miércoles, 27 de julio de 2016

El niño de la ventana



El niño de la ventana es un mito algo escalofriante muy conocido por los habitantes de Guanajuato. La historia cuenta que un día, los papás de un niño de poco edad, aproximadamente 5 o 6 años, salieron de su casa sin motivo aparente hacia un lugar que hasta el día de hoy se desconoce y dejaron al pobre e indefenso niño dormido en su habitación.


Pasaron largas horas y la necesidad de alimentarse despertó al niño, quien rápidamente se dirigió a la habitación de sus papás, pero con una mirada entristecida se dio cuenta que no estaban. Era ya media tarde y el descuidado infante que aún no entendía con claridad que sucedía, se sentó en el borde de una ventana que daba hacia la parte frontal de la casa y con una vista panorámica de la calle, espero con ansias el regreso de sus padres que no sabia donde habían ido.


Con el paso de los día el hambre, el cansancio, la soledad y la melancolía venció aquella alma pura, quién seguía recargado con una mirada desgarradora en la ventana. El tiempo se estaba agotando y en un parpadeo, el niño cayo estrepitosamente al suelo, esfumándose por completo todas las esperanzas de vida.


Pocas semanas después, los vecinos intrigados por la inactividad dentro de la casa y al querer averiguar que sucedía, entraron forzando la puerta principal y lo primero que encontraron a su merced, era el cuerpo del desamparado niño, a quién le dieron santa sepultura en un cementerio cercano.


Después de todo este mediático desenlace, aún no se sabe el paradero de sus papás ni el motivo por el que abandonaron a su hijo.


Lo que si conoce es la historia de terror que envuelve a esta casa, en donde algunos testigos cuentan a punto de caer la noche se puede apreciar la silueta de un niño de aspecto pálido y deteriorado en la ventana que desaparece al mirarlo fijamente.



martes, 26 de julio de 2016

Leyenda de la Lola



La Lola es el nombre de un personaje femenino de una leyenda característica del norte de Chile, aunque también se encuentra presente en menor medida en las regiones centrales.

La Lola junto al Alicanto son unos de los mitos más populares arraigados en la tradición minera del norte de Chile. La versión más conocida de esta leyenda la describe como el alma en pena de una mujer, la cual se caracteríza por deambular arrastrando el ataúd de su esposo muerto.

Mito

El mito cuenta la historia de una mujer bellísima llamada Dolores, que vivía en el norte de Chile; y que era deseada por la mayoría de los hombres, quienes la llamaban "Lola". Ella tenía un padre que vivía para cuidar a su hija y distanciarla de sus enamorados, a la espera de que llegara el hombre indicado para ella. Sin embargo un día conoció a un joven y pobre minero del cual se enamoró perdidamente; y como sabía que su padre no lo aceptaría, decidió irse de su casa y escaparse con aquel hombre para casarse con él.


Al poco tiempo, se unieron a un grupo de mineros que caminaba tras la búsqueda de una veta del apreciado oro o plata, y es así como el matrimonio encuentra la riqueza y comienza la faena. Todo parecía que iba a ser pura felicidad en sus vidas, pero el hombre que ella quería realmente no la amaba, y ya no era un esposo dedicado a ella; debido a que el minero, con la riqueza que obtenía, solo se dedicaba a conquistar otras mujeres.

Sin embargo, al poco tiempo lo vio besándose con otra mujer. Enfurecida por el engaño y los celos, esperó al minero en su hogar, y lo mató con un puñal. Después huyó a los cerros dando gritos y alaridos arrepentida de lo que había hecho. Al tiempo, regresó al poblado donde vivía, víctima de la locura, solo sabiendo reír y murmurando que los habían asaltado y que asesinaron a su marido.

Enloquecida, posteriormente fue en búsqueda del cadáver que estaba en un ataúd negro, y huyó a los cerros con él, tratando de encontrar al criminal de su esposo (que realmente no era nadie más que ella). Es así como comenzó a vagar por las altas cimas de la cordillera y por los faldeos; hambrienta, descalza, desgreñada; Siempre con el deseo de venganza contra el criminal de su amado esposo, hasta el fin de sus días. Pero como obviamente nunca encontraría a ese criminal, luego de morir en los cerros, su alma no pudo encontrar descanso, y desde entonces su espíritu vengativo recorre los cerros y las minas; y sus correrías la hacen ser conocedora de los sitios donde se encuentra el preciado metal.

