Según la leyenda en una casa ubicada en New Jersey en Estados Unidos habitaban dos hermanas: Sara de 16 años y Jennifer de 17, junto a sus padres, era una familia que lo tenía todo; amor, bastante dinero... los padres creían que eran la familia perfecta, pero ignoraban algo respecto a sus hijas: el gran odio que Sara sentía hacia Jennifer.
Ese odio al parecer se debía a que Jennifer era más guapa, más alta, tenía más suerte con los chicos, era admirada por todos, tenía una voz más bonita, era la más popular, era la mayor de ellas dos...pero había algo en particular a lo que Sara tenía más envidia que cualquier otra cosa, y eran los ojos de Jennifer.
Jennifer no era vanidosa ni soberbia, pero no podía evitar decir que sus ojos eran su mayor orgullo, y es que eran perfectos: de un azul claro precioso, brillantes... y todos la admiraban por eso, todo el mundo le comentaba que tenía unos ojos preciosos.
Una tarde Sara encerrada en su habitación comenzó a pensar en cómo podía arruinar la vida de su hermana y planeó una manera brutal y cruel de acabar con su hermana, para entonces era obvio que Sara tenía problemas emocionales graves.
Su objetivo era hacer que Jennifer pierda lo más bello que tenía y que dejara de ser tan popular, fue así que Sara comenzó a poner en macha su plan, ese día los padres habían ido a ver una obra teatral y Jennifer había salido a pasear con unas amigas.
Era las 10 de la noche y Jennifer ya regresaba a su casa, se encontraba de muy buen humor hasta que fue a su habitación, y vio un cuadro con una foto de su comunión destrozado, de pronto comenzó a recibir unas raras llamadas telefónicas que la amenazaban con arrancarle los ojos y destripar a sus amigos pero lo más raro fue que la voz le era muy familiar, y de pronto comenzó a escuchar gritos provenientes del exterior de la casa. Se trataba de Sara que lo hacía a propósito para asuntarla más.
Pasaron diez minutos y Jennifer obtuvo valor y salió de la casa pero en el preciso instante en que cruzó la puerta, la boca se le secó, su corazón se detuvo y quedó petrificada del terror, lo que vio fue tan escalofriante y terrorífico que ella misma se arrancó los ojos de sus órbitas, para no poder seguir viendo aquella escena tan espantosa.
Lo que vio era el cuerpo de Sara colgada de un árbol con una soga al cuello, tenía tres puñaladas en el vientre y su mirada estaba fija en sus ojos.
El plan macabro de Sara fue ese, le costó la vida pero logró lo que quería, cobró su venganza sin importarle su propia vida con tal de hacerle eso a su hermana Jennifer impulsada por el odio y su demencia. Logró su objetivo, le quitó a Jennifer lo más hermoso que tenía: sus ojos.
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