lunes, 18 de enero de 2016

Leyenda del Conde Estruc ¿el primer vampiro español?





Existe la creencia popular de que el vampirismo, tiene sus orígenes en Transilvania en el siglo XVIII. Generalmente se asocia el nacimiento del vampirismo con Vlad Draculea, conocido también como Vlad el empalador, pero lo cierto es que anteriormente ya existía una vieja leyenda sobre un personaje que presuntamente era vampiro y que ya existía en el condado de Ampurias durante el siglo XII. 


Según este mito, fue el Conde Guifré Estruc o Estruch, un noble señor feudal de la corona catalano-aragonesa, que durante los años 1173 y 1212, protagonizó esta leyenda sobre el vampirismo, situada en el Castillo de Llers, en el Alt Empordà, y que fue pasando de padres a hijos hasta nuestros días.


En plena Reconquista y en las tierras del Pirineo, pertenecientes al Condado de Barcelona, se libraba una batalla contra el paganismo, la herejía y la brujería, muy abundantes en la zona. 


Se temía que los no cristianos se aliaran con los musulmanes del sur. Guifré había sido un guerrero valeroso y destacado en la lucha contra el rey moro de Valencia, y un héroe en la batalla de las Navas de Tolosa. 


Decían que fue un hombre que también destacaba por su caballerosidad y su buen trato con los súbditos que habitaban cerca de su fortaleza. Se casó con una mujer noble pero enviudó pronto. Alfonso II el “Casto”, y su tutor el Obispo de Barcelona Guillermo de Torroja, le encargaron al conde la lucha contra el paganismo en las tierras del Empordà. 


Ya de edad avanzada, Estruch fue destinado a Llers. una pequeña villa cerca de Figueras, donde le fue concedido el Castillo de Llers. Allá llevaría a cabo una doble misión; luchar contra las invasiones occitanas y a su vez contra los cultos paganos.


En el siglo XII aún se vivía apegado a los antiguos cultos iberos paganos, anteriores al Cristianismo, por lo cual éstos eran un potencial aliado de los árabes o, tal vez, de los francos. El conde se distinguió por la persecución de la brujería y el paganismo. 


Estruch tuvo que reprimir esos cultos ancestrales que aún creían en la magia y las ciencias ocultas, origen de la actual creencia en brujas y demás supersticiones, y obligar a los campesinos ampurdaneses a abrazar la fe en Cristo. La vida del noble cambia drásticamente cuando se ve obligado a mandar ajusticiar a un grupo de mujeres acusadas de brujería. Dice la leyenda que antes de morir quemadas, aquellas mujeres maldijeron a Estruch.


Unos cuentan que falleció asesinado, envenenado por un capitán de su ejército. Otros, que su muerte se produjo de manera natural, pero en lo que todos coinciden es en que debido a la maldición, el conde regresó de la tumba convertido en un vampiro de aspecto joven y seductor, sediento de sangre.


Dicen antiguas leyendas que sólo salía de noche para beber la sangre de sus víctimas, gustaba seducir y violar a las mozas casaderas dejándolas embarazadas. 


Al cabo de nueve meses las desafortunadas parían pequeños monstruos que morían no más nacer ya que, según las tradiciones antiguas un vampiro no puede tener hijos. Sus terribles actos se extendieron por toda Catalunya, siendo su fama tan grande que incluso las madres mencionaban a Estruch si sus críos no se portaban bien.


Sobre su final aparecen de nuevo varias interpretaciones, unas establecen como responsable a una anciana religiosa. Ésta acabó con el vampiro en su castillo, clavándole una estaca en el corazón. Otra versión atribuye su muerte a un ermitaño de origen judío que lo hizo descansar en paz con un sortilegio ancestral relacionado con los rituales de la cábala.


En aquellos años, Ricardo Corazón de León, futuro rey de Inglaterra, residía en la misma zona en que se desarrolló la leyenda del conde Estruc ya que fue enviado por su padre Enrique II de Plantagenet para participar en las Guerras del Rosellón, a favor de la corona aragonesa y catalana contra los francos estableciéndose en Perpiñán, a muy escasas leguas de Figueras y de Llers. Tal vez este dato justifique que, tras la Tercera Cruzada acontecida entre 1190 y 1192, el mito pase al Este de Europa. Ricardo de Inglaterra atravesó el Danubio, camino de Tierra Santa, y a su regreso en 1193 fue hecho prisionero por Leopoldo, duque de Austria. El rey inglés estuvo encerrado en el castillo austriaco de Tierenstein, muy cercano a Transilvania, y es a finales del siglo XII que estas leyendas irrumpen en los Cárpatos.


No tenemos ninguna documentación histórica sobre la existencia del conde Estruch, todo procede de la tradición oral. Se cuenta que la documentación que existía se perdió en las ruinas del castillo de Llers, que fue utilizado como polvorín y bombardeado por la Legión Cóndor durante la Guerra Civil.


Es posible que el mito se construyera con datos de varias personas reales, como pasa con otros personajes legendarios. Ahora bien, para que una leyenda cruce la historia durante tantos siglos, algo debió impresionar profundamente a sus protagonistas para que conservaran el relato y lo pasaran de padres a hijos. En Catalunya todavía hoy en día podemos oír las expresiones "tenir malestruc" o "malestrugança". Podríamos traducirlas al castellano como mala suerte, o mal fario.

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