Cultura

Desde aquel día se afirma que en algunas noches los hombres que andan en los cerros norteños escuchan una voz que los llama por su nombre, y una vez que llegan al lugar de donde viene el sonido ven a una mujer pálida y extraordinariamente bella que viste de blanco y que anda arrastrando un ataúd oscuro. Desde aquel momento, el hombre que la sigue está prácticamente perdido, ya que lo asesinaría al confundirlo con el asesino que está buscando.


Los mineros igualmente dicen que "La Lola" transita por las galerías abandonadas, acompañada del ataúd negro de su esposo. Por ello se dice que los Mineros que han encontrado la muerte repentina en alguna de estas galerías, es seguro que murieron de terror ante la presencia fantasmagórica de La Lola.

Pero para los mineros buscadores de una veta, "La Lola" convierte la venganza en una piedad, al anunciar a los buscadores la proximidad del tesoro, pero no para que lo hagan aflorar, sino para que se alejen del lugar; porque cuando se encuentra la veta, la muerte se acerca en la vida del minero.

lunes, 25 de julio de 2016

La historia de Hugh Glass




Sin lugar a dudas, la historia de Hugh Glass es uno de los relatos más espectaculares de la supervivencia en la historia americana, tanto, que el hombre se convirtió en toda una leyenda en su propio tiempo. Pese a que la historia es bastante conocida, poco se sabe sobre la vida y obra del protagonista.



Hugh Glass habría sido un antiguo pirata que dejó la vida en el mar y viajó por el oeste americano como explorador y peletero. Su edad también se desconoce, pero se cree que nació en Filadelfia en torno al año 1780.


La aventura más famosa de Glass comenzó en 1822, cuando respondió a un anuncio del Missouri Gazette and Public Adviser, publicado por el general William Ashley, que solicitaba a un grupo de 100 hombres para “subir por el río Missouri” como parte de una campaña para el comercio de pieles. 


Estos hombres más tarde pasarían a ser conocidos como “The Ashley Hundred” (“Los 100 de Ashley”). Además de Glass, otros hombres dignos de mención que se enlistaron al emprendimiento fueron: Thomas Fitzpatrick (un cazador), David Jackson, Jim Beckwourth, William Sublette, John Fitzgerald, Jim Bridger y Jedediah Smith.


En el comienzo de la jornada, Hugh Glass se consolidó como un experimentado cazador de pieles. Aparentemente fue herido en este periodo, en una batalla contra indios Arikaras y más tarde viajó con un grupo de 13 hombres para verse con los comerciantes en Fort Henry, situado en la desembocadura del río Yellowstone. Esta expedición, comandada por Andrew Henry, tenía el objetivo de seguir por el Missouri, hasta el valle de Río Grande (actual Dakota del Sur), y entonces cruzar al otro lado del valle del río Yellowstone.


El mes de agosto de 1823, en las proximidades de la bifurcación de Río Grande, afluente del río Missouri, donde actualmente se sitúa la región de Perkins County, Hugh Glass fue sorprendido por un oso y sus dos cachorros, mientras caminaba solo delante del grupo. El oso se arrojó sobre Glass y lo tiró al suelo antes de que pudiera disparar su rifle. Valiéndose apenas de un cuchillo, Glass luchó contra el oso en el suelo y lo mató, pero durante la pelea fue herido de gravedad.


Sus compañeros escucharon los gritos, y al llegar al lugar encontraron a un Hugh Glass seriamente herido y ensangrentado, pero todavía con vida, con el cuerpo del oso muerto sobre él. Dispararon a la cabeza del oso y solo entonces removieron el cuerpo mutilado de Glass. Le vendaron las heridas y lo mejor que podían esperar de aquella situación era la muerte. El grupo tenía prisa por llegar a Yellowstone, por lo que Andrew Henry designó a dos voluntarios, John Fitzgerald y Jim Bridger, para que se quedaran con Hugh hasta que muriera y después lo sepultaran. Inmediatamente el par comenzó a cavar una tumba. Pero transcurridos tres días, Glass aún estaba con vida, por lo que Fitzgerald y Bridger entraron en desesperación, pues habían divisado a una banda de indios hostiles aproximándose al lugar.


