El lugar ha sido escenario de rituales de magia negra, rodajes satánicos y el asesinato de John Lennon. Allí se vende ahora la casa en la que murió Lauren Bacall.
Todavía había coches de caballos en Nueva York cuando se construyó el legendario edificio Dakota, en 1884 en Manhattan. Un gigantesco bloque de apartamentos en la calle 72 con Central Park, plagado de celebridades, historias negras, y alguna que otra leyenda. El lugar a cuyas puertas tirotearon al mismísimo John Lennon en 1980 es fuente de inagotables historias, y cada cierto tiempo asoma a las páginas de los periódicos por alguna noticia que hace detenerse en la historia de tan misterioso edificio.
En él han vivido muchas leyendas del espectáculo, entre ellas el compositor Bob Crewe -autor de aquel 'Can't take my eyes off you'-, la cantante Roberta Flack, la actriz Judy Garland o el director de orquesta Leonard Bernstein. Algunos de sus ilustres inquilinos también han muerto dentro de sus casas, como le ocurrió el pasado agosto a la legendaria actriz Lauren Bacall, que compró la casa en 1961, cuatro años después de la muerte de su marido, Humphrey Bogart. Entre las nueve estancias de sus 370 metros cuadrados pasó medio siglo una de las mujeres más admiradas de Hollywood. En todo ese tiempo, la casa se ha revalorizado significativamente: ella lo adquirió por 48.000 dólares, y ahora sus herederos lo venden por 21 millones de euros, según publica Daily News. Como se puede ver en las fotografías de la vivienda, conserva los detalles originales de la casa, estructuras de madera y antiguas chimeneas en perfecto estado.
A pesar de lo atractivo que pueda parecer alojarse en las mismas habitaciones que lo hizo la diva de Hollywood, no todo es igual de idílico en este edificio. Varios de sus residentes realizaron oscuras prácticas en sus casas, entre ellos Aleister Crowley, uno de los magos negros más famosos del siglo XX, que al parecer hizo allí varios rituales de magia negra. Otro mago, Gerald Brosseau Gardner, desarrolló en el Dakota el inicio de la hechicería Wicca, y el actor que dio vida a Frankestein, Boris Karloff, solía convocar sesiones para invocar a los muertos. Precisamente, Karloff es protagonista de una de las leyendas del lugar, ya que se dice que su espíritu quedó atrapado en el Dakota y algunos de sus vecinos aseguran haberle visto vagar por los pasillos.
La semilla del diablo
No se sabe si fue la imponente fachada renacentista del edificio o la leyenda negra que empezaba a circular sobre él, pero el caso es que el cineasta Roman Polanski decidió escoger el Dakota como escenario para una de sus películas más polémicas, 'Rosemary's baby' (La semilla del diablo). El rodaje se llevó a cabo en 1968 y estuvo gafado desde el principio. Se dice que su protagonista, Mia Farrow, mostraba un aspecto muy desmejorado por las palizas que le propinaba su marido por aquel entonces, Frank Sinatra, y que tuvo una crisis nerviosa durante la grabación. El productor William Castle sufrió un fallo renal grave durante la filmación, y mientras estaba hospitalizado, entre delirios, llegó a gritar: “¡Por el amor de Dios, Rosemary, suelta el cuchillo!”. La película fue el último trabajo para el músico habitual de Polanski, Krystof Komeda, que falleció a causa de un coágulo cerebral.
El propio tema que trataba la película, la práctica del satanisimo entre las personas de la elite estadounidense y el advenimiento de un hijo del diablo, derivó en uno de los sucesos más dramáticos de la historia estadounidense. Durante el rodaje hubo protestas continuas de grupos satánicos que amenazaron a Polanski y trataron de prohibir que se grabase la cinta, entre ellos el mismísimo Charles Manson. No lo consiguieron, pero uno de esos grupos originó poco después una horrible matanza. Al año siguiente, Manson encabezó a una banda llamada 'La familia', que irrumpió en la casa del cineasta y asesinó salvajemente a su esposa, la actriz Sharon Tate, embarazada de 8 meses, y a varios de los invitados de la casa. Entre los posibles móviles que pudieron propiciar aquella matanza, aparecía la polémica película.
Asesinato de Lennon
Pero los sucesos alrededor del Dakota no acaban ahí. El 8 de diciembre de 1980, John Lennon regresaba a casa con su mujer, Yoko Ono, después de grabar en el Record Plant Studio. Se detuvo ante la puerta del imponente edificio y bajó del coche para solicitar que le abriesen las puertas. En aquel momento, un fan desequilibrado llamado Mark David Chapman disparó hasta cinco veces al exBeatle, hiriéndole de muerte. Cuatro de las balas alcanzaron al autor de Imagine, dos de ellas en la espalda y dos en el hombro izquierdo. Al parecer Lennon logró subir cinco peldaños hacia el área de seguridad, dijo "me dispararon" y se desplomó delante de la puerta del Dakota. El músico fue trasladado rápidamente al St. Luke's-Roosevelt Hospital Center, pero allí sólo pudieron certificar su muerte, que pudo ocurrir a los pocos minutos de sufrir los disparos.
El músico murió a las puertas del Dakota, a manos de uno de sus propios seguidores a quien sólo unas horas antes había firmado un autógrafo en el mismo lugar, cuando salía de casa. A pesar de vivir la trágica escena y la dolorosa pérdida de su marido, su esposa Yoko Ono sigue viviendo en la casa que ambos compartían en el mismo edificio, y cruzando una y otra vez la puerta donde el músico dio sus últimos pasos.
Legendario y elitista
Al Dakota también llegó hace poco el actor Alec Baldwin, que debió pasar el estricto casting financiero que realizan los propietarios del edificio. A pesar de lo costoso que es hacerse con una de sus viviendas, para lograrlo no basta con tener el dinero, como bien saben Antonio Banderas y Melanie Griffith. Hace justo diez años, la pareja trató de comprar una de las casas, pero el consejo del Dakota les negó la entrada.
La pareja trató de comprarle la casa al cineasta Albert Maysles, considerado uno de los maestros del cine documental estadounidense. "El consejo de propietarios rechazó a Tony Banderas y Melanie Griffith, la gente más dulce que hayas podido conocer", lamentó entonces Maylses en The New York Times. El director de cine no supo explicar por qué, pero la razón podría esconderse en la denuncia que realizó hace tres años otro de los residentes del Dakota, el inversor de Wall Street Alphonse Fletcher. En 2011 denunció a sus propios vecinos después de que le negasen la posibilidad de comprar un segundo apartamento alegando que no era solvente, aunque demostró tener al menos 80 millones de dólares. Fletcher, hombre de color y miembro durante tres años del consejo del edificio, denunció que el resto de sus compañeros tomaban decisiones racistas, y que cuando se planteó que Banderas fuese propietario bromearon con la idea de que el actor "quería estar en el primer piso para poder tener acceso a su camello desde la ventana".
Según Fletcher, no son los únicos casos de racismo que se han producido entre sus propietarios, ya que a la cantante negra Roberta Flack no le permitieron arreglar su bañera y la obligaban a coger el ascensor de servicio cuando bajaba a pasear a su perro, cosa que no hacían con los inquilinos blancos, que usaban tranquilamente el ascensor principal. Pero a pesar de los extraños capítulos con sus vecinos y todos los sucesos que rodean al edificio, el Dakota sigue siendo uno de los sitios más cotizados y codiciados para vivir en Manhattan.
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