Muchas personas al leer esta breve introducción pueden pensar que se trata de parte de un guion de una película de terror, pero la realidad es que es nada más ni nada menos que el informe policial de un suceso ocurrido en mayo de 2012 en una casa de Gary, Indiana, donde veteranos agentes de policía de diversos estados, médicos experimentados, paramédicos, enfermeras y trabajadores sociales afirmaron ser “atacados” por demonios. Según dijeron las autoridades es, sin duda, el caso más extraño e inquietante de toda su historia.
Comienza la pesadilla
Todo comenzó en noviembre de 2011, cuando la familia Ammons (Latoya de 32 años, su madre Rosa Campbell y sus tres hijos) se mudaron a una casa de alquiler en Carolina Street, Gary, una calle tranquila junto a otras pequeñas casas de un solo piso. Poco después, comenzaron a suceder extraños incidentes, tales como moscas enormes que de repente irrumpieron en la casa durante todo diciembre, pasos en el sótano y huellas de botas mojadas por el suelo de la sala de estar.
“Un niño de nueve años de edad, caminaba hacia atrás subiendo por la pared hacia el techo en presencia del personal sanitario mientras su madre tremendamente aterrorizada afirmaba que él y sus dos hermanos habían sido poseídos por demonios”.
Pero el terror se intensificó el 10 de marzo de 2012, cuando la familia recibió la visita de unos amigos. Por la noche la hija de Latoya empezó a gritar, obligando a todos a levantarse alarmados. Cuando entraron en la habitación observaron atónitos a la pequeña levitando por encima de la cama.
“Yo pensé: ¿Qué está pasando?”, dijo Latoya. “¿Por qué está pasando todo esto?”.
Todos los presentes comenzaron a rezar hasta que la niña volvió a la cama, pero sorprendentemente la pequeña no podía recordar nada sobre el incidente. Los amigos que visitaron a la familia Ammons nunca más volvieron. Pero este incidente solo fue el principio de la pesadilla para los Ammons, que muy a lo contrario de lo que pensaron los fenómenos se intensificaron. Y como ocurren en muchos de estos casos, la familia no podía permitirse el lujo de trasladarse debido a sus problemas financieros, así que tuvo que soportar una autentica pesadilla.
Sin otra solución aparente, la familia contactó con videntes y expertos en la materia, quienes le advirtieron sobre la presencia de unos 200 demonios en la casa. Otros expertos le aconsejaron que lavara las manos de los niños con aceite consagrado, que hiciera un altar en el sótano y quemara salvia y azufre en toda la casa, todo un ritual para protegerse de la presencia maligna. A pesar de sus esfuerzos, los demonios continuaron en la casa y cada vez más los niños mostraban signos crecientes de posesión.
Con el paso de los días a los pequeños se les hinchaban los ojos o en ocasiones sonreían como su el mal estuviera en su interior. Ya era asiduo que los más pequeños de la casa se sentara en frente del armario para hablar con algo que nadie podía ver, y en una de las ocasiones, fue incluso golpeado por fuerzas invisibles. Debido a las diversas contusiones de los hijos de Latoya, tuvo que llevarlos a su médico, el Dr. Geoffrey Onyeukwu, quien no dudo en visitar el hogar familiar. Durante la visita, el informe médico detalló que el hijo menor fue “levantado e impulsado contra la pared sin que nadie lo tocara”.
En este punto muchas personas pueden pensar que se trataba de un claro caso de abuso o negligencia infantil. Y esto mismo es lo que barajaron los médicos, quienes evaluaron a Latoya llegando a la conclusión de que no tenía ningún problema mental. Los medico eran completamente escépticos con la versión ofrecida por la Latoya y su madre, pero mientras evaluaban al pequeños la opinión de los sanitarios cambio por completo. Mientras los doctores estaban con el niño, este empezó a gruñir y sus ojos se pusieron en blanco. Además el informe médico decía que tanto la psiquiatra como la enfermera afirmaron que el niño de nueve años de edad, “mostraba una “extraña sonrisa” y que luego caminó hacia atrás subiendo por una pared hasta el techo. Luego cayó de pie, cogiendo la mano de su abuela”.
“No hay manera de que pudiera haber hecho eso”, dijo la enfermera.
Entonces el dictamen oficial medico entregado a las autoridades era que una “mala influencia externa” podría estar afectando a toda familia. Rápidamente los niños fueron llevados a asuntos sociales después de que los trabajadores encontraron que los Ammons estaba descuidando su educación, aunque ella dijo que era debido a toda la actividad macabra que los mantenía despiertos toda la noche.
Las autoridades deciden investigar
Debido a la extrañeza del caso, médicos expertos decidieron ir a la casa de los Ammons para comprobar su estado acompañados por tres policías, entonces comenzó otro infierno. Durante la visita, una de sus grabadoras funcionó mal y la grabadora de audio capturó una voz que parecía susurrar “bueno”, según el informe policial. También hicieron fotografías de toda la casa y cuando estas fueron comprobadas en el estudio fotográfico, parecían mostrar rostros nublados en las imágenes.
El jefe de la policía agregó que, después de salir de la casa, la radio de su coche dejó de funcionar. Pero aún fue más escalofriante el relato de otros de los policías, quien explicó que el asiento del conductor en el coche patrulla comenzó a moverse hacia atrás y hacia adelante por sí solo, pudiendo haber ocasionado un accidente.
Nadie sabía qué hacer, ni expertos ni las autoridades ni sanitarios. Entonces durante una segunda visita a la casa en mayo de 2012 fueron acompañados por un exorcista, el reverendo Michael Maginot. Este tampoco pudo protegerse del mal, ya que mientras se encontraba en el sótano tocó un misterioso líquido que más tarde le provocó dolores en los dedos y sintió como si estuviera teniendo un ataque de pánico. Además sentía como si alguien que no se podía ver estuviera en el sótano, respirándole en el cuello. Pero los problemas le surgieron días después al exorcista, quien comenzó a experimentar una seria de problemas médicos, desde quemaduras a numerosos huesos rotos misteriosamente.
Después de la visita, el exorcista realizó un exorcismo de liberación a toda la familia Ammons que consistía en oraciones para expulsar a los demonios. Pero no parecía funcionar, así que el exorcista obtuvo la autorización por el obispo Dale Melczeck de la Diócesis de Gary, para llevar a cabo tres exorcismos mucho más poderosos en su iglesia de Merrillville en junio de 2012, con los oficiales de policía presentes. Después del exorcismo, los Ammons se les otorgó una ayuda para trasladarse de casa en Indianápolis, además de recuperar la custodia de sus hijos.
El Capitán de la Policía de Gary, Charles Austin de 62 años, estuvo presento en la investigación y durante la grabación del material. El entró siendo escéptico y se fue convencido de que acababa de ser testigo de la apertura de un “portal al infierno”.
“Cada uno de nosotros que estaba allí ese día en el sótano sabemos lo que vimos, fue a través de lo que hemos pasado… después de que todos pensamos lo mismo, que todos lo llamamos igual. Es un portal al infierno”, explicó Charles Austin.
La “casa del infierno”, como se conoce ahora, tiene nuevos inquilinos, pero el propietario no ha reportado extraños fenómenos ni nada parecido. Latoya mantiene que la pesadilla que tuvo que vivir fue toda una realidad.
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