Abandonado para morir.

Los hombres se llevaron el rifle, el cuchillo y otros objetos de Glass y lo arrojaron a la tumba que habían cavado con anterioridad. Tendieron la piel del oso encima de él, algunas hojas y un poco de basura, después lo abandonaron para morir. Sin embargo, pese a las circunstancias, Glass se mantuvo con vida. Después de un tiempo recobró la conciencia y se vio en una situación crítica. Estaba solo, desarmando y en tierra de indios hostiles. Una de sus piernas estaba rota y sus heridas infectadas. Su cuero cabelludo casi fue arrancado por completo y la piel y carne de su espalda habían sido arrancadas de tal forma, que podían verse las costillas expuestas. La ayuda más próxima se encontraba a 320 kilómetros de distancia, en el Fuerte Kiowa. Su única protección era la tumba y la piel del oso.


El viaje hasta el Fuerte Kiowa.

Glass aseguró su pierna rota, se cubrió con la piel del oso que sus compañeros le habían dejado como mortaja, y el 9 de septiembre de 1823 empezó a arrastrarse en dirección al sur hacía el Río Cheyenne, a unos 100 km de su ubicación. La fiebre y las infecciones lo afligían frecuentemente, a veces dejándolo inconsciente. Cierta ocasión, cuando despertó de un desmayo, se encontró con un enorme oso sobre él. Según la leyenda, el animal lamió sus heridas ya infectadas de larvas y se fue. Estas lamidas ciertamente le evitaron a Glass nuevas infecciones.


Sobrevivió al viaje alimentándose de frutos silvestres y raíces, y en cierta ocasión, tuvo la valentía de enfrentar a dos lobos por el cadáver de un bisonte. Glass derrotó a los lobos y se alimentó de la carne cruda del bisonte. Según la versión del propio Glass, lo único que lo impulsaba era la venganza. La única cosa que lo hacía seguir adelante era el deseo de matar a los hombres que lo habían abandonado para morir.


Le tomaría a Glass un mes y medio llegar hasta el Río Cheyenne. Cuando alcanzó su objetivo construyó una balsa rudimentaria a partir de un árbol caído, y descendió por el río permitiendo que la corriente lo llevara al Missouri. Durante el trayecto, nativos amigables le ofrecieron ayuda cubriendo sus heridas expuestas en la espalda con la piel del oso, alimentándolo y proporcionándole un par de armas para que se defendiera. Eventualmente, Glass llegó a la seguridad del Fuerte Kiowa.


Conclusión.

Una vez que recuperó la salud (lo que le llevaría varios meses), Glass salió a buscar venganza con los hombres que lo habían dejado a su suerte. Glass encontró al joven Bridger la noche del 31 de diciembre de 1823, cuando el grupo del mayor Henry celebraba la llegada del año nuevo al interior de Fort Henry. Glass entró con pasos firmes al salón donde los hombres se divertían. Se hizo un silencio mortal, y entonces encaró al hombre que había perseguido por casi 1,500 km.


“Soy Glass, Bridger… el hombre que abandonaste para morir… y a quien le robaste las cosas que pudieron ayudarlo a sobrevivir, solo y herido, en las planicies. Volví porqué juré que te mataría”



Bridger tenía el aspecto de un hombre listo para morir y penar en el infierno por su pecado mortal. No tenía nada que decir. Adquirió una apariencia patética y parecía extrañamente infantil. Glass vaciló: “Estás avergonzado y arrepentido”, dijo. “Creo que te habrías quedado conmigo si Fitzgerald no te hubiera convencido. No tengas miedo de mí. Te perdono. No eres más que un niño”.


Glass se sintió más aliviado por haber despejado aquellas palabras. Se sentó, alguien le pasó un vaso con whisky y minutos después Bridger se desmayó, se sintió enfermo de culpa y vergüenza. Lo habían perdonado por qué no era más que un niño. Hubiera preferido que lo mataran. Bridger, que murió en 1881, se convertiría en uno de los cazadores de pieles más famosos de las montañas, comerciando desde Nuevo México hasta la frontera con Canadá. Se cree que fue el primer hombre blanco en ver el Gran Lago Salado, y los caminos que abrió mientras buscaba pieles serían de un inmenso valor para los colonos que llegaron después.


