miércoles, 14 de febrero de 2018

La niña de comunión



Varias personas han contemplado la aparición de una pequeña de aspecto fantasmal en un tramo de una carretera que conduce a Valparaíso (Cáceres). Uno de los testigos incluso intentó intercambiar unas palabras con ésta, que se «desmaterializó» ante sus ojos.

La salida 174 de la Autovía de Extremadura conduce a Valparaíso, una localidad cacereña que antaño gozó de gran relevancia, pero que hoy en día es sólo un vano recuerdo, una de tantas poblaciones abandonadas que jalonan la geografía española. Si uno es mínimamente sensible a las «otras realidades», enseguida se dará cuenta de que el enclave oculta ciertas «particularidades» que los cinco sentidos no son capaces de captar. Muy cerca de Valparaíso reside el protagonista de esta historia, Gorgonio Fernández Naranjo, quien por tres veces se topó con lo insólito en las inmediaciones del «pueblo fantasma». Hombre de fe, profundamente católico, colabora con numerosas instituciones solidarias y se gana la vida como empleado de la Central Nuclear de Almaraz-Trillo.

Una tarde de mayo, no recuerda bien si del año 1992 ó 1993, regresaba en su automóvil a Navalmoral de la Mata –población donde reside–, en dirección a la Autovía de Extremadura, cuando a la altura en la que la vía se cruza con otra, observó la imagen de una niña vestida de comunión que permanecía quieta junto al camino, a unos 50 metros de su posición. El técnico de Almaraz, extrañado, se preguntó qué hacía allí una chiquilla sola a esas horas, pues pronto empezaría a anochecer. Conforme se aproximó con su Citroën AX 1400, Gorgonio pudo confirmar lo que desde el primer momento le había parecido: la pequeña iba vestida con un traje de comunión. Inmediatamente, la lógica trató de poner las cosas en su sitio, y pensó que algo más adelante, en cualquier recodo de la ­vereda, hallaría a los padres de la niña.

Gorgonio prosiguió el trayecto hasta llegar su domicilio, momento en el que cayó en la cuenta de que, tras el encuentro con la pequeña, no había visto a nadie más en el camino de Valparaíso. Pero le intrigó aún más un detalle que recordó en ese preciso instante: los ropajes de comunión de la chiquilla parecían de otro tiempo. Aquello le hizo sospechar que su experiencia nada había tenido de normal. Justo un año después tendría nuevamente se toparía con lo insólito.

También por la tarde, Gorgonio regresaba a su domicilio. Cuando de repente aquella extraña figura apareció nuevamente ante sus ojos. Entonces le vinieron a la mente, en tromba, los comentarios de algunos vecinos. Al parecer, no había sido el único testigo, y en el pueblo algunos hablaban claramente de la «niña fantasma». Sin embargo, la imagen que tenía delante no se mostraba evanescente ni vaporosa. Al contrario, parecía tan física como el resto del escenario que la circundaba. Por supuesto, en esta ocasión se fijó mucho mejor. El testigo de las apariciones describió la figura como la de una niña de 8 o 9 años de cara redondeada, con un gorrito antiguo, vestido de comunión blanco también antiguo, guantes blancos, un rosario y un librito cerrado de pasta de nácar en la mano derecha. En Peraleda de la mata le cuentan algunos vecinos que en los años cincuenta hubo un accidente de tráfico en el que una niña que iba a hacer la comunión a Peraleda de la Mata y venía de un pueblo de al lado, murió. Tras rebasarla con el coche, quiso averiguar más cosas sobre ella y decidió dar la vuelta, pero la niña había desaparecido.

La tercera vez que se encontró con ella, habían pasado unos tres años desde la segunda vez que la había visto, el testigo en esta ocasión bajó la ventanilla del coche y directamente le preguntó: “¿Estás perdida?” “¿Te pasa algo”? Entonces la niña salió corriendo y el asombrado testigo bajándose del vehículo se lanza a correr detrás de ella, al doblar un recodo del camino puede verla a unos 30 metros de él, cuando de repente ésta desaparece ante su atónita mirada.

Hay una leyenda de finales del siglo XIX en la que se habla de un accidente en esa misma zona pero con caballerías y carruajes. Al parecer una familia venía de celebrar una comunión cuando fueron atacados por unos chacales o lobos, el ataque hizo que la pequeña se cayera del caballo y los padres no se dieran cuenta hasta mucho más tarde.

Gonzalo Pérez Sarró investigando el caso para Milenio3, obtuvo una psicofonía en el lugar de las apariciones bastante inquietante. En ella su esposa que iba con él, pregunta a la niña si necesita algo y la voz que se cuela en la grabación, voz dura y oscura dice simplemente “¡No!”.

Curiosamente todas las apariciones de la niña de las que fue testigo Gorgonio Fernández, fueron en el mes de mayo, mes de las comuniones. Sin duda un caso inquietante y escalofriante.



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