viernes, 4 de marzo de 2016

El misterio de la masacre maya



Un macabro descubrimiento en lo más profundo de la selva guatemalteca podría arrojar una nueva luz sobre uno de los misterios más cautivadores del mundo antiguo: la caída de la civilización maya.


Una fosa común con más de 50 cadáveres, que muestran signos de haber tenido una muerte atroz, ha estado asombrando a los expertos desde su desentierro, pocos meses atrás.

Los cadáveres, sepultados con adornos de realeza, no son víctimas de una "violencia aleatoria", aclaró Arthur A. Demarest, el arqueólogo estadounidense que lleva casi una década trabajando en las excavaciones del lugar.


Según el experto, la mayoría de los enterrados, entre los que se incluyen hombres, mujeres y niños, murieron "con la cabeza hacia atrás y con una gran lanza clavada en el pecho, hasta la columna vertebral".

"Se pueden encontrar prisioneros de guerra decapitados, pero no ejecuciones en masa como ésta", le dijo Demarest a la BBC.


Para el arqueólogo, lo más extraordinario es que los atacantes decidieran abandonar el lugar.

Colapso repentino

La antigua ciudad comercial de Cancuen se enriqueció gracias a su ubicación pues es ahí donde el río Pasión se hace navegable.

Los ganadores en las guerras mayas, explicó Demarest, "normalmente conquistaban un lugar y ponían a alguien en el trono. También levantaban algunos monumentos para jactarse de lo que habían hecho".


Sin embargo, quien quiera que conquistó Cancuen, simplemente se fue.

Como resultado, la ciudad perdió de repente su estatus como puesto clave junto al río Pasión, considerado vital para los mayas.

"Esta ruta comercial muere y nunca renace", indicó el arqueólogo, añadiendo que el colapso de Cancuen presagió el ocaso de otras ciudades a lo largo del río.


Sin embargo, advierte el experto, la caída de Cancuen no debería considerarse el detonante del colapso de la civilización maya.

Pero sí puede tratarse, según Demarest, de un "síntoma" de las fuerzas que acabaron con los mayas.


Las conclusiones de los trabajos del arqueólogo estadounidense, financiados por la revista National Geographic y por la Universidad de Vanderbilt, fueron dadas a conocer la semana pasada y todavía no han pasado por el escrutinio de otros expertos.

Muchos han citado evidencias geológicas para argumentar que la civilización maya murió tras una hambruna causada por una devastadora sequía.


Normalmente conquistaban un lugar y ponían a alguien en el trono. También levantaban algunos monumentos para jactarse de lo que habían hecho
Arthur Demarest, arqueólogo

"Demasiados sospechosos"

"No esperábamos encontrar nada", dijo Demarest, al describir cómo su equipo "se tropezó" con la fosa común durante la excavación rutinaria de un estanque en la base de un palacio.


Ahora, el experto espera que los restos aporten muchas pistas sobre la manera en que vivían los mayas.

Los cadáveres, dice el experto, están extraordinariamente bien conservados. Durante siglos, estuvieron sellados bajo un estanque de barro regado por las aguas de un manantial.


Las joyas preciosas, enterradas respetuosamente junto a los cadáveres, sugieren que las víctimas pertenecían a la "alta nobleza".

Pero continúan los interrogantes a cerca de quién los mató y por qué motivo.


"Es un poco como un misterio de Agatha Christie. Simplemente hay demasiados sospechosos", dijo Demarest, argumentando que la explicación más plausible es que los autores fueran de una tribu de las tierras altas, posiblemente relacionada con Cancuen a través de algún matrimonio.

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