Pasados otros seis meses y 1,500 km, Glass encontró a John Fitzgerald. Lo localizó en Fort Atkinson, en Council Bluffs. Desgraciadamente, Fitzgerald ahora pertenecía al Ejército de los Estados Unidos, y asesinarlo significaba firmar su propia sentencia de muerte. Glass llegó como un huracán a la oficina del capitán Riley, exigía justicia. El oficial llamó a Fitzgerald. Finalmente allí estaba el enemigo, arrepentido como deseaba Glass. Pensó que era curioso no poder odiarlo tanto como hubiera deseado.


“Escapaste y me dejaste moribundo”, acusó Glass. “Tuviste miedo y huiste; además robaste las cosas que me ayudarían a vivir. Creó que hay algo en lo que tienes que pensar el resto de tu vida”.


Riley ordenó a Fitzgerald que saliera y le hizo una propuesta a Glass. Si se iba, Riley le regresaría su arma y otras pertenencias y le suministraría todo lo necesario para volver a empezar. Glass aceptó.


Durante nueve años, Glass cazó en los ríos del suroeste norteamericano y en la región de Yellowstone. En 1833, los indios los mataron y lo despellejaron. Sin embargo, Glass ya se había convertido en un personaje legendario. Rehusándose a morir, había demostrado capacidad, resistencia y una valentía increíble. Sobrevivió a su desgracia y todavía hoy vive como leyenda en los Estados Unidos. Un monumento en homenaje a Hugh Glass fue levantado cerca del sitio donde se enfrentó al oso, en la costa sur del Shadehill Reservoir, en Dakota del Sur. La historia de Hugh Glass fue retratada en la película de 1971 “A Man in the Wilderness”, protagonizada por Richard Harris. “The Revenant” es otra película dirigida por Alejandro González Iñárritu y protagonizada por Leonardo DiCaprio que contará la historia de esta leyenda.



domingo, 24 de julio de 2016

Terror coreano: los gwishin



Efectivamente en Corea, tierra trágicamente dividida, también hay leyendas urbanas de terror, y hoy tendrán de protagonista a los gwishin, que son espíritus errantes de personas que en vida no han cumplido con una labor. Los hay femeninos, que suelen ser mujeres que murieron jóvenes y vírgenes, y no pudieron cumplir con uno de los roles más importantes en la sociedad coreana: engendrar un hijo. Suelen vagar ataviadas con un traje de luto y el pelo suelto, por su condición de solteras. También existe la misma versión en masculino y se dice que para que estos gwishin descansen en paz se tiene que realizar un ritual especial en el cual se casarían un espectro masculino con otro femenino.


Tenemos también los gwishin que habitan en el agua, personas que se ahogaron en vida, y que ahora esperan pacientemente en lagos, estanques, etc. a la espera de alguien que les haga compañía. Se cuenta que son espíritus agresivos que pueden acabar con la vida de bañistas y navegantes para conseguir así dejar de estar solos.


Uno de los gwishin más terroríficos son los Dal-Gyal, también llamado “fantasma-huevo”. Su apariencia física es la de un cuerpo sin extremidades, y una cara sin rasgos faciales.¿Ahora entendéis su apodo? Son fantasmas sin parientes que les puedan realizar una ceremonia liberatoria, por lo que están condenados a vagar por siempre en el terreno de los humanos. Se dice que quien ve uno, muere sin remedio.


Volveré con más relatos, historias y leyendas asiáticas. Continente lleno de misterios apasionantes y de tradiciones incomprendidas para nosotros los “occidentales”


Gwishin

Gwishin o fantasmas en la cultura folclórica coreana, similar a los Yogwi (término chino que se puede traducir como diablo), son personas fallecidas y se encuentran en muchos lugares, como edificios abandonados, casas, cementerios, colegios y mas. Cuando una persona muere con cosas pendientes que hacer, el espíritu regresa a la tierra para terminar de hacer sus pendientes.Estos espíritus son almas que están llenas de dolor profundo o de un gran resentimiento. Muchas veces son víctimas de circunstancias injustas, por eso no pueden dejar este mundo hasta que sus almas reciban descanso. Muchos Chamanes coreanos hacen rituales para cumplir con objetivo de liberar estas almas oprimidas.


