de Sainte Foi de Conques, que poseían la abadía de Orreaga y las tierras de los alrededores. Un desgraciado día, el joven Mikelot estaba cantando cerca de Orreaga, y como de costumbre, había elejido contar la gran victoria de los Vascos sobre los Francos. El abad francés que dirigía el monasterio se le acercó, atraido por una voz tan pura. Pero al escuchar aquel relato en el que el Emperador Carlomagno había sido vencido por un pueblo de pastores, le invadió una ira espantosa. Atrapó brutalmente al niño y le preguntó dónde había ocurrido tan funesto acontecimiento. Mikelot no tuvo más que levantar la mano para indicarle la sucesión de puertos atravesaban el Pirineo por encima de ellos. Dominado por la furia, el abad decidió que la lengua de los Navarros, el vasco, sería proscrita en sus dominios, y que aquel lugar llevaría desde aquel momento un nombre francés. Eligió llamarlo "Roncevaux" (Roncesvalles). También se apoderó del pobre Mikelot, y lo encerró en la abadía.

Cuando Gartxot se enteró de la noticia, acudió rápidamente para reclamar a su hijo. Pero el abad no quería deshacerse de un niño que cantaba tan bien. Propuso a Gartxot que dejara a su hijo en la abadía, donde los monjes se ocuparían de su educación. En contrapartida, le prometió regalarle la cumbre de Elkorreta, una casa grande, y un rebaño de ovejas. Era una verdadera fortuna, pero el abad ponía una condición suplementaria: nunca más podría Gartxot pisar el suelo de Orreaga, ni acercarse a él. Despues de muchas dudas, Gartxot acabó por aceptar el mercado, seguramente empujado por la codicia, más que por la idea de ofrecer a su hijo un cómodo porvenir.

Así fue cómo el poeta consiguió la fortuna, pero perdió a su hijo. Mientras tanto, el abad se frotaba las manos, diciendose que nunca más ese niño cantaría las proezas de los Vascos en Orreaga, o mejor dicho, en Roncesvalles.

Los mon jes enseñaron al niño el latín y la lengua romana antepasada del fransés que utilizaban entre ellos. De la boca del hijo del poeta desaparecieron los versos cantados en la lengua más antigua que se pueda conocer. Las estrofas que antaño alababan el valor de los Vascos se tiñeron de desprecio, y ponderaron el mérito y la grandeza del Emperador Carlomagno y el heroísmo del caballero Roldán. Los montañeros y guerreros vascos fueron desterrados de la historia de la batalla de Roncesvalles, y sustituidos por miles de Sarracenos crueles.

Por su lado, Gartxot seguía encerrado en su cómoda casa de Elkorreta. Pero la soledad pronto le hizo comprender que los bienes materiales no son nada. Carcomido por los remordimientos,sufría horriblemente por la ausencia de su hijo.

Cuando se enteró de lo que los monjes estaban haciendo con Mikelot, no pudo resistirlo más y decidió romper su juramento. Juró, al contrario, que su hijo nunca más volvería a cantar las alabanzas del enemigo francés. Arriesgando la vida, bajó al valle, se acercó secretamente al monasterio, y consiguió liberar a Mikelot. Pero los sargentos fueron alertados y emprendieron una loca persecución a través del bosque. Agotados, Gartxot y Mikelot fueron cercados por los soldados franceses. Sabiendo que sería ejecutado, llorando de desesperación, Gartxot renovó su juramento. Despues de su muerte, su hijo no sería un instrumento de la propaganda francesa. Gritando él mismo de dolor, puso sus manos alrededor del cuello fragil de Mikelot, y apretó hasta estrangular a su hijo ante los ojos incrédulos de los sargentos.

Gartxot fue cargado de cadenas, y llevado ante la justicia de los Franceses. Lo condenaron a estar encerrado de por vida en el alto de Elkorreta, en una torre que se construyó para la ocasión.

Gartxot sobrevivió durante meses, pues los campesinos de la zona le traían regularmente víveres. Un perro que había sido el amigo de Mikelot a veces le traía algo de caza y le hacía compañia.

Pero el invierno fue duro aquel año, y la nieve impidió a los campesinos salvar las cuestas de Elkorreta para aportar su asistencia.
Mientras tanto, el abad de Roncesvalles fue trasladado, y se nombró a otro en su lugar. El nuevo jefe de la congregación decidió revisar el juicio contra el poeta. Le pareció que la sanción había sido demasiado dura, y que el prisionero había pagado lo suficiente por su culpa. El deseo de tener buenas relaciones con sus vecinos autóctonos era una buena razón para ello.

Una expedición desafió al invierno y a sus obstáculos de hielo y nieve para alcanzar la cumbre de Elkorreta. Pero todo fue en vano. En el mismo momento en que tiraban el tabique que encerraba a Gartxot en su torre prisión, el poeta daba su último suspiro, al lado del cadaver del perro que había sido de su hijo.

Hoy todavía, cuando en los meses de octubre y de noviembre sopla el viento del norte, cuando las palomas deciden abandonar el país, se puede oir un gemido tétrico que se parece extrañamente al de un hombre. Los montañeros navarros dicen que es el alma de Gartxot, que llora y pide perdón a su hijo.