Clases de Gwishin

Cheonyeo Gwishin

Es el Gwishin más conocido. Es el fantasma de una joven coreana virgen. Este se caracteriza por tener el pelo largo y suelto, debido a que era soltera la costumbre era que lo tuviera de esa forma. Ella siempre lleva puesto un traje blanco hasta los pies que es el traje funerario que se les pone a los muertos. La leyenda cuenta que una joven que fallece soltera y virgen y que no llega a cumplir con todas las expectativas de sus padres las cuales son casarse y tener hijos. Esto hace que el alma frustrada de la joven se quede en la tierra para atormentar a los vivos.


Gwishin Escolares

En Corea hay un gran repertorio de gwishin escolares que son almas en pena que viven dentro de los colegios donde ellos se han suicidado por no haber logrado pasar un examen o también por haber sufrido un accidente dentro del centro educativo, es por eso que los estudiantes temen quedarse hasta muy tarde en los colegios ya que no falta nunca un rumor de que hay un fantasmas usando uniforme escolar se pasean por los pasillo a la medianoche.


Dal-Gyal Gwishin

Se les llama así por no tener rostro. Estos son fantasmas que no tienen ningún parientes y que nunca se les realizó una ceremonia de despedida por eso su alma queda flotando en la tierra esperando a alguien que realice esa ceremonia.


Chonggak gwishin

Versión masculina del Cheonyeo Gwishin este no es tan popular como la versión femenina. A veces los chamanes realizan bodas de almas que es la boda entre una cheonyeo y un chonggak, para que ellos finalmente puedan descansar en paz.


Mul Gwishin

Este es el fantasma de agua, son almas solitarias de aquellos que murieron ahogados. A ellos no les gusta estar solos en el agua fría, así que pueden agarrar a aquel que nade cerca de ellos y le arrastran hacia las profundidades. Hay una expresión muy común en Corea que es la Táctica Mul Gwishin, esta se usa cuando deliberadamente quieres sabotear a alguien, teniendo un significado parecido a Si yo caigo, no moriré solo.


Gumiho

Este es otro Gwishin popular es también conocido como la Zorra de 9 Colas.


Jayuro gwishin

Jayuro es el nombre del tramo de autopista que une Goyang con Payu, situado al norte de Seúl. Esa carretera se sitúa paralela al río Han y es famosa por estar frecuentemente cubierta de niebla, lo que da lugar a muchos accidentes de tráfico. Mucha gente le hecha la culpa de los accidentes a algo sobrenatural. Los que conducen por la autopista han mencionado haber visto a una joven de pie, junto a la carretera, ella se ve angustiada y lleva puesto unas gafas de sol pero si la miran de cerca se pueden dar cuenta que no son gafas de sol sino que a la joven le sus ojos han sido arrancados y sólo quedan las cuencas.



sábado, 23 de julio de 2016

La leyenda del mítico Mapinguari



Su poderosa cola serviría como un tripode para estabilizarle al ponerse sobre sus cuartos traseros para alcanzar ramas. 

Emite un olor nauseabundo y ha sido divisado por numerosos nativos y cazadores Con dos metros de altura y un abundante pelaje rojizo, el mapinguari se ha convertido en una leyenda de la selva brasileña. Aunque nunca se ha capturado un ejemplar, un ornitólogo estadounidense plantea que se trata de los últimos especimenes de un animal supuestamente extinto hace unos 10 mil años. 


En lo profundo de la selva del Amazonas, existe una leyenda que ha atemorizado a generaciones de nativos. Su protagonista es el mapinguari, una imponente criatura de dos metros, que vaga por el territorio emanando un olor nauseabundo y lanzando alaridos que hielan la sangre. 


Aun cuando nunca se ha capturado un ejemplar, los encuentros cercanos relatados por pobladores han despertado el interés de los científicos, quienes creen que se trata de algo más que un animal mítico. La criatura, cuyo nombre en idioma indígena significa "defensor de los bosques", también ha sido avistada por cazadores que se aventuran en el Suroeste de Brasil. 


Muchos de estos testimonios llegaron a oídos de David Oren, un ornitólogo de la Universidad de Harvard (EE.UU.) que llegó a la zona en 1977 para estudiar las aves locales. 


Según contó el investigador a La Tercera, para él las historias no eran más que parte del folklore indígena. Hasta que a fines de los, 80, cuando realizaba una de sus investigaciones de campo, escuchó un terrible rugido que hizo huir a casi todos los que lo acompañaban: "Al escucharlo, quieres escapar. Aún hoy, el animal es avistado periódicamente y muchas personas piensan que se han topado cara a cara con el diablo".


Búsqueda incesante 

David Oren reside en Brasil y desde hace 15 años dirige la búsqueda de estos animales, convencido de que son los últimos ejemplares vivos del "perezoso gigante de tierra". Esta especie se habría extinguido hace 10 mil años y sus fósiles han sido hallados desde la Patagonia hasta Estados Unidos, además de estar relacionada con los perezosos que pasan gran parte de su existencia en los árboles. 


El investigador, quien ahora trabaja para el grupo ecológico Conservación de la Naturaleza, explica que las descripciones del mapinguari revelan varios rasgos propios del perezoso gigante. 


Además de tener una estatura de dos metros, el cuerpo cubierto por abundante pelo rojizo y caminar alternativamente en dos o cuatro patas, Oren dice que "la criatura posee una poderosa dentadura y extremidades dotadas de grandes garras, para arrancar las ramas de las que se alimenta".


Su dieta se bararía en ramas y otras plantas. El experto explica que el fuerte hedor del animal -descrito como una mezcla de heces y carne podrida- sería un mecanismo de defensa y, agrega, que sus fuertes aullidos "son similares al grito de un humano, pero con un profundo gruñido al final". 


El ornitólogo ha hallado docenas de huellas, pelos y excrementos cuyo origen no ha podido ser determinado por exámenes biológicos realizados en EE.UU. y Europa. 


Pese a ello, muchos de sus colegas ven esta historia como una fantasía similar a la del Monstruo del Lago Ness o Pie Grande. Sin embargo, Oren -cuyos estudios han aparecido en revistas científicas como Goeldiana Zoológica y Discover- señala que "es necesario que estas historias se conozcan para que cuando un cazador vuelva a dispararle a un mapinguari, los científicos puedan inspeccionar los restos". 


Escepticismo y apoyo Paul Martin, profesor de Geociencias de la Universidad de Arizona (EE.UU.) y experto en la teoría de que los humanos acabaron con criaturas como el perezoso gigante, considera la misión de Oren como casi imposible: "Mi espíritu romántico lo alienta, mientras que la parte científica no le da oportunidad. 


Sin embargo, los humanos simpatizamos con estas grandes criaturas, así que todos sentiríamos la emoción de un descubrimiento como éste". Una opinión más positiva es la de Claudio Padua, doctor en Ecología de la Universidad de Brasilia, quien señala que el Amazonas aún oculta miles de especies desconocidas y que sólo en la última década fueron descubiertas 10 nuevas razas de simios: "El mapinguari sería el hallazgo del siglo. 


Como científico, estoy preparado a aceptar que todo es posible hasta que haya prueba de lo contrario". A diferencia de los pocos perezosos modernos, los ejemplares gigantes pasaban gran parte del tiempo en el suelo, eran herbívoros y para alcanzar las ramas más altas de los árboles podían alzarse en sus piernas traseras.


Se cree que la desaparición de estos animales se debió a la cacería humana o a un brusco cambio climático. Según David Oren, la selva del Amazonas habría sido el escondite perfecto para la criatura: "No se trata de una búsqueda de dinosaurios extintos hace millones de años sino de la posibilidad cierta de hallar un representante muy raro de una fauna que abundaba aquí 10 mil años atrás". 


El experto agrega que "hace sólo 27 años se supo que el pecarí del Chaco aún estaba vivo, mientras que los rinocerontes de Java fueron redescubiertos en Asia y dos nuevas clases de vacunos acaban de ser avistados en Vietnam. En la grandeza del Amazonas, el descubrimiento de un nuevo mamífero no puede ser considerado como improbable".